Los fundadores de unicornios –empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares– a menudo tienen trayectorias profesionales y personales sorprendentes. Lejos de seguir el camino cliché de estudiar en las mejores escuelas de negocio o trabajar en firmas globales de prestigio, suelen ser personas que destacan por una experiencia única y diversa. La mayoría acumulan al menos una década de experiencia laboral y han trabajado en startups antes de fundar su propia compañía. Además, suelen haber vivido un tiempo en el extranjero. Este es, por ejemplo, el perfil de los fundadores de Travelperk, la empresa de viajes nacida en el barrio del Raval en el 2015 de la mano de un israelí y un salvadoreño establecidos en Barcelona y que justamente ahora se ha consolidado como el unicornio más valioso del Estado, con 2.570 millones de euros.

Mané Espinosa
Obviamente, existen diferencias entre regiones. Por ejemplo, en los mercados emergentes, lo común son fundadores con experiencia en finanzas o marketing, mientras que en Europa y sobre todo en Estados Unidos, los emprendedores de éxito tienen un perfil más próximo a la ingeniería y al desarrollo de producto. A pesar de estas diferencias hay una característica común que emerge de sus trayectorias: la capacidad de aceptar y gestionar el riesgo. Y no es casualidad; aprender a sentirse cómodo en la incertidumbre es un elemento constante en su vida. La buena gestión del riesgo es lo que realmente distingue a los que deciden crear una empresa. Es lo que les permite navegar contra corriente, orientarse hacia nuevas oportunidades a pesar de los obstáculos y, sobre todo, tener la resiliencia para aprender de los fracasos. Y, de hecho, saber lidiar y gestionar el riesgo no solo define a los empresarios, sino a todo el entorno económico. El grado de aversión al riesgo de los inversores, por una parte, y de la administración, por la otra, determina qué tipo de proyectos se promocionan, y por lo tanto, a largo plazo, qué tipo de empresas prosperan. ¿Queremos empresas grandes y transformadoras? Pues necesitamos crear y apoyar proyectos con mucho riesgo e incertidumbre; no hay alternativa.
Definición
La buena gestión del riesgo es lo que distingue los que deciden crear una empresa; la incertidumbre es una constante
En definitiva, quien quiera construir una empresa de éxito no debe obsesionarse por tener un MBA o haber pasado por una de las grandes consultoras. Mejor que priorice experimentar situaciones únicas y bregarse en contextos complicados. Asegurarse de aprender a superar el fracaso y de experimentar el día a día de una empresa dinámica. Y, si eres un inversor o te lo planteas, harías un favor al país y a ti mismo aceptando el riesgo de invertir en proyectos empresariales innovadores, con un modelo de negocio sostenible y ambicioso con potencial. Y administración, procura poner las normas claras y fomentar que a quien más se arremangue más llano tenga el camino. Si todos dan un paso adelante en la asunción de riesgos y en la capacidad para gestionarlos, daremos un gran salto adelante en la competitividad de nuestra economía.