Rusia se prepara para una negociación larga y modera su optimismo

Guerra en Europa

Moscú se alegra del giro de Washington en su actitud con Rusia: “cambio histórico”

MOSCOW (Russian Federation), 13/02/2025.- Russian police patrol in front of the Moscow Kremlin on Red Square in Moscow, Russia, 13 February 2025. Russia has begun preparing a negotiating group to organize a meeting between the presidents of Russia and the United States, Russian presidential press secretary Dmitry Peskov said. The day before, Putin and Trump had a telephone conversation. (Rusia, Estados Unidos, Moscú) EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

Dos agentes de policía patrullando ayer en la plaza Roja de Moscú, frente al Kremlin

MAXIM SHIPENKOV / EFE

La conversación telefónica en la que Donald Trump y Vladímir Putin acordaron el miércoles iniciar el diálogo de paz sobre Ucrania es ya un importante triunfo para Moscú (”Es imposible ponernos de rodillas”, se ufanó ayer el expresidente ruso Dimitri Medvédev). Pero en la capital rusa hay llamamientos para que el optimismo no se desborde. Entre otras cosas porque Trump ya frustró las expectativas tras la cumbre de 2018 en Helsinki y porque prevén un proceso duro y largo.

Analistas y políticos coincidían ayer en que se ha roto el hielo de las relaciones bilaterales. Fue el primer contacto directo de Putin y el presidente de EE.UU. desde que habló brevemente por teléfono con Joe Biden antes de ordenar al Ejército ruso entrar en Ucrania, en febrero de 2022.

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También sonó a música celestial que Trump llamase primero a Putin y, solo después, al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Alexéi Chesnakov, experto del Centro de Coyuntura Política, decía en Telegram que eso destruye la fórmula occidental de “nada sobre Ucrania sin Ucrania”.

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo en la televisión que EE.UU. es el “principal interlocutor” y apuntó vagamente que Ucrania participará en las negociaciones “de una manera u otra”.

El temor de Kyiv, compartido por la Unión Europea, es quedar como convidado de piedra. Y sobre todo con las declaraciones del secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, de que “no es realista” que Ucrania quiera recuperar las fronteras de 2014 y entrar en la OTAN. “Si en 2008 o 2014 el jefe del Pentágono hubiera dicho las mismas palabras sobre Ucrania y la OTAN, la historia habría tomado otro camino completamente diferente”, opinaba en Business FM el politólogo Gueorgui Bovt.

Por todo esto, Moscú puede mantener su posición maximalista. Es decir, reclamar la totalidad de las provincias ucranianas de Luhansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia, cuya anexión reivindicó en otoño de 2022 aunque no las controlara en su totalidad; y que Ucrania no entre en la OTAN. La pertenencia a Rusia de la península de Crimea, anexionada en 2014, siempre ha sido innegociable.

Pero es muy pronto para decir que el diálogo va a ser fácil y rápido para Rusia. Además, el proceso que se inicia solo le satisfará si puede considerarlo una victoria. Según Dimitri Trenin, que dirige el Instituto de Economía y Estrategia Militar en la Escuela Superior de Economía, eso se logrará si se elimina lo que el Kremlin llama causas fundamentales del conflicto. Moscú ha de conseguir que la cercanía de la OTAN no le suponga una amenaza a su seguridad.

Moscú solo estará satisfecho si se cumplen sus aspiraciones máximas

Moscú atemperaba ayer su optimismo con cautela. Las preparaciones para la anunciada cumbre entre Putin y Trump pueden durar meses, opinó Bovt. Peskov anunció que Moscú ha empezado a preparar un grupo negociador para organizar ese encuentro.

Lo que sí ha gustado mucho es la actitud de Donald Trump. Ha corregido uno de los errores de Biden al iniciar un diálogo de respeto mutuo con Putin, y eso puede considerarse un “acontecimiento histórico”, dijo Marat Bashírov, profesor de la Escuela Superior de Economía. El Kremlin está “impresionado” por esta postura, señaló Peskov, y Leonid Slutski, presidente de la Comisión de Exteriores de la Duma, dijo que “se ha roto el bloque antirruso”. Todo esto abre un resquicio para volver al business as usual con Occidente, aunque no sea de la misma manera que antes de febrero de 2022, cuando Putin puso su bota militar en Ucrania.

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