En una ocasión, el cronista le preguntaba a Toni Nadal, tío y ya entonces ex entrenador del balear:
–¿Qué cuenta pendiente le queda a su sobrino? ¿Tal vez la Copa de Maestros, el torneo que reúne a las ocho grandes raquetas del año?
Toni Nadal guardó silencio por unos instantes.
Y luego dijo:
–El servicio: no he logrado que saque como los mejores. Y ese es un lastre, sobre todo en las superficies más rápidas. Le impide ganar puntos gratis.
(...)
Rafael Nadal (34) lleva dos años enfrascado en esos menesteres, ahora junto a Carlos Moyá y Francis Roig (este último estuvo en los tiempos de Toni Nadal, y sigue ahora): lleva dos años corrigiendo el servicio.
Sin opciones
Superado por las circunstancias, Rublev no ha dispuesto de una sola bola de ‘break’
Y todo eso da sus frutos en algunas ocasiones: por ejemplo, en la noche de este domingo, cuando el balear se llevaba por delante a Andrei Rublev.
Apenas 36 minutos ha durado el primer set, un festival de brillantes saques de Nadal, con ángulos, cambios de velocidades y efectos extraños, un tormento para Rublev, debutante en las Nitto ATP Finals, allí donde solo llegan los maestros: acaso, el ruso debía sentirse pequeño.
Aquel 6-3 inicial se ha despachado con un Nadal inspirado al servicio (le entraba el 85% de sus primeros saques) pero también al resto, rompiendo el saque de Rublev en el quinto juego y confirmando algo que hemos comprobado en las últimas semanas: como quien no quiere la cosa, el balear ha llegado fino a la última cita del año.
El hecho es novedoso.
Por derecho propio, Nadal se ha ganado la presencia en el torneo de los maestros en quince ocasiones. Sin embargo, ha tenido que renunciar a participar seis veces, fruto de sus recurrentes lesiones en el último tramo del año. Hasta ahora, apenas ha alcanzado un par de finales, la última hace ya siete años.
Para prolongar su recorrido y preservar su cuerpo, Nadal ha tenido que proteger su juego: sumar puntos gratis.
Rublev lo vivió ayer.
El ruso, 8.º cabeza de serie, perdía el servicio al inicio de la segunda manga y ya no ha tenido una sola oportunidad de recuperarlo: nunca tuvo ha tenido una pelota de rotura, hecho que le sacó de quicio.
En el otro partido del Grupo Londres 2020, Dominic Thiem había vengado la derrota que Stéfanos Tsitsipás le había infligido en la final de 2019: 7-6 (5), 4-6 y 6-3.