Los churros son algo más que un simple dulce para los españoles: son una institución. Por eso, cualquier variación fuera del territorio nacional tiende a levantar pasiones... y decepciones. Una familia española, durante un viaje a Alemania, decidió enfrentarse a la versión germana de este clásico y el resultado fue todo menos satisfactorio.
La familia quiso probar los churros en Alemania porque el padre tenía curiosidad al ver que eran muy populares entre los alemanes. Según explicó su hija en un vídeo de TikTok, él se preguntaba por qué tanta gente los compraba y decidió comprobarlo por sí mismo, aunque había mucha cola.
Caros, insípidos y crudos
Un veredicto unánime
La primera sorpresa llegó con el precio: cinco euros por una ración de cinco churros. “La porción es de cinco churros. Cinco churros, cinco euros”, comentó Angi incapaz de creer que cada churro costara un euro. A pesar de la incredulidad, pagaron el importe y se dispusieron a disfrutar del esperado manjar.
El primer mordisco marcó el inicio de las críticas. El padre fue contundente al probarlos. “Malo, malo, malo. Es harina cruda”, expresó con visible descontento. La madre, tras probarlos, añadió: “No tienen ni sal”.
Pero fue Angi quien lanzó el comentario más mordaz, ya que vino a decir que aquellos que sí disfrutan de esta dulce no entienden de gastronomía: “La gente no tiene paladar”. Por lo tanto, un veredicto unánime que no dejó lugar a dudas sobre la decepción generalizada sobre los churros alemanes.