¿Por qué fracasó la ‘Blitzkrieg’ en África?
Segunda Guerra Mundial
La aplicación de la eficaz Blitzkrieg, el ataque relámpago alemán, falló por completo en el caso del norte de África. Estos son los motivos
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A principios de febrero de 1941, la situación de los italianos en el norte de África era insostenible. Habían abandonado Cirenaica en manos británicas y estaban a punto de perder Tripolitania, es decir, caían las dos grandes regiones que conformaban la Libia italiana. El panorama era tan dramático que Mussolini reconsideró el ofrecimiento de ayuda de Hitler, rechazado en otras ocasiones.
El líder alemán pretendía apuntalar el territorio que aún conservaba Italia, pero de ningún modo pasar a la ofensiva. De ahí que la ayuda prometida consistiera, en principio, en un par de divisiones y algunas unidades menores, con el sostén de una eficaz fuerza aérea. El mando de esta fuerza, que sería conocida como Deutsches Afrika Korps (DAK), recayó en el general Erwin Rommel, quien se había ganado una justa fama en la victoriosa campaña de Francia.
El 12 de febrero, Rommel aterrizaba en el aeródromo Castel Benito, y dos días después desembarcaban en Trípoli sus primeras fuerzas. Pero el militar suabo no era un hombre dado a permanecer pasivo. Sentía una profunda inclinación por el ataque, así que, en contra de las órdenes recibidas, lanzó a sus hombres a la ofensiva. Con la calidad de estos, su audaz estilo de mando y el agotamiento de los británicos, no solo expulsó al enemigo de Tripolitania, sino que siguió más allá.
Como él mismo comentaría más adelante, en el nuevo marco geográfico se hallaba en su elemento: “Allí se enfrentaron entre sí formaciones totalmente motorizadas; un desierto liso, libre de todo obstáculo, les ofrecía posibilidades de utilización insospechadas hasta entonces. Solo allí podían ser aplicados totalmente los principios de una guerra motorizada tal como había sido enseñada antes de 1939, y lo que es más importante aún, allí existía la posibilidad de desarrollar más todavía esos principios”.
En efecto, en el norte africano Rommel cosechó memorables victorias. Pero, en contra de las apariencias iniciales, las fuerzas de la Commonwealth que defendían aquella parte del Imperio británico resultaron un hueso duro de roer. En los dos años siguientes, los avances y retrocesos de las fuerzas contendientes se repetirían. Es cierto que los tanques del Eje llegaron a penetrar en territorio egipcio, pero en la conocida como segunda batalla de El Alamein (octubre- noviembre de 1942) recibieron un correctivo del que ya no se repusieron, hasta ser definitivamente expulsados del norte de África unos meses después.
¿Qué había sucedido? Se aducen varios factores para explicar la inesperada derrota de las fuerzas del Eje, y seguramente nos dejamos alguno en lo que exponemos a continuación. Pero todos los motivos principales pueden resumirse en uno solo: falta de medios.
Un frente de segunda
Durante toda la campaña, tanto Hitler como el Alto Mando del Ejército alemán (OKH) tuvieron los ojos puestos en la campaña soviética. A ella iba dirigido el grueso del material y de los reemplazos. Lo demuestra el hecho de que el Afrika Korps fuese considerado una fuerza de contención.
Esta opinión no era compartida por Roma, que vertió ingentes cantidades de hombres en el escenario, pero sus anticuados y poco eficaces medios les hicieron ir siempre a remolque de sus aliados. Por el contrario, los británicos consideraban el norte de África un frente principal, que protegía sus fuentes petrolíferas, y actuaron en consecuencia.
Ni hombres ni material
En el campo de batalla, salvo en contadas ocasiones, las fuerzas del Eje se hallaron en inferioridad numérica, muy en especial por lo que respecta a los vehículos. Solo la gran capacidad de los equipos de recuperación alemanes lograba un equilibrio temporal, al poner a punto los vehículos capturados al enemigo. Incluso el principal puesto de mando móvil de Erwin Rommel era inglés.
Los británicos, por el contrario, contaron durante casi toda la campaña con una reserva estratégica en Egipto (en algún momento llegó a contar con cerca del 50% de los tanques que tenían en el frente). Los italo-germanos pusieron siempre toda la carne en el asador, y solo contaban como reserva con los medios recién llegados por mar y los que se estaban reparando.
Sin suministros
Tras la batalla del cabo Matapán (Grecia, 27-29 de marzo de 1941), el dominio del Mediterráneo pasó a manos de la Royal Navy, lo que limitó al máximo la capacidad de la Regia Marina de enviar suministros a las fuerzas del Eje en el norte de África. En algún momento se llegó a perder entre el 60 y el 70% de los transportes enviados. A ello contribuyeron decisivamente los barcos y aviones británicos estacionados en la isla de Malta, un portaaviones insumergible a medio camino entre Sicilia y Trípoli.
Malta fue intensamente bombardeada por los italo-germanos y existía un plan de invasión (Operación Hércules), pero nunca se llevó a cabo. Por otra parte, cuando los suministros llegaban a los puertos italianos de Libia, debían recorrer cientos de kilómetros hasta el frente por una única carretera que bordeaba la costa (vía Balbia), bajo el ataque permanente de una RAF que controló los cielos durante casi toda la campaña. En más de una ocasión, los tanques germanos tuvieron que detenerse por falta de gasolina.
Sin visión estratégica
Rommel era un gran táctico, con un liderazgo directo que sabía sacar partido de cada situación y una gran capacidad para la colaboración interarmas. Pero esta misma forma de actuar limitaba su visión estratégica, porque se marcaba unos objetivos para los que, con demasiada frecuencia, carecía de recursos. Cuando algún subordinado se quejaba de la falta de medios, solía responder: “Ya se los quitaremos a los ingleses”.
Ya en abril de 1941, el jefe del Estado Mayor del OKH se quejaba al respecto: “Rommel ha provocado una situación para la que nuestra capacidad de abastecimiento es insuficiente”. Los italo-germanos fueron derrotados en la campaña de Túnez, que se prolongó entre noviembre de 1942 y mayo del año siguiente. Más de doscientos mil hombres, incluida buena parte del Afrika Korps, cayeron prisioneros. Era el fin de las potencias del Eje en el norte de África.
Este artículo se publicó en el número 598 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.