Míriam Silva (Villamartín, 1997) aparece con garbo en el descampado del Parc del Fòrum de Barcelona. “Vamos”. Hay prisa. Hora de comer –que sacrifica para atender a La Vanguardia – y decenas de vehículos todo terreno en cola para pasar la preceptiva inspección técnica antes de embarcarse al Dakar. Ella, gaditana de 27 años, tiene la última palabra, pulgar arriba o abajo, para que el coche o camión sea técnicamente aptos para la carrera. Ella tiene poder: es una de los once comisarios técnicos del rally. La primera y la única mujer.
Profesionalidad
“Los coches ‘trucados’, sea por ignorancia o por mala fe, la penalización se la van a llevar igual”
Su cargo es muy preciado, no está al alcance de cualquiera ser uno de los siete magníficos del Dakar que acuden al rally, los siete comisarios escogidos por la ASO, más otros cuatro por la FIA. Hay codazos por una plaza. Y una es para Míriam Silva, un caso paradigmático. Con solo 24 años fue la primera mujer elegida comisaria técnica. Y todavía es la única.
Estudió FP Automoción en Ubrique con 16 años, cursó un grado medio y uno superior. A los 19 empezó a trabajar en una ITV en una localidad de Málaga. Y con 24 la fichó la ASO para su cuerpo de comisarios técnicos. Un cargo que combina con su trabajo habitual de mecánica de Renfe, en la factoría de Madrid, donde se ocupa del mantenimiento de los motores de los trenes de media distancia. Aunque el salto al Dakar fue desde la ITV. Por recomendación.
Todo fue rodado. Estar en el sitio adecuado en el momento preciso. Y ser buena. Una de las mejores. Su trabajo como mecánica en rallies locales, kartings, subidas de montaña o circuitos no pasó inadvertido. José Antonio González, director de carrera del Rally de Andalucía, y Virginia Gómez, jueza deportiva de la comisión de todo terreno, hablaron de ella a la ASO, que la fichó como delegada técnica del Rally de Andalucía 2021, su debut en una carrera grande. Luego vendría el rally de Marruecos y el Dakar 2022, su bautismo de fuego.
Pasaporte al Dakar
Míriam Silva
· Villamartín (Cádiz)
· 27 años
· Soltera
· Mecánica de Renfe
· Comisaria técnica
· 4.º Dakar
–No puedo decir que fuese un sueño porque no tenía ninguno, profesionalmente. Yo siempre me quise dedicar a la mecánica, pero no me importaba poner un taller o dedicarme a los rallies. Simplemente, fui avanzando. Mi problema es que no tenía referentes femeninos en mi ámbito: donde voy siempre soy la primera mujer –explica Silva.
Su función en el Dakar implica una gran responsabilidad para la seguridad y la igualdad competitiva: es ella quien inspecciona los coches y camiones, desde las verificaciones previas al embarque, hasta el día a día de las etapas.
–Cada categoría de vehículo debe cumplir unas especificaciones técnicas estipuladas por la FIA, para que vayan todos en igualdad de condiciones, y para que primen el piloto y el copiloto. Los comisarios nos aseguramos de que los vehículos cumplen estrictamente con la normativa. Es como una ITV exhaustiva, por fuera y por dentro: miramos el motor, diámetros internos, medimos con láser recorridos de suspensiones, aperturas del diámetro del turbo, de la mariposa de admisión, embragues, cajas de cambio… –detalla la mecánica.
Por lo que se deduce que a menudo se encuentra con vehículos trucados , ya sea por desconocimiento o por “si cuela, cuela”.
–Sea por ignorancia o por mala fe, la penalización se la va a llevar igual –ríe Míriam, que asegura que las trampillas que encuentran no suelen ser para que los coches corran más, sino para ser más competitivos.
Huelga decir que en solo tres ediciones, Silva ha quedado totalmente atrapada por el espíritu del Dakar. Aunque tenga que levantarse a las cinco de la mañana, aunque descanse poco y mal, y, sobre todo, aunque coma fatal...
–Lo que más encuentro a faltar es el jamoncito. Cuando llevas tantos días a base de arroz con pollo, se me antoja un pucherito...
Y vuelve a su guerra, por ser una pionera y una escogida.
–Aunque me pongan muchas trabas, porque me lo hacen pasar muy mal, lo que estoy haciendo es un sueño totalmente inaccesible para mucha gente. Soy tan afortunada de poder hacerlo, que es una oportunidad y un espejo tan grande que no puedo dejarlo.
En la maleta
Medicamentos y estampitas
En la maleta del Dakar de Míriam Silva más que herramientas hay “un montón de medicamentos y estampitas de todos los santos y vírgenes”. Como andaluza –justifica– , es “supercreyente” y se lleva consigo la protección divina de santos de Semana Santa, y al cuello una medalla de la Virgen de las Montañas de su pueblo, Villamarín. Pero también se protege del sol de Arabia con “media farmacia” que carga. No faltan varios protectores solares y bálsamos labiales.