Si hay algo notable en el tenis del Rafael Nadal actual es la variedad de recursos. La variedad, interpretada desde sus múltiples perspectivas.
La variedad, en función de diversas consideraciones. Desde la superficie hasta las condiciones del partido, pasando por las características del rival: nos lo ha demostrado este martes, en su duelo ante Dominic Thiem en las ATP Nitto Finals. Este no ha sido el mismo Nadal que el domingo arrollaba a Andrei Rublev, en su debut en el torneo de las ocho raquetas del año.
No ha sido el mismo.
Lo que pasa es que Thiem tampoco es Rublev. Y por eso, se ha impuesto el austriaco, por 7-6 (7) y 7-6 (4).
Detalles
El partido se ha resuelto en los detalles; ¿cómo, si no, resumir un duelo que se ha cerrado con dos tie breaks?
Pero volvamos a la variedad.
El domingo, ante Rublev, Nadal había sido un tenista agresivo, empeñado en acelerar los ritmos para asfixiar al ruso, impedirle que entrara en el partido.
Thiem es otra cosa. Exige un punto más. Y por eso ahora, ante el austriaco, Nadal tenía que ir más allá: lo ha hecho desplegando un amplio abanico de posibilidades, desde los peloteos largos (por momentos, superiores a los veinte intercambios) hasta los saques de ángulos abiertos, muy tendenciosos, diseñados para poner a correr al rival, pasando por eventuales subidas a la red.
Nadal ha jugado un gran partido.
Y sin embargo, no ha podido desarbolar a Thiem, ya nunca más un advenedizo en este circuito ATP, sino todo un campeón del US Open 2020.
Que Thiem es un primera clase lo demuestra cada vez que juega.
Y esta vez, también.
Basta con revisar el tie break de la primera manga. Nadal había llegado a verse arriba por 2-5. Y tenía doble servicio. Y sin embargo, Thiem había vuelto desde las catacumbas, moviendo cielo y tierra, para salvar una bola de break y llevarse, incluso, la manga.
Lejos de acomodarse, Thiem había seguido centrado, complicándole la vida a Nadal, que probaba y probaba y nunca ganaba puntos fáciles.
Partidos así se deciden en los detalles.
¿Cómo justificar, si no, que se resolviese con dos tie breaks?
Un passing a tiempo, un ace para contrarrestar una pelota de rotura, una dejada. Nadal llegaría a salvar tres pelotas de partido, un 0-40 en el décimo juego del segundo set, para forzar el tie break e intentar darle la vuelta al calcetín.
Sería en vano.
En la segunda muerte súbita, Thiem mantenía el tono –qué solidez con los golpes ganadores, qué elegancia al abrir el revés a una mano– para apropiarse del partido y colocar a Nadal contra las cuerdas.
Ahora mismo, el balear debe superar a Zverev, el jueves, para acceder a semifinales.
¡Vaya maldición la suya, en estas Nitto ATP Finals! Nunca ha ganado el torneo, nunca en sus nueve presencias anteriores.