Fue el espectacular restaurante Buenavista del Jardín del Norte, más conocido como el restaurante de los Messi, de cuya gestión se ocuparon los hermanos Iglesias, que en 2016 recrearon en un espacio de grandes dimensiones (1.000 m2 el local y otros 1.000 m2 el jardín) un pueblo soñado en el que se comía bien, y donde los clientes podían ocupar espacios con distintas ambientaciones. No faltaba ni la iglesia, ni el quiosco de diarios, la fuente, la barbería o el jardín, el espacio que desató la polémica por las quejas de los vecinos y al que finalmente no se pudo dar uso.
El negocio funcionó dos años como restaurante y un tiempo más se destinó a la celebración de actos privados. Hasta que cerró puertas y una nueva empresa, Salvaje, que ofrece cenas con espectáculo, sustituyó los decorados del pueblo imaginario por una especie de selva de dorados que abrió en 2021 y que tampoco acabaría cuajando en la capital catalana, cuya clientela no tiene una gran afición a las cenas con espectáculo ni a frecuentar locales tan grandes.
En el local que ocupará Big Mamma antes se ubicaba Salvaje
Sin embargo la ubicación es excelente y el lugar ofrece enormes posibilidades. O así lo han entendido los impulsores de Big Mamma, quienes están acostumbrados a los locales grandes, convencidos de que pueden ofrecer calidad. Ellos apuestan por la cocina italiana bien hecha, con la que desembarcarán en Barcelona a principios de abril, sumándose a los que ya tienen en distintas ciudades europeas (suman cerca de 2.200 empleados).
Hemos visitado el local, todavía en plenas obras, donde alojarán a 230 comensales divididos en distintos comedores y en una zona de bar, que permite comer en mesas o en la barra. Estos días el equipo de carpintería está recubriendo las paredes. La decoración, inspirada en el glamour de la Italia de los años 70: chandeliers de cuatro metros de Murano, columnas con espejos, o esculturas de luz del diseñador Jacopo Foggini. Algunos de los detalles recuerdan al local que lo ha inspirado, el Gloria de Milán, del que ha tomado el nombre, con lo que cambian la tónica de elegir un nombre para cada nuevo local (Belmondo en Madrid, Pink Mamma en París o Jacuzzi en Londres).
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El nuevo establecimiento se parece al que abrieron en Milán, Gloria Osteria
Daniele Tasso, chef ejecutivo de Big Mamma en España, nos cuenta que habrá 55 profesionales en cocina 45 en sala. “En todos los establecimiento de Big Mamma la inmensa mayoría del personal es italiano, por lo que cada vez que abrimos un local acabamos creando una pequeña familia de Italia en la ciudad en la que nos instalamos”.
Para este cocinero genovés Barcelona es un reto, “porque la clientela tiene una gran sensibilidad gastronómica, es exigente y sabe comer muy bien”. En cada lugar al que llegan también hacen algún guiño a la cocina local, en este caso habrá la bomba, a la que llamaremos “Ma que bomba!”.
La carta es distinta en cada una de los establecimientos, pero la pasta es elaborada in situ (tanto la fresca como la seca, y para ello cuentan con un laboratorio en la planta superior del mismo local) es parte crucial de la propuesta, tanto en sus recetas clásicas (nos gusta hacer los clásicos impecables) como creativas; habrá pizzas para compartir, espacio de crudos a la italiana o grill. Los postres (incluyendo helados, por supuesto) también los preparan en la casa, así como la focaccia y el pan.
La carta es distinta en cada una de los establecimientos, pero la pasta es elaborada in situ
La empresa Big Mamma, que este 2025 cumple una década de vida, la crearon dos amigos franceses, Tigrane Seydoux y Victor Lugger, enamorados de la gastronomía italiana. Pasaron un año viajando por aquel país y buscando pequeños productores de gran calidad con los que han establecido una red (hablan de más de 170 artesanos) que cada semana les hacen dos entregas de producto. Las verduras, las carnes y el pescado los compran donde se halla el restaurante. Si en Francia cuentan con 6 locales, también están en Inglaterra, Bélgica o Alemania. Hace un año cumplieron la que era una asignatura pendiente y, explica, el mayor reto: abrir en Italia. Lo hicieron en Milán, en un establecimiento al que llamaron Gloria Osteria, en el que se han inspirado para Barcelona. El precio medio rondará los 35-40 euros y, aseguran, quieren que se caracterice por tener un producto con cierto lujo. "Aquí el Parmigianino Reggiano que utilizaremos será con 22 meses de maduración, o la trufa blanca tendrá una presencia destacada en temporada”.