Artículos imperecederos

Opinión

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Màrius Serra Escritor y enigmista

Hay muchos, muchísimos, catalanes, sobre todo jóvenes, que no han puesto nunca los ojos en un papel impreso escrito en lengua catalana. Ignoran su gloriosa historia de lengua antigua, rica, expresiva, civilizada; admirable instrumento de cultura para quien quiere conocer a fondo las lenguas románicas. Ignoran que existen gramáticas, listas de verbos regulares e irregulares, con todas las conjugaciones, diccionarios de todo tipo y literatura para todos los gustos, desde las obras de los clásicos griegos y latinos (sin olvidar los nuestros) hasta los poetas y los clásicos y románticos de la literatura francesa, italiana, inglesa y alemana: colecciones de libros admirables de las mejores novelas de la literatura universal.

Pero los catalanes tenemos un defecto terrible: somos pocos y mal avenidos. Si todos los catalanes, como lo hacen otros pueblos más pequeños y perseguidos que nosotros, sintieran el orgullo de serlo, junto al castellano (lengua rica, expresiva, admirable y, sobre todo, necesaria) estudiaríamos el catalán o, al menos, trataríamos de leerlo. Entonces Catalunya brillaría como una estrella de primera magnitud en el campo literario del mundo. Desafortunadamente no somos lo bastante idealistas. Necesitamos y queremos ganar dinero porque la vida es cara y difícil, y esta ambición natural y lógica nos lleva a olvidar cosas que son sagradas, tales como nuestra literatura, expresión máxima del alma de un país y espejo de esta misma vida que vivimos.

La escritora catalana Aurora Bertrana (1899-1974)

La escritora catalana Aurora Bertrana

LV

Aurora Bertrana publicaba, hace un siglo, artículos sobre debates muy actuales

Los dos párrafos precedentes no los he escrito yo. Tampoco la IA, sino la inteligencia natural de AB. Los escribió en 1934 para dar una conferencia sobre el libro en catalán que recoge Mariàngela Vilallonga en Aurora Bertrana. Partidària de la vida (Comanegra) que contiene artículos, conferencias y entrevistas de la autora de Paradisos oceànics (Proa, 1930), gran defensora de la obra literaria de su padre Prudenci pero, a la vez, voz singular y diferenciada de las famosas prosas bárbaras del patriarca. Si me permito la gamberrada de fusilar dos párrafos suyos letra a letra sin entrecomillarlos es para demostrar su vigencia un siglo más tarde. Mientras leía este volumen tuve la impresión que un buen número de los artículos publicados en los años veinte o treinta del siglo XX en La Publicitat, La Humanitat o Mirador podrían ser escritos, publicados y leídos ahora mismo. Aurora Bertrana escribe sobre los problemas de comprensión lectora, la importancia de la educación, los claroscuros de la Constitución, las noticias falsificadas, el electoralismo perpetuo de la política —“Massa mítings i poques conferències”, se queja—, la mujer musulmana, la prostitución, la libertad sexual (maorí) o el mundo de la edición con unos puntos de vista nada adocenados. Lean a la Bertrana, siempre en sus trece.

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