Aparte de trotar a diario a lo largo de la Diagonal y escribir ensayos (ya me he tragado Gambada a Gambada , de la editorial Columna), el bueno de Miquel Pucurull tuitea y esto último me asombra especialmente: resulta que el Pucu tiene 82 años.
El Pucu tuitea sobre el mundo del correr y miles de internautas se lo agradecemos, pues ya no nos sentimos tan solos ni tan raros.
El Pucu tendrá sus años, pero sigue siendo un soñador que, en las noches, se ve a sí mismo volando en los últimos kilómetros de un maratón: se distingue batiendo récords tal y como Elisenda, su hija, lo hacía en los años ochenta, cuando todo esto del correr en Barcelona iba cobrando vida y se formaban colas ante las tiendas de ropa deportiva de Domingo Catalán (en Sants) y José Manuel Abascal (en Les Corts).
Correr entonces era económico, tanto que un abanico de carreras populares salía gratis: sin ir más lejos, la Cursa de l’Amistat, aquella loca idea de la familia Mates para unir a pie el castillo de Montjuïc y la cima del Tibidabo.
En aquellos tiempos de alegre gratuidad, cerca de mil valientes descendían desbocados por la ladera de Montjuïc antes de emprender el ascenso a la montaña mágica. Ingenuos, se sentían felices al alcanzar la cumbre, pues no les había costado nada (en términos económicos, por supuesto).
Los Mates se hicieron a un lado y ahora la Montjuïc-Tibidabo sale a 30 euros por dorsal
Luego, la vida, amigos, la vida...
Los Mates se hicieron a un lado y una firma asumió el mando de la carrera, ahora reconvertida en un negocio de 30 euros por dorsal y apenas 270 corredores en su última edición.
Y aquí vuelvo al Pucu .
Hace unas semanas, nuestro querido tuitero nos obsequiaba con una catarata de números, un ejercicio preocupante para los organizadores de carreras. Las principales pruebas en ruta catalanas asisten a una dramática caída en la cifra de inscritos. Entre el 2013 y el 2022, la Bombers Barcelona ha perdido un 60% de participantes (de 23.750 a 9.526); la Marató de Barcelona, un 63% (de 14.766 a 5.410); la Mercè, un 53%; la DIR Diagonal, un 34%; la Cursa de Sant Antoni, un 57%; también se han venido abajo los medios maratones de Granollers, Montornés, Sitges o Terrassa...
Miquel Pucurull en la Diagonal
¿Los argumentos?
Los hay de todos los colores.
Algunos dicen que los ruteros se han pasado a los trails de montaña. Otros, que muchos corredores han alcanzado su tope de forma y récords y, tan satisfechos como desencantados, pasan a otra cosa mariposa. Los hay que ya han corrido el maratón y no lo van a repetir. Y los hay que, quemados por la inflación de precios, racionalizan o se resignan: cuando salen a correr, lo hacen para sí mismos, no para el cobrador.
Y ahí, aciertan.
Pues de esto va el correr, ¿no?