Las propiedades medicinales de esta planta tropical son más conocidas que sus posibilidades culinarias. Pero también las tiene, y cada vez es más frecuente ver aloe vera y sus derivados en las cocinas.
No hay que esperar sin embargo una gran revolución gustativa al incorporarla a la gastronomía, porque más que sabor aporta textura. Pero si está especialmente recomendada es por su numerosas propiedades nutritivas, beneficiosas sobre todo, aunque no únicamente, para la piel.
No hay que esperar sin embargo una gran revolución gustativa al incorporarla a la gastronomía, porque más que sabor aporta textura
Tanto la parte externa de las hojas como la gelatinosa que alberga en su interior son comestibles. No lo es en cambio una sustancia denominada aloína o látex, que se encuentra en medio de las dos y que se caracteriza por su color amarillento.
El sabor de la aloe vera no es su principal atractivo, incluso se podría decir que es algo desagradable, amargo y con regusto a hierba, pero es fácil de disimular cuando se mezcla con frutas y verduras, o se integran en ensaladas, cremas o postres.
Más textura que sabor
Pero si ha ido haciéndose poco a poco un lugar en la cocina ha sido más bien por sus propiedades como gelificante, estabilizante y emoliente. Resulta muy eficaz para espesar salsas, evitar que se corte una mayonesa, aportar untuosidad y cuerpo a cremas y purés, dar consistencia a una mermelada, para dar cremosidad a los helados y repostería.
Combina bien con las frutas y hay quien propone añadir su jugo incluso a los cócteles y batidos. Aunque no es esa la única forma posible de introducirla en los menús, y algunos de los grandes chefs proponen platos de lo más diversos en los que interviene la aloe vera de una u otra forma.
Las elaboraciones más usuales con esta planta son ensaladas, ceviches y otros platos fríos
Las elaboraciones más usuales con esta planta son ensaladas, ceviches y otros platos fríos, como el salmorejo, gazpacho o ajoblanco, porque en crudo es como mejor se aprovechan sus propiedades nutritivas. Pero ninguna regla prohíbe experimentar sus posibilidades en guisos de pescado, de carne o pasta. Hay incluso quien fríe la parte externa para servirla como aperitivo crujiente.
Además de sus beneficios nutricionales, tiene la ventaja de que no afecta a los alérgicos al gluten, con lo que puede sustituir a la harina y otros productos que lo contienen como espesante, y no aporta nada de calorías a los preparados. En tiendas especializadas se encuentran diversos productos derivados de esta planta. Se presenta a trozos, picada, en polvo o en jugo. Pero se pueden utilizar también las plantas domésticas.
Cómo prepararla en casa
Lo primero y más importante es comprobar que se trata de una variedad comestible, ya que algunas de ellas son venenosas. Y si bien estas son aptas para elaborar medicamentos, especialmente para tratamientos de la piel, como quemaduras, eccemas, cicatrices, no se deben utilizar para ningún preparado que haya que ingerir. En caso de que nuestras plantas sean de las comestibles, hay que tener un cuidado extremo con la preparación previa al consumo.
Las hojas constan de tres partes, una exterior, de color verde, una intermedia, la aloína o látex y una tercera, la más interior, que es el gel transparente.Para empezar, deben cortarse las hojas lo más cerca posible de la base y luego pelar los dos extremos a lo largo, porque de esa manera se puede liberar el gel.
Lo primero y más importante es comprobar que se trata de una variedad comestible, ya que algunas de ellas son venenosas
Antes de hacerlo es imprescindible sumergirlas en agua limpia durante no menos 10 minutos para que se desprenda la aloína. Cuando el líquido se vuelva amarillo hay que cambiar el agua y dejarlas un rato más hasta que quede completamente transparente. Otra opción es mantenerlas toda una noche en agua con sal.
Es importante que no quede ni rastro del látex, porque puede provocar diarrea y problemas gástricos. Ingerido en pequeñas cantidades ayuda a combatir el estreñimiento, pero esa misma propiedad hace que sea la causante de diarreas y malestar gástrico; en mayores cantidades podría provocar incluso un fallo renal de consecuencias fatales.
A partir de aquí se puede, si se desea y según el uso que se le vaya a dar, separar la piel del gel. La mejor forma es con un pelador de verduras, pero vale también un cuchillo de hoja fina, porque de lo que se trata es de extraer el gel, muy delicado, sin dañarlo.
El aloe vera se conserva en la nevera durante una semana, sea una vez procesado o antes de extraer el látex. Y también admite congelación. Si lo que se guarda es el gel, se aconseja hacerlo en la cubitera para usarlo en pequeñas dosis cuando se precise como texturizante. Eso sí, con la precaución de descongelarlo por completo antes de usarlo.
Fuente de vitaminas, antioxidantes y minerales
El aloe vera tiene conocidas propiedades nutritivas, entre ellas una considerable cantidad de vitaminas, A, B1, B2 B6 y B12, C y E. También ácido fólico, niacina, un tipo de vitamina B, que entre otras funciones ayuda a transformar los alimentos en energía. Contiene además minerales como calcio, hierro, sodio, potasio, cobre, zinc, manganeso y magnesio.
El alore vera contiene minerales como calcio, hierro, sodio, potasio, cobre, zinc, manganeso y magnesio
Es rico en antioxidantes que mejoran la salud en general y son preventivos de enfermedades como el cáncer y dolencias coronarias. Algunas investigaciones apuntan a su capacidad de reducir el nivel de glucosa en diabéticos.
Es un bloqueador de bacterias y un estudio elaborado en 2014 por la Universidad británica de Cambridge confirmaba la capacidad de su gel para prolongar la vida de las frutas y verduras si se cubrían con él.