Bartomeu se atrinchera ante la crisis del Barcelona
Días agitados
Las últimas dimisiones le dejan en una situación muy complicada
Jaque a Josep Maria Bartomeu. Seis de sus directivos, tal como avanzó La Vanguardia en exclusiva, presentaron el jueves por la noche su dimisión en bloque y alguno más se lo está pensando. No sólo eso. El ya exvicepresidente Emili Rousaud afirmó ayer en RAC1 que alguien había metido la mano en la caja en el Barçagate, el feo asunto de las cuentas falsas para criticar a opositores e incluso a jugadores. El club reaccionó de forma urgente y pocas horas después emitió un comunicado en el que niega cualquier práctica corrupta y en el que amenaza con emprender acciones legales contra Rousaud. En plena Semana Santa y confinamiento, el clima difícilmente podría ser más irrespirable.
El presidente del Barcelona, que fue quien desencadenó en origen la crisis pero nunca imaginó que esta le devolviera unas gravísimas acusaciones de corrupción, está convencido de aguantar un año más y agotar su mandato. Su decisión de prescindir de cuatro directivos, dos de ellos vicepresidentes, para acabar su legislatura rodeado exclusivamente de un equipo de “leales”, ha sufrido un giro en el guion. A Rousaud, Enrique Tombas, Silvio Elías y Josep Pont, invitados por el presidente blaugrana a abandonar la directiva por discrepancias, se le sumaron Maria Teixidor y Jordi Calsamiglia, aunque este último no sintoniza con las acusaciones de corrupción realizadas por Rousaud. “Quiero expresar mi total discrepancia con sus acusaciones públicas, que afectan a la honradez y credibilidad de la junta”, señaló anoche Calsamiglia en un comunicado.
El matiz
Calsamiglia, uno de los dimisionarios, se desmarcó anoche de las acusaciones de Rousaud
Todos ellos entregaron el jueves ante notario una carta conjunta de dimisión que podría incluir elementos comprometedores sobre la gestión actual, y acto seguido llamaron a Bartomeu (lo hizo Teixidor como secretaria) para comunicar su postura irrevocable. Una carta dirigida a los socios y aficionados barcelonistas a la que tuvo acceso este diario y que puede leerse en esta misma página completó una acción que agrava la situación de crisis institucional que vive la entidad.
El golpe a la línea de flotación de la junta de Bartomeu es considerable porque la dimisión de los seis directivos es conjunta, es decir, llega producto de una reacción para escenificar el desencuentro con la manera de conducir la entidad por parte del presidente. No se descartan nuevos abandonos, especialmente en el sector más joven de la junta, el que ha comulgado más con el posicionamiento crítico de Rousaud. El club no esconde que puede haber más dimisiones porque en su escrito afirma que la remodelación todavía se ha de completar. La junta, convocada por Bartomeu, se reunirá en las próximas horas. A nadie se le escapa que en este contexto varios de los directivos salientes podrían comenzar a ejercer como una oposición organizada con vistas al proceso electoral en el club.
Resistencia
El presidente sigue convencido de poder agotar el mandato pero el ambiente se ha enrarecido
Los hechos que han desencadenado el motín son la falta de contundencia a la hora de purgar responsabilidades en el Barçagate y divergencias en el desarrollo de las negociaciones con los futbolistas del primer equipo a la hora de pedir una rebaja del salario. Las formas practicadas por Bartomeu para comunicar a cuatro directivos que no contaba con ellos, en pleno confinamiento, tampoco han gustado nada.
Contando a Bartomeu, la directiva blaugrana constaba de 19 directivos que ahora son 13. Estatutariamente hablando, el presidente puede seguir pese a las dimisiones. Sin embargo, lo normal es que resuelva algunas incorporaciones.
Por si faltaba temperatura las declaraciones de Rousaud sólo hicieron que aumentar el incendio. El Barça no tuvo más remedio que salir al paso para que Bartomeu y los directivos que permanecen a su lado pudieran defenderse. “Ante las graves e infundadas acusaciones hechas por el señor Rousaud, el Barcelona niega categóricamente cualquier acción susceptible de ser calificada de corrupción, y, por tanto, se reserva la interposición de las acciones penales que puedan corresponder”. Según la entidad el Barçagate “está siendo objeto de una amplia auditoría independiente a cargo de PricewaterhouseCoopers (PwC), que todavía está en curso y, por tanto, sin ningún tipo de conclusiones, habiendo facilitado el club toda la información y medios que PwC ha ido solicitando desde el inicio del proceso”. La crisis del Barça es infinita.