El BCE arremete contra el nuevo impuesto a la banca: reduce el crédito y fragmenta el mercado

Opinión a petición del Banco de España

El banco central emite un dictamen poco antes de que el Congreso apruebe el gravamen de forma definitiva

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)

EFE/ Andre Pain

El Banco Central Europeo (BCE) considera que el nuevo impuesto a la banca que el Congreso aprobará previsiblemente este jueves tras su paso por el Senado puede reducir la concesión de crédito, afectar a la solvencia de las instituciones bancarias, fragmentar el sistema financiero europeo y generar asimetrías al castigar a las corporaciones más grandes.

Estos riesgos aparecen recogidos en un documento de cinco páginas en el que el BCE ofrece su opinión sobre el impuesto a petición del Banco de España, que remitió a su vez la consulta en nombre del Congreso. El escrito lo firma su presidenta, Christine Lagarde, e incluye varias críticas al gravamen como las que el propio BCE ya remitió en el 2022 a propósito del impuesto extraordinario a la banca.

Por lo pronto, el BCE detecta un fallo de diseño en el nuevo impuesto del que ya son conscientes Hacienda y los bancos, y que el Gobierno se ha prometido corregir: el reconocimiento contable del gravamen en el 2024 coincidirá con el último ejercicio de recaudación del anterior impuesto extraordinario. “El BCE recomienda analizar los efectos contables del impuesto para evitar consecuencias no deseadas para la solvencia y la posición competitiva de las entidades de crédito”.

Al aplicarse sobre los ingresos y no sobre los beneficios, hay algunos efectos negativos. “Como consecuencia de la aplicación general del impuesto, las instituciones que tienen posiciones de solvencia más bajas o proyecciones de capital desafiantes podrían volverse menos capaces de absorber los riesgos potenciales de una desaceleración económica”, dice.

Los bancos más débiles quedan más expuestos a los riesgos

Esta circunstancia podría llevar a una situación en la que las entidades con menos rentabilidad terminen “pagando impuestos a una tasa efectiva más alta”. Dicho de otro modo, los bancos más débiles estarán “en peores condiciones de absorber riesgos a la baja”.

El impuesto, asegura, “podría conducir a una fragmentación del sistema financiero europeo” y acabar con el “mismo terreno de juego en la unión bancaria”. Además, al ser progresivo y penalizar con ello a los bancos más grandes, podría producirse una “asimetría competitiva basada en el tamaño”.

Puede afectar a la capacidad para generar un colchón anticrisis

El BCE también entiende que, en determinadas circunstancias, el impuesto puede afectar de forma negativa a la capacidad de las instituciones financieras para “mantener una sólida posición de capital y para reunir reservas”. Limitaría la creación de estos colchones en momentos de bonanza como el actual, en previsión de etapas peores. En suma, “debilita la resiliencia del sector bancario a los shocks económicos”, dice.

Además, “estos impuestos podrían tener efectos económicos adversos”, al “limitar la capacidad de las entidades para proporcionar crédito y contribuir potencialmente a una menor condiciones favorables para los clientes en préstamos y otros servicios”.

Reclama además que el Gobierno se asegure de que cualquier medida de este tipo no afecte a la estabilidad del sistema y recuerda el papel que juegan los bancos al transmitir al mercado la política monetaria del BCE.

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