Václav Havel, la conciencia de la disidencia
Grandes discursos del siglo XX
Víctima del proceso de ‘normalización’ política por su apoyo a la Primavera de Praga, el intelectual checo articuló la Revolución de Terciopelo que devolvió la democracia a Checoslovaquia
EL CONTEXTO
Si de Lech Walesa se puede decir que representó la tenacidad en la oposición al régimen socialista polaco y, por ende, a las directrices soviéticas; de Václav Havel bien se puede decir que personifica tanto esa tenacidad como la conciencia de una generación de disidentes que desde dentro y fuera del régimen nunca dejaron de creer en la recuperación de las libertades.
Reconocido autor dramático cuando estalló la Primavera de Praga en 1968 , Havel fue uno de los firmantes del Manifiesto de las dos mil palabras en el que un puñado de intelectuales pedían libertad de expresión, elecciones libres y eliminación de cualquier tipo de censura, en la línea de las medidas que impulsaba el propio secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia, Alexander Dubček, en su “construcción de un socialismo de rostro humano”.
Los tanques del Pacto de Varsovia acabaron con esas aspiraciones y Havel inició lo que iba a ser un constante tránsito por las prisiones de su país tras su fallida respuesta al proceso de normalización política que emprendió el Gobierno. Su intensa actividad desde la disidencia y su negativa a salir del país lo convirtieron en un referente en todo el bloque del Este. Un papel que se visualizó especialmente tras la publicación de la Carta 77 , también firmada por numerosos intelectuales checoslovacos, que en 1977 exigía a su Gobierno el respeto a sus propias leyes y a los tratados sobre derechos humanos suscritos por el país.
Más de una década después, en 1989, las reformas políticas en la Unión Soviética de Mijaíl Gorbachov y, especialmente, la caída del muro de Berlín pusieron al régimen checoslovaco ante una realidad que pronto se rechazó a aceptar. Recién salido de la cárcel, Havel lideró el Foro Cívico, que con su correlato eslovaco Partido contra la Violencia articuló las protestas que se conocieron como la Revolución de Terciopelo y que en apenas dos semanas de noviembre hicieron claudicar al régimen.
Recién salido de la cárcel, Havel lideró el Foro Cívico, que articulo las protestas que en apenas dos semanas hicieron claudicar al régimen
La resolución, amparada por la ley y con la aceptación del Partido Comunista, pasó por la fórmula de que Vaclav Havel fuese votado como presidente por la Asamblea checoslovaca y Alexander Dubček como presidente de esta cámara con el único objetivo de convocar elecciones. Así fue, y Havel fue elegido presidente de la República el 29 de diciembre de ese año y asumió el cargo en una breve ceremonia que se celebró en el Salón de Vladislao del Castillo de Praga.
Su primera alocución al pueblo checoslovaco se produjo, paradójicamente, en el televisado discurso presidencial de Año Nuevo. Es el que reproducimos, extractado. Del vídeo original (también adjunto) sólo se conservan algunas partes, al parecer los descartes de su edición, aunque no el núcleo central.
Un día después, Havel inició una visita oficial a la aún República Democrática Alemana y a la República Federal Alemana instando a su unión y proclamando una gran “casa europea” y en febrero de 1990 se convertía en el primer presidente de uno de los países del bloque del Este en proceso de recuperar la democracia que se dirigía al Congreso de Estados Unidos.
Así informó y editorializó La Vanguardia sobre la elección presidencial de Havel (1), (2) (y 3)
EL DISCURSO
“Vivimos en un entorno moral contaminado. Nuestra moral enfermó porque nos habíamos acostumbrado a expresar algo diferente de lo que pensábamos. Aprendimos a no creer en nada, a hacer caso omiso de los demás, a preocuparnos sólo por nosotros mismos. Conceptos como amor, amistad, compasión, humildad o perdón perdieron su profundidad y sus dimensiones, y para muchos de nosotros pasaron a representar tan sólo singularidades psicológicas. Nos parecían recuerdos extraviados de una época ancestral, algo ridículos en la era de los ordenadores y las naves espaciales.
”Sólo unos pocos fuimos capaces de alzar nuestras voces para gritar que los poderes nunca deberían haber sido todopoderosos; que las granjas especiales, que producen alimentos ecológicamente puros y de la mejor calidad sólo para esos poderes, deberían haber enviado sus productos a escuelas, hogares infantiles y hospitales, ya que nuestra agricultura era incapaz de ofrecérselos a todo el mundo.
”El régimen anterior –armado con su ideología arrogante e intolerante– redujo el hombre a una fuerza productiva y la naturaleza a una herramienta de producción. Al hacerlo, atacó tanto a la esencia misma de ambos como a la relación que los une. Redujo personas autónomas y de gran talento, que trabajaban con destreza en su propio país, a tuercas y tornillos de una maquinaria monstruosamente enorme, ruidosa y pestilente, cuyo significado real nadie comprende. Ésta no puede más que desgastarse lenta pero inexorablemente, tanto a sí misma como a todos sus tornillos y sus tuercas.
Todos nos habíamos acostumbrado al sistema totalitario , lo habíamos aceptado como un hecho inalterable y, por tanto, contribuíamos a perpetuarlo”
”Cuando hablo de un entorno moral contaminado, no hablo sólo de esos caballeros que comen verduras orgánicas y no miran al exterior desde su ventana. Hablo de todos nosotros. Todos nos habíamos acostumbrado al sistema totalitario, lo habíamos aceptado como un hecho inalterable y, por tanto, contribuíamos a perpetuarlo. Dicho de otro modo, todos nosotros –si bien, naturalmente, en diferente grado– somos responsables del funcionamiento de la maquinaria totalitaria; nadie es sólo su víctima, todos somos partícipes también de su creación.
”¿Por qué digo todo esto? Sería muy poco razonable entender el triste legado de los últimos cuarenta años como algo ajeno a nosotros, algo que nos ha dejado en herencia un pariente lejano. Por el contrario, debemos aceptar este legado como un pecado que cometimos contra nosotros mismos. Al aceptarlo como tal, comprenderemos que es responsabilidad nuestra, y de nadie más, hacer algo al respecto. No podemos culpar de todo a los gobernantes anteriores, no sólo porque sería falso, sino también porque podría adormecerse el deber al que cada uno de nosotros se enfrenta hoy, es decir, la obligación de actuar con independencia, con libertad, de forma razonable y rápida.
”No nos equivoquemos: el mejor gobierno del mundo, el mejor parlamento y el mejor presidente no pueden lograr mucho por sí solos. Sería igual de erróneo esperar un remedio general que tan sólo procediera de ellos. La libertad y la democracia implican la participación y, por tanto, la responsabilidad de todos nosotros.
El mejor gobierno del mundono puede lograr mucho por sí solo. La libertad y la democracia implican la participación y, por tanto, la responsabilidad de todos”
”Si somos conscientes de ello, todos los horrores que ha heredado la nueva democracia checoslovaca dejarán de parecernos tan terribles. Si somos conscientes de esto, en nuestro corazón renacerá la esperanza.
”Al realizar el esfuerzo necesario para enderezar los asuntos de interés común, tenemos algo en lo que apoyarnos. Estos últimos tiempos –y, en especial, las últimas seis semanas de nuestra pacífica revolución– han desvelado el enorme potencial espiritual, moral y humano, así como la cultura cívica, que estaban dormidos en nuestra sociedad bajo la máscara impuesta de la apatía. Cada vez que alguien declaraba categóricamente que éramos esto o lo otro, yo siempre objetaba que la sociedad es una criatura muy misteriosa y que no es sabio confiar tan sólo en la cara que te presenta. Me alegra ver que no me equivocaba.
”En todo el mundo, la gente se pregunta dónde encontraron los ciudadanos de Checoslovaquia, dóciles, humillados, escépticos y cínicos en apariencia, esa fuerza maravillosa para deshacerse de la carga del yugo autoritario en pocas semanas y de una forma pacífica y decente. Preguntémonos de dónde sacó la gente joven, que nunca había conocido otro sistema, el deseo de alcanzar la verdad, el amor por el pensamiento libre, sus ideas políticas, su valor cívico y su prudencia cívica. ¿Cómo fue que sus padres –esa generación que se consideraba perdida– se unieron a ellos? ¿Cómo es posible que tantísima gente supiera de forma inmediata qué hacer, y que ninguno de ellos necesitara consejos ni órdenes?
La política debería ser la expresión del deseo de contribuir a la felicidad de la comunidad en lugar de la necesidad de engañarla o expoliarla”
”Masaryk [fundador de Checoslovaquia] basó su política en la moralidad. Intentemos, en una nueva época y de una forma nueva, restaurar ese concepto de política. Enseñémonos, y enseñemos a los demás, que la política debería ser la expresión del deseo de contribuir a la felicidad de la comunidad en lugar de la necesidad de engañarla o expoliarla. Enseñémonos, y enseñemos a los demás, que la política no sólo puede ser el arte de lo posible, en especial si eso implica el arte de la especulación, el cálculo, la intriga, los tratos secretos y las maniobras pragmáticas, sino incluso también el arte de lo imposible, el arte de mejorarnos a nosotros y mejorar el mundo.
”Tenemos por delante unas elecciones libres y una campaña electoral. No permitamos que esta lucha mancille el rostro hasta la fecha limpio de nuestra apacible revolución. No permitamos que las simpatías del mundo, que tan deprisa nos hemos ganado, se pierdan con la misma rapidez enredándonos en la jungla de las escaramuzas por el poder. No permitamos que el deseo de servir a uno mismo prospere de nuevo bajo la bella máscara del deseo de servir al bien común.
”Lo que ahora importa de verdad no es qué partido, qué club o qué grupo prevalecerá en las elecciones. Lo importante es que los ganadores sean los mejores de entre nosotros, en el sentido moral, cívico, político y profesional, sea cual sea su afiliación política. Las políticas y el prestigio futuros de nuestro Estado dependerán de las personalidades que seleccionemos y elijamos después para nuestros organismos representativos.
Sueño con una república independiente , libre y democrática , una república económicamente próspera y, no obstante, socialmente justa . Una república humana que sirva al individuo”
”En conclusión, me gustaría decir que quiero ser un presidente que hable menos y trabaje más. Ser un presidente que no sólo mire al exterior desde la ventanilla de su avión, sino que, en primer lugar y ante todo, esté siempre presente entre sus conciudadanos y los escuche con atención.
”Puede que os preguntéis con qué tipo de república sueño. Dejad que os responda: sueño con una república independiente, libre y democrática, una república económicamente próspera y, no obstante, socialmente justa. En pocas palabras,una república humana que sirva al individuo y que, por tanto, albergue la esperanza de que el individuo la sirva a ella a su vez. Una república de personas enteras, porque sin ellas es imposible solucionar ninguno de nuestros problemas, ya sean humanos, económicos, medioambientales, sociales o políticos.
”El más distinguido de mis antecesores comenzó su primer discurso con una cita del gran pedagogo checo Comenio. Permitidme concluir mi primer discurso con mi propia paráfrasis de la misma afirmación: ¡Pueblo, habéis recuperado vuestro gobierno!”
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