“Hay que estar muy segura de una misma para llamarse Palito Dominguín”
Licenciada en Bellas Artes
La hermana pequeña de Bimba Bosé cambia Inglaterra por Barcelona para abrirse paso como modelo y nos explica qué espacio ocupa ella en su compleja saga familiar
Lucía lleva aquí tres meses y no ha visto arder contenedores. Como en Inglaterra y antes de viajar allí, en Extremadura, le gustan poco las grandes urbes y prefiere el campo. Dado que escogió la ciudad de Gaudí para instalarse y abrirse camino en el mundo de la moda, vive casi en las afueras, alejada del bullicio. Y cuando sale a pasear o correr por una zona verde, sigue mirando al suelo por si atisba un palo que sea de su gusto. Eso hacía de pequeña, recoger palitos del suelo y así decidió que la llamasen. Palito. El apellido, el de su madre.
Hija de Lucía Dominguín y el actor Carlos Tristancho, Lucía ‘Palito’ Dominguín (Badajoz, 1996) es hermana de Jara, medio hermana de Olfo y la recordada Bimba Bosé, prima de Nicolás Coronado, sobrina de Miguel Bosé y Paola Dominguín y nieta del diestro Luis Miguel Dominguín y la actriz Lucía Bosé. Si echamos un vistazo colateral, emparenta con Carmen Ordóñez y los hermanos Cayetano y Francisco Rivera. Y con un árbol genealógico de tan conocidas ramas, su apellido no le pesa, endiosa ni sorbe el entendimiento.
Palito ha desfilado para Francis Montesinos, Ángel Schlesser, Agatha Ruiz de la Prada y Dolores Cortés, entre otros. A sus 23 años, licenciada en Bellas Artes, ha decidido que la moda es su camino. Quiere acumular los recursos suficientes para retirarse en el campo junto a Harry, su novio inglés, gallinas, quizá ovejas y enseñar a sus futuros hijos –asunto que ahora mismo ni se plantea– lo divertido que es recoger palitos.
Cuando en el colegio me llamaban Lucía, no contestaba. ¡Llegaron a pensar si no tendría un problema de oído!”
Palito sale muy contenta de ver la comedia musical El jovencito Frankenstein, con Víctor Ullate y Marta Ribera, (hasta el próximo 10 de noviembre en el teatro Tívoli de Barcelona) y se anima a explicarnos qué espacio ocupa ella en su compleja saga familiar.
Hay que estar muy segura de una misma para hacerse llamar “Palito”. ¿Lo estás?
(Risas) Sí, sí, estoy segura de mí misma porque me han llamado así siempre, desde pequeña. De hecho, nunca me han llamado Lucía. Cuando en el colegio me llamaban Lucía, no contestaba. ¡Llegaron a pensar si no tendría un problema de oído! Superé un poco de bullying, aunque fue muy poco; decidí que, a quien no le gustase Palito, allá él.
Parece que cuando alguien pertenece a una saga como la tuya, con tantos nombres relevantes relacionados con las artes, está obligada a seguir ese camino. Tú fuiste a Inglaterra a estudiar Bellas Artes, en Bournemouth. ¿Fue una decisión autónoma?
Sí, quería aprender inglés y estudiar Arte, que es lo que más me ha gustado desde siempre, cuyas ramas son amplísimas. Yo se lo pedí a mi madre y siempre me apoyaron. Terminé la secundaria en España, en un internado de Villafranca de los Barros (Badajoz), y en Brighton, Inglaterra, estuve en otro dos años más para el Bachillerato, donde me especialicé en Arte, Música y Fotografía. Me encantan los internados.
¿Perdón?
Me parece una magnífica manera de comenzar a ser independiente. Yo lo soy mucho. Si tuviese hijos, los enviaría a un internado: les das alas a los niños pero también les crea seguridad. En realidad es una ilusión de estar solo; no tienes a tus padres controlándote todo el día y en cambio sí estás bajo un cierto control. Y conozco los dos lados, porque he sido alumna pero también he trabajado como institutriz.
Vayamos a la moda. Has desfilado para Ángel Schlesser y Francis Montesinos y próximamente te veremos en la 080 Barcelona Fashion. ¿Por qué la moda y no la pintura?
Porque soy multifacética y me gusta probar de todo. Tengo 23 años y la moda, que creo que no se me da mal, me ofrece los recursos que ahora necesito. Me tratan muy bien y me lo paso genial. Hace unos días estuve en Moda Cálida, en Canarias, y desfilé para Dolores Cortés, Agatha Ruiz de la Prada, All that she loves… Creo que hice como 15 desfiles.
Pudiendo escoger cualquier ciudad a tu regreso, te decidiste por Barcelona. ¿Necesitas cerca el mar, el modernismo, el gótico…?
Nunca he vivido en una ciudad, me crié en el campo y cuando fui a Inglaterra viví en lugares pequeños y a las afueras. Y sí, cerca del mar. Preferí Barcelona en lugar de Madrid para hacer la prueba, ya que no es tan grande.
¿Cuál es la mayor diferencia que notas del barcelonés medio al inglés medio?
Si te digo la verdad no he tenido mucha oportunidad porque soy un poco… ¿antisocial? (risas). Vivo con mi novio, Harry, y hacemos cosas en pareja. No soy de fiestas, prefiero ir a galerías de arte, al parque, y no he notado nada drástico. El clima mucho mejor, desde luego.
Llegas y te encuentras la Barcelona más revuelta de las últimas décadas. ¿Te preguntan tus amigos de Inglaterra si estás bien?
¡Continuamente! Pero no me he visto afectada, ya que soy de poco salir por el centro y vivo al norte de la ciudad, hacia Horta.
¿En vuestra familia, que sois muchos y diversos, diferenciáis quiénes son más Bosé y quiénes más Dominguín?
A lo mejor físicamente puedes tener más parecido a un lado o a otro pero ambas sagas tienen mucho peso y rasgos marcados. Creo que hay mucha mezcla. Si me preguntas entre Tristancho y Dominguín Bosé, que son mi padre y mi madre, lo tengo más claro.
Dime entonces qué has heredado de cada uno de ellos.
Un tatuaje en mi brazo lo explica todo. Me lo hice con 17 años y son tres palabras: creatividad, confianza y avance y es la letra de mi madre, mi padre y mi hermana, Jara. La creatividad por mi madre, la confianza en mí misma que me inspira mi hermana y avanzar en la vida, por mi padre.
Tu hermana emprendió un negocio de calzado, con diseño propio, y lo dejó por una empresa de catering. ¿Cómo le va?
Pues muy bien. Trabaja en México. A ella siempre le gustó la cocina pero hizo como yo con la moda, probar. Si hubiese sido su pasión, se habría quedado con los zapatos, pero lo que le apasiona más es la gastronomía, heredado de mi padre.
De ansiar la libertad de expresión, corremos el riesgo de caer en la dictadura de lo correcto. El que abre la boca, se arriesga a que le caiga de todo”
Estás dando ya sólidos pasos en el mundo de la moda. En esta u otra disciplina que acometas, ¿te sientes obligada a ser alguien, a no decepcionar a tu familia?
No. Radicalmente. Cada persona es distinta y nunca me he sentido presionada por mis padres, hermanas u otra persona. Cada uno da sus pasos y así debería ser; nos hemos respetado todos mucho. Como si quiero hacerme abogada. Por ejemplo, de parte de mi padre son todos médicos.
¿Te has puesto alguna meta? Me refiero a hacer las tres grandes pasarelas –París, Milán, Nueva York–, ganar equis dinero al año, desfilar para tal diseñador?
Si llego a modelo de Victoria’s Secret, me quedo aquí (risas), porque creo que son lo más de lo más. Ya veremos qué pasa, porque aquel fastuoso desfile se acabó, al menos su retransmisión.
Así es. Al parecer, la firma venía viendo caer sus ventas por rechazar la diversidad y sexualizar a las mujeres. ¿Qué opinión te merece? ¿Crees que se trataba de un desfile machista?
Lo que creo es que a veces se exageran los términos. Todo acaba siendo machista, racista, misógino… De ansiar la libertad de expresión, corremos el riesgo de caer en la dictadura de lo correcto. El que abre la boca, se arriesga a que le caiga de todo. En Inglaterra denunciaron a una gran cadena de supermercados porque habían sacado un pack de tres donuts, blanco, negro y con leche, al que llamaron blanquito, negrito y no recuerdo qué. Tuvieron que retirarlo por racismo. En fin.
¿Te has metido en algún lío por decir algo inapropiado?
Soy proclive a meter la pata porque soy un poco bruta a veces. Que abro la boca y sube el pan. Por eso, en ocasiones cuando me preguntan algo pongo cara de boba, para no meter la pata (risas).
A su disposición
Sobre su tío Miguel Bosé: Cada uno necesita su tiempo y su espacio; yo no soy de ver algo en las noticias y llamar corriendo para preguntar qué pasa”
Creciste en Extremadura, en el campo, sin embargo, una vez que saliste de allí parece que la ciudad, aun siendo pequeña, es tu hábitat natural. ¿Serías capaz de vivir ahora en una finca sin nadie alrededor?
Siempre he deseado regresar al campo pero si quiero trabajar, vivir, viajar y hacer cosas, debo estar en una ciudad. Soy joven y necesito las oportunidades que una ciudad me ofrece para vivir en el campo en el futuro. Cuando tengo morriña me voy a ver a mis padres, que ambos viven en el campo.
A Bimba Bosé la quería todo el mundo. ¿Por qué?
Creo que ocurre con más personas de mi familia, que somos gente que va con la verdad por delante. Si me preguntas algo te contestaré directamente, no con mal tono, sino que no me iré por las ramas. Somos cercanos y creo que eso causa identificación inmediata: “Ah, mira, de la saga Bosé, pero qué maja”. El peso de los apellidos, para mal o para bien, te odian o aman.
Eso ocurre un poco menos con tu tío Miguel, que a veces tiene mal genio.
Siempre me preguntan por él pero, ¿sabes cuántos tíos tengo yo?Por parte de mi padre son diez hermanos, imagina. Y todos muy interesantes, pero bueno, Miguel es el que más conocéis.
Entiendo que viviendo tan lejos, la comunicación es más complicada, pero tras separarse de Nacho Palau, ¿sabes si ha recompuesto ya su corazón Miguel Bosé?
Sinceramente, no he hablado con él. Acabo de llegar de Inglaterra, además. Cada uno necesita su tiempo y su espacio; yo no soy de ver algo en las noticias y llamar corriendo para preguntar qué pasa. Si él lo desea, tiene un momento y quiere llamarme, aquí estaré, como cualquier persona esperaría de un familiar. Pero ponerme a comentar de las cosas personales de otro… A mí no me gusta que hablen de lo mis relaciones personales, así que respeto a la gente adulta.