Sarkozy es condenado a llevar un brazalete electrónico durante un año

FRANCIA

 El Tribunal de Casación confirma la sentencia contra el expresidente francés por corrupción y tráfico de influencias

Sarkozy es condenado a llevar un brazalete electrónico durante un año
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Sarkozy es condenado a llevar un brazalete electrónico durante un año

Nicolas  Sarkozy ha sido condenado este miércoles, de manera definitiva, a tres años de cárcel -uno de ellos firme- por corrupción y tráfico de influencias. Después de la decisión del Tribunal de Casación -equivalente al Supremo en España-, el expresidente francés deberá llevar un brazalete electrónico durante un año, aunque no tendrá que ingresar en prisión.

Una sentencia tan dura y humillante contra un expresidente no tiene precedentes en Francia. Sarkozy, de 69 años, que ocupó el Elíseo entre el 2007 y el 2012, siempre se ha declarado inocente y víctima de persecución por razones política. La condena se ha producido en el llamado “caso de las escuchas”. Se le ha considerado culpable de intentar corromper a un juez para que le diera información sobre otra investigación judicial que le afectaba.

El abogado del exjefe de Estado anuncia un recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Uno de los abogados de Sarkozy, Patrice Spinosi, anunció ante la prensa que su cliente presentaría un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo por considerar que se han vulnerado libertades fundamentales. Según Spinosi, la sentencia es, evidentemente, una derrota para Sarkozy , "pero también para los derechos fundamentales”. El letrado recordó que nunca había habido una condena basada en una conversación interceptada entre un abogado y su cliente. A su juicio, existe jurisprudencia para que el TEDH revoque la decisión del Tribunal de Casación.  

Poco después, el propio Sarkozy, en un largo tuit, reiteró su inocencia. Recordó que lo han condenado por corromper a un juez con el que no habló y que no recibió ninguna contrapartida ni compensación financiera. El expresidente lamentó “los 12 años de acoso judicial”.  “Asumiré mis responsabilidades y afrontaré todas las consecuencias -prosiguió-. No es en absoluto mi intención quejarme.  Soy muy consciente de haber sido favorecido por la vida en mucho aspectos”.

Sarkozy insiste en su inocencia y denuncia el clima corporativista y político que ha llevado a su condena

El expresidente puso énfasis en su recurso al TEDH para que repare “la injusticia profunda” que ha sufrido. Dejó entender que le dolerá que el tribunal de Estrasburgo condene a Francia, pero eso podría ser evitado “si me hubiera beneficiado de un análisis jurídico sereno”. Y entonces planteó sin ambages la cuestión de la persecución política a cargo de la magistratura: “ ¿Debo comprender que mi pasado papel político y las resistencias que he expresado han creado el clima corporativista y político que ha llevado a esta decisión?”  “La verdad acabará por triunfar -concluyó-. En ese momento cada cual deberá rendir cuentas a los franceses”.

Durante los últimos años, Sarkozy, que aún actúa como un líder respetado e influyente de la derecha gaullista, ha asistido, como exjefe de Estado, a numerosos actos públicos y oficiales, sin que sus problemas judiciales supusieran un obstáculo ético o de imagen. Se le vio, por ejemplo, en primera fila entre los invitados a la reciente reapertura de la catedral de Notre Dame, cerca de Trump, de reyes y de líderes de todo el mundo. El propio Emmanuel Macron no ha sentido ningún escrúpulo para mantener una relación muy fluida y cordial con él, consultándole en momentos importantes y abrazándose ante las cámaras.

Además de la obligación de portar el brazalete -en realidad se coloca en el tobillo- y de establecer con el jueces los horarios de salida de su domicilio y el perímetro en el que puede desplazarse, la condena incluye la inhabilitación durante tres años  a ocupar cargos públicos y a ejercer su profesión de abogado. Es posible que cuando Sarkozy cumpla 70 años sea liberado del brazalete, por las molestias que causa, pero la condena en su integralidad se mantendrá.

La condena firme en el caso de las escuchas no es el único quebradero de cabeza judicial para Sarkozy. Está pendiente el asunto del supuesto fraude en la campaña presidencial del 2007, en la que se le acusa de haber recibido millones de euros del entonces dictador libio Muamar el Gadafi. Otro caso sobre presunta financiación ilegal de la campaña del 2012 se halla pendiente de otro recurso ante el Tribunal de Casación.

La carrera política de Sarkozy se inició en Neuilly-sur-Seine, un municipio muy rico de la periferia de París, donde fue concejal y luego alcalde durante más de 19 años. Diputado en varias legislaturas, ocupó en diversos gobiernos, bajo las presidencias de François Mitterrand y de Jacques Chirac, las carteras de Presupuesto, Economía y Finanzas e Interior. En el 2007 ganó las elecciones presidenciales frente a la socialista Ségolène Royal. En el 2012 perdió, a su vez, contra el también socialista François Hollande. En el 2016 intentó de nuevo aspirar al Elíseo en las primarias de la derecha, pero fue superado por Alain Juppé y François Fillon.

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