Consejos para organizar tu nevera de playa como un profesional
Materia prima
Todo lo que necesitas saber para ser el rey de los picnics veraniegos
Bocadillo, toalla y listo. O lo que sea en el chiringuito de turno. Aunque esas son las soluciones fáciles, lo cierto es que un auténtico cocinillas tiene que mantener su prestigio incluso en medio del campo o en la playa más atestada del Levante.
Tampoco se trata de montar la tienda de campaña, sacar el camping gas y ponerse con las esferificaciones y el nitrógeno en la arena, pero una de esas típicas neveras de playa bien organizada y provista puede ser la clave para mantener la dignidad gastronómica en pleno verano y donde sea. Y eso es mucho decir.
¿Pero dignidad gastronómica y nevera de playa son compatibles? ¿No es este el complemento imprescindible, junto a la riñonera, de cualquier dominguero que se precie? Aunque muchos lo vean así, esta es una gran oportunidad para reivindicar la nevera con sus hielos azules y todo, como el gadget de cocina imprescindible en verano.
No se trata, eso sí, de montar un campamento en medio de la playa, desplegando camping-gas, cocina auxiliar y zona de postres. Pero sí de poder llevar a donde sea una comida en condiciones y tener a mano bebidas frías.
Frío y hielos
El orden de colocación de los diferentes alimentos y bebidas es clave para optimizar la temperatura de la nevera y conseguir que todo dure fresco el mayor tiempo posible. Aunque lo habitual en muchos casos es colocar el hielo en la base e ir montando encima el rompecabezas, en realidad lo correcto es justo lo contrario: el hielo encima. Al menos su hablamos de una nevera en la que sobre todo habrá bebida.
Si combinamos comida y bebida, no es mala idea dejar un hielo en la base y colocar encima los alimentos que necesiten más frío para su conservación. Por ejemplo, carne cruda si nos vamos de barbacoa. El objetivo de este tipo de neveras es mantener la temperatura, no enfriar los alimentos. Es decir, si queremos que las bebidas estén frescas, lo suyo es guardarlas ya frías en la nevera.
Si combinamos comida y bebida, no es mala idea dejar un hielo en la base y colocar encima los alimentos que necesiten más frío para su conservación
Lo mismo ocurre con, por ejemplo, un táper de tortilla: si lo ponemos caliente haremos que toda la nevera pierda temperatura y el hielo dure mucho menos. La tortilla, por cierto, bien hecha para evitar sustos, como ya recordamos el otro día.
Organización
Además de meter los alimentos y bebidas antes, tampoco es mala idea enfriar también la propia nevera. ¿Cómo? Guardándola en algún lugar fresco o incluso teniéndola un rato con agua y hielo en su interior. Por supuesto, cuando lleguemos a la playa o al monte, es importante buscar una sombra para dejar la nevera o, al menos, protegerla de alguna manera del sol directo.
Exactamente igual que ocurre con la nevera de casa, estar abriendo y cerrándola todo el rato es una pésima idea si queremos mantener la temperatura. Por eso es importante colocar todo en el orden en el que suponemos que vamos a ir utilizándolo, de modo que sea accesible rápidamente nada más quitar la tapa.
¿Quieren algo de beber? Aprovecha para preguntar si alguien más quiere. Y no sólo por hacerte el simpático del grupo, sino para evitar tener que volver a abrir la nevera a los 5 minutos. Educación y eficiencia frigorífica, un 2x1 perfecto para triunfar en la playa. Y si tienes espacio y manos libres, no es mala idea recurrir a dos neveras, una para la comida y otra para las bebidas. En la segunda puedes usar cubos de hielo normales –mejor de los comprados, tipo roca, no de los caseros que se deshacen enseguida–, que además de mantener temperatura del interior luego se pueden usar para ejercer de coctelero en la playa.
Tampoco es mala idea recurrir a dos neveras, una para la comida y otra para las bebidas
De hecho, llenar esta segunda nevera con agua con hielos es posiblemente la forma más eficaz para enfriar y mantener a una temperatura ideal las bebidas, desde zumos o agua hasta cervezas y vinos. Y, por cierto, refresca ese vino tinto también, que estamos en verano y lo de la temperatura ambiente no significa servirlo a 30 grados.
El viejo truco de la botella
Si no tienes hielos a mano, hay uno de esos viejos trucos de madre que pueden servir para improvisar una nevera de playa aunque te falte lo más esencial: el sistema para mantener la temperatura. Llena una botella de plástico con agua hasta algo más de la mitad –no más para no reviente–, congélala y ya tienes tu bloque de hielo casero. Y agua muy fría para beber según se vaya descongelando, claro.
Y ahora que sabemos cómo preparar una nevera de playa, ¿qué metemos dentro? Pues tampoco hace falta complicarse mucho para montar una comida rica donde sea: ensaladas –las de legumbres, arroz, cuscús siempre funcionan– picoteo (quesos, hummus con crudites…), conservas (una buena lata de anchoas o sardinas con pan es una delicia…) y fruta de temporada y a triunfar. ¿Ves como tampoco es tan difícil huir del paellador del chiringuito?