Mario Mola se funde en una edición atípica

Campeonatos del Mundo de Triatlón

Los especialistas españoles desaparecen de escena ante la exhibición del francés Vincent Luis

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Vincent Luis celebra su victoria por delante del portugués Vasco Vilaça

FOCKE STRANGMANN / EFE

–La clave es que no llegara Mario Mola– decía el francés Vincent Luis (31) ante las cámaras.

No sabremos si Vincent Luis sonreía, cosas de la mascarilla, que todo lo tapa. Aunque intuimos que se sentía satisfecho: este sábado acababa de reeditar su título mundial de triatlón.

Vincent Luis hablaba, y en ese instante aún había triatletas llegando a meta, y entre ellos el mismo Mario Mola (30), campeón del mundo en tres ocasiones (2016, 2017 y 2018), esta vez vestido de comparsa.

Sería el 46.º, a casi tres minutos del ganador.

Había un mundo entre el uno y el otro, un abismo en la modalidad de sprint (750 m a nado, 20 km en bicicleta y 5 km a pie): apenas cincuenta minutos de esfuerzo a 190 pulsaciones.

Cierto, el grupo de cabeza había hecho su trabajo.

A eso juegan los Brownlee.

Ocho hombres habían nadado y habían pedaleado al límite del dolor, cumpliendo las órdenes de los dos británicos, que desde la bicicleta les azuzaban, y abriendo un espacio de 20 segundos sobre el grupo perseguidor, allí donde avanzaban los españoles (Serrat, 24.º; Alarza, 27.º) , incluido Mola.

–La clave es que no llegara Mario Mola –repetía Vincent Luis.

Sus motivos tenía.

La perspectiva del ganador

“La idea era que Mario Mola nunca llegara a la cabeza”, dijo Vincent Luis; y Mola nunca llegó

En este año extraño, Mola ha regresado a sus orígenes, al atletismo. Había sido séptimo en los campeonatos de España de cross, en marzo, en los tiempos de la prepandemia. Y hace unas semanas, en agosto, había corrido 3.000 m en 8m07s82.

El lector lo entenderá: afrontar el tramo a pie en compañía de Mario Mola era un riesgo.

Así que, a volar.

Todos, al corte.

Los Brownlee echaron mano del manual de instrucciones. Nadaron sin contemplaciones y emergieron un paso por delante del resto. Alistair, doble campeón olímpico, alcanzó la primera transición en cabeza. Jonathan le secundaba. Mola y los españoles llevaban veinte segundos de retraso.

Se formaron dos grupos en la bicicleta, con los Brownlee voceando por delante y los noruegos tirando del segundo carro. Mola y Alarza iban allí, agazapados.

Hubo un destello de luz, tan pronto como los perseguidores se veían a 13 segundos de la cabeza.

Fue un espejismo.

Mola nunca llegó.

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Los franceses Vincent Luis y Leo Bergere, oro y bronce, celebran su éxito en Hamburgo

FOCKE STRANGMANN / EFE

Descolocado y descompuesto, entendió que le esperaba un trabajo colosal. Era demasiado: se dejó ir. Corrió los 5K en 16m52s, a años luz de sus capacidades.

Por delante, Vincent Luis (14m38s en el tramo a pie) tomó la iniciativa y fundió a los Brownlee.

Alistair, doble campeón olímpico (Londres 2012 y Río 2016), se deformó para acabar noveno.

Jonathan se perdió en la inmensidad (31.º).

La ausencia

“No me gusta el formato de carrera única, ni la modalidad de sprint, ni la ausencia de algunos países por la Covid-19”, dijo Javier Gómez Noya, justificando su incomparecencia en Hamburgo

Pensando en sí mismos, los Brownlee habían trabajado para Vincent Luis, confirmando aquello que Javier Gómez Noya (cinco títulos mundiales), ausente en Hamburgo, había predicho:

–No me gusta el formato de este Mundial, todo a una carrera. No me gusta que se dispute en modo sprint. Y no me gusta que falten aquellos países que no habían podido viajar por la Covid-19.

Se refería a canadienses, australianos y neozelandeses.

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