No hay dos sin tres para Pogacar, César del Giro

107.º Giro de Italia | 8.ª etapa

El líder vence casi sin atacar y casi sin sudar después de no dejar que triunfase la escapada de Nairo Quintana

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Pogacar, vestido con la maglia rosa, levanta el puño en señal de victoria 

Gian Mattia D'Alberto / Ap-LaPresse

Nairo Quintana, diez años después de su Giro, se mete en la escapada aprovechando que se sube la Forca Capistrello de salida. Se junta con su compañero Pelayo Sánchez, en gran forma, que igual vale para el sterrato que para las etapas de montaña, y se les unen otros escaladores que sueñan con la victoria en Prati di Tivo. Todos caminan con la misma esperanza. Cruzan los dedos en señal de clemencia, rogando que al capo no se le despierte el apetito.

El colombiano del Movistar hacía siete años que no corría la corsa rosa, en la que también fue segundo en su segunda participación, en el 2017. Y en su tercera intentona, Nairo quiere un día de gloria por los viejos tiempos, un gran epitafio por sus jornadas de esplendor.

Escuderos ambiciosos, líder obediente

“Los compañeros querían que ganase la tercera etapa”, confiesa en la meta el esloveno, como si necesitase una justificación

Pero a Pogacar y a su equipo no se les enternece el corazón, no se ablandan con el vuelo del ave fénix de Boyacá. El esloveno es de todo menos nostálgico. Y no da permiso para los veteranos, para el único exganador de la maglia rosa que hay en la carrera. No da rienda suelta a la escapada, la ata en corto.

“Los compañeros querían que ganase la tercera etapa”, confiesa en la meta, como si necesitase una justificación, después de cumplir con el deseo de sus ambiciosos escuderos, que controlan, que acercan a la fuga y ya en la última subida la neutralizan. Después, Pogacar gana porque así se lo han ordenado.

Lo hace sin atacar, solo esprintando. Esta vez no hay excesos ni exhibición. Solo se deja llevar y remata al final. Sin excesos. Un poco diferente a lo que tiene acostumbrado en esta temporada de récord en la que ya lleva diez triunfos. Es la tercera vez que gana dos etapas seguidas en una gran vuelta, ya lo había hecho en el Tour del 2021 y en el del 2022.

Siete días de rosa

Es la tercera vez que gana dos etapas seguidas en una gran vuelta, ya lo había hecho en el Tour del 2021 y en el del 2022

El esloveno parece que gana sin sudar. Tampoco nadie lo intenta probar, no digamos ya ponerlo contra las cuerdas. Todos sus teóricos rivales suben el puerto de Prati di Tivo un poco resignados, sin mover el árbol, sin atreverse a encender la mecha. Excepto el italiano Tiberi (Bahréin), el único que se sale del guión con dos ataques a falta de 1,8 km y de 1,1 km. A ambos sale fácil y grácil el líder, que no necesita levantarse del sillín y que arrancará, por fin, a 200 metros para el final levantar las manos casi sin inmutarse. Su tercera etapa en la primera semana de un Giro que domina de pe a pa, en el que es el César que levanta o agacha el pulgar según le plazca. A Quintana no le queda más remedio que volver a intentarlo otro día. Mientras su compatriota Dani Martínez (Bora) es segundo y su colega en el Movistar Einer Rubio ya está octavo. 

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