La hermana perdida de Chibok

África

Siete años después del secuestro de 276 alumnas en Nigeria, aparece una de las cien chicas aún en manos de Boko Haram

(From left) Fatima Abdu, 14, Zahra Bukar, 13, Fatima Bukar, 13 and Yagana Mustapha, 15, four schoolgirls of Government Girls Technical College, who escaped from Boko Haram attack, sit at home of schoolmate at Dapchi town in northern Nigerian on February 28, 2018. Nigeria's government on March 1 said it had set up a committee to establish how Boko Haram jihadists managed to kidnap 110 girls from their school in the country's remote northeast. Members of the militant Islamist group stormed the Government Girls Science and Technical College in Dapchi, Yobe state, on February 19, nearly four years after a similar mass abduction in Chibok, Borno state. / AFP PHOTO / AMINU ABUBAKAR

Cuatro de las niñas secuestradas por Boko Haram que escaparon en el 2016

Aminu Abubakar / AFP

Hace dos semanas, Ali Maiyanga recibió la llamada que llevaba siete años esperando. El 28 de enero por la tarde sonó su móvil y, cuando descolgó, al otro lado de la línea oyó la voz de un milagro: a su hija Halima, de 23 años. “Yo solo lloraba, ella solo lloraba”, explicó Ali. Halima llevaba siete años desaparecida después de ser una de las 276 alumnas secuestradas en la escuela de la localidad de Chibok, en el noreste de Nigeria, por la banda yihadista Boko Haram en el 2014. “Soy yo, papá. ¡Soy yo!”, le gritó. Halima estaba entre un centenar de mujeres liberadas por el ejército nigeriano tras unos combates la semana pasada con los extremistas en el bosque de Sambisa, en la frontera con Camerún y uno de los principales escondites de la guerrilla islamista radical. Halima no pudo especificar la localidad donde se encontraba, pero confirmó que estaba en una zona segura, protegida por soldados y dijo que necesitaba ropa, ya que todas las mujeres habían huido sin nada.

En realidad, para Ali, aquella llamada era un segundo milagro. En el secuestro masivo de Chibok los barbudos también se llevaron a otra de sus hijas, Maryam, y el hombre, con el paso de las semanas, pensó que no volvería a ver jamás a sus dos niñas. Se equivocó por dos veces. En el 2016, ocurrió el primer imposible: Maryam escapó de las garras de los yihadistas. La encontraron con un bebé de 10 meses en brazos, nacido en cautividad. El padre de la criatura, un yihadista, ayudó a su esposa a escapar porque, narró Maryam, no quería que su hijo creciera en el bosque y en un ambiente de violencia. El hombre fue detenido por las autoridades nigerianas y se encuentra en paradero desconocido.

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Ahora, más de cuatro años después de la milagrosa huida de su hermana, Halima también volverá a casa. “No pudimos hablar mucho —explicó Ali— estaba rodeado por mucha gente y el lugar era ruidoso, pero todo el mundo empezó a saltar y gritar cuando lo dije”. Aunque el jefe del ejército nigeriano desmintió la noticia a principios de esta semana y negó que hubiera alguna niña de Chibok entre las mujeres liberadas, Jeff Okoroafor, portavoz de la asociación Bring Back Our Girls (Devolvednos a nuestras chicas), confirmó a este diario que Halima sí está en el grupo. “No es una ‘fake news’. Puedo confirmar que varias chicas escaparon de Boko Haram y una de ellas es una de las alumnas de Chibok. Es Halima y ha hablado con sus padres”. Desde el inicio de la insurgencia en el 2009, la banda fundamentalista, cuyo nombre en lengua hausa significa la educación occidental es pecado, ha provocado decenas de miles de muertes, 2,5 millones de desplazados y ha secuestrado a decenas de miles de mujeres, hombres y niños en el noreste nigeriano. El secuestro masivo de Chibok, que despertó una ola de indignación internacional en la que famosos y políticos de todo el mundo pidieron la liberación de las niñas, puso en el escaparate global a los yihadistas nigerianos, que han continuado desde entonces su deriva violenta y de secuestros masivos y actúan también en territorio chadiano, camerunés y nigerino. A Okoroafor no le sorprende el falso desmentido militar. “Es habitual que en este tipo de cuestiones de seguridad y relacionadas con Boko Haram, especialmente si tienen que ver con el secuestro de Chibok, una cuestión delicada políticamente, el gobierno intente confundir o cubra de secretismo lo ocurrido, es una práctica común desde hace años”.

Halima fue secuestrada junto a su hermana Maryam, quien ya había escapado en el 2016

Alrededor de la mitad de las 276 niñas de Chibok han sido liberadas o han escapado de Boko Haram, pero según la asociación de padres de Chibok todavía 111 de las chicas siguen desaparecidas. Además de más de medio centenar que han conseguido escapar, la mayoría la primera noche cuando saltaron de los camiones en los que se las llevaban, entre los años 2016 y 2017 un total de 107 niñas de Chibok fueron liberadas después del pago de un rescate por parte del gobierno nigeriano y a cambio de la liberación de varios guerrilleros yihadistas encarcelados.

De entre las que siguen retenidas, no todas regresarán.

Según el relato de varias chicas liberadas, algunas de sus compañeras han muerto por enfermedad, al dar a luz o durante bombardeos aéreos del ejército de Nigeria en su lucha con Boko Haram. Otras han aparecido en vídeos de la banda en las que aseguran querer quedarse con sus secuestradores y abrazar la ideología extremista. Aunque según entrevistas de este diario con rehenes que coincidieron con las chicas, estas recibían un trato un poco mejor como mejor comida y tenían el papel de esposas de guerrilleros, el resto de chicas secuestradas por la banda eran adoctrinadas en una visión muy radical del Islam y drogadas y enviadas con cinturones bomba a hacerse explotar en mercados, mezquitas o frente a bases militares.

Alrededor de la mitad de las 276 niñas han sido liberadas o han huido de Boko Haram

Maryam, actualmente de 24 años, explicó que las dos hermanas estuvieron juntas buena parte del cautiverio y que poco después del secuestro, cuando ellas tenían 16 y 17 años, fueron obligadas a casarse con yihadistas. Aunque las separaron para ir a vivir con sus maridos, las dos chicas continuaron viéndose con regularidad, especialmente cuando Halima perdió a un bebé durante el parto. “Siempre creí que volvería a ver a mi hermana algún día —dijo a Reuters— Cuando oí la noticia, me puse a saltar, estaba muy feliz. Me muero de ganas de volverla a ver otra vez”. Aunque no ha trascendido cuándo podrá darse el reencuentro, cuando ocurra será el abrazo de un milagro. El abrazo de las dos hermanas libres de Chibok.

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