Bosman, el futbolista que venció a la UEFA

El reportaje

Se cumplen 25 años de una sentencia histórica de la justicia europea

Bosman, en el centro, acompañado de dos de los abogados que consiguieron que la justicia europea les diera la razón. A la derecha, Jean-Louis Dupont y a la izquierda de la imagen, Marc Lucan

Bosman, en el centro, acompañado de dos de los abogados que consiguieron que la justicia europea les diera la razón. A la derecha, Jean-Louis Dupont y a la izquierda de la imagen, Marc Lucan 

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“El fútbol europeo rompe sus fronteras”, titulaba La Vanguardia para anunciar la sentencia que, el 15 de diciembre de 1995, dictó el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para poner fin a la limitación del número de deportistas extranjeros europeos en las competiciones profesionales. Una sentencia que ha pasado a la historia con el nombre del futbolista belga que dio pie a la denuncia y al cambio de paradigma: Jean-Marc Bosman.

Hace 25 años la sentencia Bosman revolucionó el marco de traspasos del fútbol europeo, aunque en un primer momento se recibió con cierta prudencia y mucho escepticismo. Así, de entrada, apenas afectó a seis jugadores de Primera División, que de la noche a la mañana dejaban de ocupar plaza de extranjero en sus respectivos clubs. Se trataba, por ejemplo, del portugués Luis Figo en el FC Barcelona y del danés Michael Laudrup en el Real Madrid. La UEFA, desconcertada, aconsejó mucha calma. El presidente de la época, el sueco Lennart Johansson, habló de “enorme decepción” y pidió a los clubs más interesados en lanzarse al mercado (se hablaba del Barça y del Milan) que “no desafíen a las instituciones y esperen nuestras instrucciones”. En 1995 los equipos españoles de Primera División podían contar con cinco extranjeros en sus filas, vinieran de donde vinieran, pero solo podían alinear de forma simultánea a tres.

La sentencia Bosman lo cambió todo

La batalla del belga Jean-Marc Bosman abrió la puerta a la libre circulación de futbolistas comunitarios

Algunos analistas mostraron su escasa adaptación a los nuevos tiempos que se avecinaban. En las páginas de este diario opinaban Carles Rexach (“En España no creo que esto se lleve a la práctica nunca”), Franz Beckenbauer (“El actual sistema de traspasos debería seguir, ha demostrado ser muy bueno”) y Ángel Cappa (“Yo creo que todo continuará como estaba”). La sentencia Bosman abría una vía de reveses judiciales para el mundo cerrado de la FIFA y la UEFA, un primer y sonado aviso de que la época de autarquía absoluta del mundo del fútbol llegaba a su fin.

La decisión de la justicia europea no era más que aplicar el principio de libre circulación de trabajadores, que mantenía restricciones en el caso de los deportistas y especialmente de los futbolistas. Aunque clubs como el Ajax clamaron al cielo ante la nueva medida, no había marcha atrás y la propia UEFA, al tiempo que pedía calma, reconocía que no había vuelta atrás ni recurso posible y que la aplicación de la sentencia era inmediata. Ya nada podía impedir que un equipo alemán jugara un partido con once italianos, si era su deseo.

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Hay que considerar además que la nueva norma afectaba a los países que formaban parte de la Unión Europea en 1995, muchos menos que en la actualidad. La libre circulación se abría para los futbolistas de España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Alemania, Irlanda, Grecia, Portugal, Austria, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Gran Bretaña, Noruega, Islandia y Liechtenstein.

El origen de la sentencia se sitúa en la batalla judicial que emprendió Jean-Marc Bosman apoyado por el entonces joven abogado, también belga, Jean-Louis Dupont. En 1990, Bosman, de 24 años, llegaba a la finalización de su contrato con el RFC Lieja, de la primera división belga. Recibió una oferta de prolongación de contrato que consideró insuficiente y quiso aprovechar el interés del Dunkerque, un segunda francés. Pero el Lieja, aplicando el reglamento vigente, solicitó una indemnización de 11,7 millones de francos belgas (290.000 euros) que el Dunkerque se negó a pagar, con lo que el futuro deportivo de Bosman quedó bloqueado por su club de origen. A partir de ahí arrancan las demandas del futbolista, contra el Lieja, la Federación de Bélgica y la UEFA, que finalmente desembocarán en la batalla judicial europea y la conocida como sentencia Bosman: no son legales las indemnizaciones por traspaso ni los cupos de extranjeros entre ciudadanos de la Unión Europea.

Cegados

Hubo pataleos inútiles de la FIFA y la UEFA ante la llegada de una nueva era

La FIFA emitió un comunicado que hoy se ve ridículo (y entonces también) en el que llamaba a la tranquilidad ante una norma, decía, “que solo afecta a 21 de nuestras 193 federaciones afiliadas”. Y la UEFA buscó un último subterfugio, sin el menor resultado, al exponer que su sede se halla en Suiza, que no forma parte de la Unión Europea. Pataleos inútiles ante la llegada de una nueva era.

En la Liga española los efectos de la apertura de fronteras se empezaron a acusar en la temporada siguiente, la 1996-97. El Barcelona, que en el momento de la sentencia contaba con Popescu, Figo, Kodro, Prosinecki y Hagi con la prohibición de alinear a más de tres a la vez, incorporó a Vitor Baia, Blanc, Stoichkov y Couto, mantuvo en plantilla a Prosinecki, Popescu y Figo y adaptó la nueva norma (seis extranjeros, o extracomunitarios como se acabaron denominando, de los que solo podían alinearse cuatro simultáneamente) con el fichaje de dos brasileños, Ronaldo y Giovanni, un argentino, Pizzi, y el nigeriano Amunike.

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La apertura europea desembocó en un incremento de los fichajes, con especial intervención de los clubs italianos y españoles. Es en 1996 por ejemplo cuando la Juventus se hace con los servicios de Zidane, que jugaba en el Burdeos, o el Barcelona consigue llevarse a Ronaldo del PSV Eindhoven, y se va consolidando la supremacía de las cuatro grandes ligas europeas (Inglaterra, Alemania, Italia y España), que se han repartido todas las Champions disputadas desde entonces salvo una (Oporto 2004). El último campeón de Europa pre-Bosman fue el Ajax, con una generación que fue rápidamente desvalijada. Su equipo en la final lo formaban nueve neerlandeses (Van der Sar, Reiziger, Blind, Rijkaard, Frank de Boer, Seedorf, Davids, Ronald de Boer y Overmars), un finlandés (Litmanen) y un nigeriano (Finidi). Entre los suplentes, otro local (Kluivert). Todos menos Blind acabaron desperdigados por Europa. Aquel Ajax, dirigido por Van Gaal, batió al Milan (1-0) que contaba con nueve italianos más el francés Desailly y el croata Boban. Dos años más tarde ya había incorporado a Reiziger y Davids más el sueco Blomqvist, el montenegrino Savicevic, el francés Dugarry, el liberiano Weah…

“Lo que consiguió Bosman nadie lo ha logrado. La sentencia Bosman es, probablemente, la más conocida del Tribunal de Justicia de la UE”, resumía no hace mucho Luc Misson, uno de los abogados del caso. “Le queda el honor de haber dado nombre a una sentencia mundialmente célebre, pero personalmente apenas tuvo reconocimiento”.

El ex futbolista Jean-Marc Bosman

El ex futbolista Jean-Marc Bosman 

AFP

Bosman recibió 280.000 euros de indemnización nueve años después del inicio del juicio pero su carrera deportiva estaba sentenciada. En 1996, ya con 32 años, colgó las botas en el CS Visé, un equipo belga entonces en cuarta división. Su carrera deportiva fue gris, pero su nombre no se olvida, transcurridos 25 años.

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