Verdades y mentiras de la supuesta maldición a Isabel Pantoja
No fue Lola Flores
Superada la trágica muerte de su marido, desde el 12 de mayo de 2007 todo ha ido a peor: esa noche, durante un concierto en Valladolid, sucedió algo aterrador
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Nada puede irle peor a Isabel Pantoja. No es necesario retrotraerse a aquel infausto 26 de septiembre de 1984 en que Paquirri caía en Pozoblanco víctima del toro Avispado. Tras la muerte de su gran amor, Isabel rehízo su vida rodeándose de tan buenas amistades como Encarna Sánchez, María del Monte, Diego Gómez y Julián Muñoz.
Fue durante su relación con el exalcalde de Marbella cuando la suerte cambió para ella drásticamente. La noche del 12 de mayo de 2007 su línea de vida comenzó a doblarse hacia el desastre en que hoy se sumerge: se trata de una causa improbable pero que fue registrada por un periodista.
El origen del mito
Si alguien maldijo a Isabel Pantoja no fue Lola Flores, como se ha pretendido alguna vez. La leyenda nace la noche del debut de Lolita en la sala Florida Park de Madrid
En primer lugar, conviene recordar que las maldiciones funcionan –dicen– si uno creen en ellas, y en segundo, aclarar que si alguien maldijo a Isabel Pantoja no fue Lola Flores, como se ha pretendido alguna vez. Esa leyenda nace la noche del debut de Lolita en la sala Florida Park de Madrid. Ocurrió a principios de los 80. Isabel Pantoja, entonces figura emergente, acudió como una más en el público. Pero no lo era.
No podía serlo. Pantoja estrenaba relación –pública, notoria, sabrosamente mediática– con el diestro más codiciado del momento: Francisco Rivera ‘Paquirri’. Todos los ojos de la sala de fiestas devoraban su presencia. Lolita, que durante un breve lapso de tiempo fue abrazada virilmente por Rivera, caía relegada a un margen en la crónica social. Esa noche, en el Madrid cañí de toreros y folklóricas, ni María Callas hubiera hecho sombra a Isabel Pantoja.
Todo comenzó a ir mal en 2007
Pero Isabel no solo ha sido desgraciada en el amor, como parece que le deseó Lola, sino que cumplió pena de prisión, se ha ido quedando sin amigos, su carácter sigue agriándose y su carrera musical está completamente varada
El encuentro entre la tonadillera y la Faraona, que allí se hallaba para arropar a su hija, fue tan breve como explosivo. Lola Flores embistió con todo su poderío y, señalando a la advenediza, aquella que se cruzó en el camino de su hija, le lanzó una imprecación que nadie recuerda literalmente pero que testigos presenciales –así nos lo han relatado– vienen a resumir en el deseo de que jamás pudiese disfrutar de la felicidad junto a un hombre. Y así ha sucedido.
El rumor de la maldición comenzó a correr porque voces autorizadas lo propagaron. Así le llegó a Hilario López Millán, uno de los más grandes cronistas, si no el mayor, que haya habido en España: “Aunque se habló del asunto en las revistas de la época, yo conocí la historia por la bailaora Maruja Garrido, dueña de Los Tarantos de Barcelona. ‘Se está cumpliendo toda la maldición que le hizo Lola’, me dijo. Pero eran otros tiempos y el ‘ojalá te quedes cojo’ se decía más que ahora. Tiempo después, tanto ella como Lolita se reconciliaron con Isabel. Volviendo a la supuesta maldición, los gitanos se ríen de las maldiciones y de la buenaventura”.
Esa historia es una aberración empezando porque Lola Flores no echaba maldiciones. Porque no era gitana, sino cuarterona, y porque era demasiado artista para eso. Pantoja está en la cárcel por lo que ha hecho”
Seguramente, un enfado de Lola Flores señalando con el dedo fue tomado por lo que no era. Así lo recuerda Carlos Ferrando, entonces columnista de Diario 16 y que esa noche estaba allí: “No fue una maldición, simplemente se cabreó y le dijo de todo porque su hija era infeliz. Años después, me hice amigo de Lola y lo recordamos. “¿Te acuerdas de aquella noche con Pantoja y Paquirri y la historia de la maldición gitana?” y ahí fue cuando me enteré, por ella misma, de que no era gitana”.
Finalmente, lo desmintió con rotundidad su hermana, Carmen Flores, cuando la tonadillera ingresó en la cárcel de Alcalá de Guadaíra: “Esa historia es una aberración empezando porque Lola Flores no echaba maldiciones. Porque no era gitana, sino cuarterona, y porque era demasiado artista para eso. Pantoja está en la cárcel por lo que ha hecho”.
El principio del fin
Isabel Pantoja fue detenida el 2 de mayo de 2007 en el marco de la Operación Malaya, por cuya pieza separada Caso Blanqueo, sería imputada, procesada y condenada
Pero Isabel no solo ha sido desgraciada en el amor, como parece que le deseó Lola, sino que cumplió pena de prisión, se ha ido quedando sin amigos por su propio modo de ser, su carácter sigue agriándose a medida que caen las hojas del calendario y su carrera musical está completamente varada. Por no salirle bien, ni siquiera aquel biopic autorizado –de la productora mexicana BTF Media– tiene fecha de estreno. La última puñalada del destino, como sabemos, es que su adorado hijo, Kiko Rivera, se ha convertido en su más doloroso enemigo.
Llegamos a la maldición
La tonadillera fue maldecida, asegura el libro del periodista y escritor Fernando Gracia que recoge una aterradora escena que vivió, así lo asegura, en primera persona
¿Pesa una maldición sobre Isabel Pantoja? Así lo asegura el libro del periodista y escritor Fernando Gracia que recoge una aterradora escena que vivió, así lo asegura, en primera persona. Hagamos memoria: Isabel Pantoja fue detenida el 2 de mayo de 2007 en el marco de la Operación Malaya, por cuya pieza separada Caso Blanqueo, sería imputada, procesada y condenada. El 12 de mayo de ese 2007 daba en Valladolid su primer concierto tras haber pasado su primera noche en comisaría. Fernando Gracia estaba allí.
El escritor cuenta en La Pantoja o La maldición gitana que vio a un grupo de once gitanas viejas, negra pañoleta y negro atuendo, que habrían viajado desde Andalucía y pronunciaban la terrible imprecación Olajai Callí mientras pisaban una manta de hojas de laurel. Afirma Gracia que lo que aquella noche oyó y llegó a grabar, renovaba un conjuro anterior.
Lo cierto es que la maldición es escalofriante: “Mal fin tenga tu cuerpo, permita Dios que te veas en las manos del verdugo y arrastrado como las culebras, que te mueras de hambre, que los perros te coman…” Así comienza y va in crescendo de modo tan grotesco que preferimos ahorrarles pesadillas.