El grupo de distribución Bon Preu, propiedad del empresario Joan Font, ha puesto una marcha más en su estrategia de diversificación de la oferta. A las verticales de venta de carburantes (EsclatOil) y la comercializadora energética (BonpreuEsclat Energia), se suma una línea de negocio con creciente presencia en los supermercados Bon Preu y Esclat: la de la comida elaborada lista para consumir.
El servicio ha ido ganando peso los últimos tiempos y ha tomado mayor velocidad desde el 2020, impulsado por una demanda al alza. “Estamos creciendo a doble dígito en esta categoría”, afirma Anna Font, directora comercial del grupo. La compañía cerró el ejercicio 2023 con una facturación global de 2.259 millones de euros, un 8,8% más que en el 2022, cuando ingresó 2.076 millones de euros. Las ventas de los platos preparados avanzan pues a un ritmo superior al del conjunto de la actividad.
El cambio de hábitos de consumo, las jornadas laborales y la inflación han convertido los supermercados en una alternativa a restaurantes y rostisseries , lo que a su vez está transformando profundamente los comercios, con zonas donde incluso se pueden consumir los platos, pensadas sobre todo para trabajadores de oficinas. Bon Preu ya lleva invertidos tres millones de euros para incluir en la mayoría de su red comercial algunos de los servicios asociados a la comida elaborada.
“Tenemos contacto directo con el cliente y hace unos años detectamos que una gran parte necesitaba comida a punto para consumir, pero de calidad”, explica Anna Font. Las familias afirman tener cada vez menos tiempo y ganas de cocinar, pero a la vez tampoco quieren aumentar las ocasiones de consumo en bares o restaurantes, por gasto y organización. Piden conveniencia.
La compañía dispone de un surtido de entre 40 y 50 platos elaborados
Esta demanda fue el origen de su propia marca de platos elaborados, Terra i Tast, donde predominan las recetas de cocina catalana. Poco a poco, y ante el incremento de ventas, el grupo ha ampliado surtido y opciones. “Disponemos de entre 40 y 50 platos diferentes, para salir de la típica tortilla de patatas o croquetas; colaboramos con una red de obradores de diferentes tamaños que nos suministran la comida con los estándares que buscamos, ha de tener una calidad alta y un precio ajustado para que el producto sea interesante”, considera la directora comercial. La buena aceptación de esta oferta ha hecho que añadan servicio de rostisseria –en el caso de las tiendas ubicadas en destinos turísticos, está operativa también los domingos–, opción de cocción al horno en la pescadería, pizzería en las panaderías que incluyen ya casi todos los supermercados, fruta lista para comer, bandejas de quesos... “Las alternativas son cada vez mayores porque el cliente lo requiere; con unos diez euros puedes conseguir una comida completa y saludable”, comenta Font. La distribución se ha convertido así en un seria competidora de la restauración.
Bon Preu se ha puesto por objetivo aumentar los servicios de comida elaborada “allí donde tenga sentido”. Será, en todo caso, una oferta cada vez más presente en su parque comercial, compuesto al cierre del ejercicio por 136 supermercados Bonpreu, 57 supermercados Esclat y 14 minimercados. La red de tiendas está asimismo en plena expansión, con una inversión récord el último año de 146 millones de euros en seis aperturas de dos supermercados Bonpreu en Barcelona y otro más en Tona, además de nuevos Esclat en Lleida, Sitges y Sabadell, aparte de reformas completas en tres plazas. Para este 2024, tienen previsto hasta nueve inauguraciones más –alguna podría prolongarse al primer trimestre del 2025–.
En paralelo, ampliará la cobertura de su e-commerce, BonpreuEsclat Online, que ya llega a cinco millones de habitantes en Catalunya. La construcción de la nueva central logística de Montblanc le permitirá por otro lado doblar su tamaño y extenderse en el sur de Catalunya, donde aún tiene margen para ganar cuota. El complejo estará completado en unos dos años, con una superficie total de 103.600 m² y una inversión de 204 millones. Los platos preparados podrán llegar cada vez a más poblaciones.
Cuando la tienda vende tiempo
El motor de las ventas en la distribución hoy en día es el tiempo, afirma Joan Riera, director de Servicio al cliente de Kantar World Panel. Los consumidores buscan opciones que les permitan ahorrarse la obligación de cocinar y dedicar esos minutos a otras actividades. No en vano, entre las categorías que acumulan mayor crecimiento de ventas destacan los gazpachos, tortillas de patatas, caldos, croquetas o ensaladas ya elaboradas, según un análisis de Kantar. El incremento global de platos preparados en la cesta supera además al del conjunto de productos de alimentación. Este último avanzó un 1,5% entre el 2010 y el 2023, mientras que los platos cocinados lo hicieron un 5,6%.
El fenómeno coincide con un descenso de las personas que afirman disponer de tiempo para cocinar. En el año 2010 un 57,1% de consumidores afirmaba disfrutar de tiempo suficiente para preparar su propia comida, mientras que en el 2023 sólo el 43,9% podía dedicar un periodo adecuado a las tareas de cocina.
Los cambios de prioridades, las jornadas laborales y las obligaciones personales hacen que el tiempo para hacer la comida en casa vaya disminuyendo año tras año. A ello se añade el hecho de que menos personas saben cocinar.
“La comida étnica, como el hummus, el guacamole o los platos orientales e hindús, también sube en demanda; los hogares han reducido las ocasiones de consumo en el restaurante y lo sustituyen por platos elaborados más especiales que compran en el supermercado”, añade Riera.
La tendencia, prevé este experto de Kantar, todavía tiene margen de crecimiento, a medida que los hábitos de consumo urbano se extienden.