Hallan nuevas evidencias sobre los riesgos para la salud de tomar bebidas azucaradas. Un estudio de la Universidad de Washington (Estados Unidos) ha concluido que aproximadamente uno de cada diez nuevos casos de diabetes de tipo 2 y uno de cada treinta nuevos casos de enfermedad cardiovascular son atribuibles al consumo de refrescos, bebidas de frutas, bebidas energéticas y limonadas.
El trabajo, que se basa en datos de 2020 de 184 países del Global Dietary Database, muestra que los lugares que acumulan más nuevos casos de diabetes y enfermedad cardiovascular asociados al consumo de bebidas azucaradas son Latinoamérica y Caribe, seguidos de África Subsahariana.
En 2020
Latinoamérica y Caribe, seguidos de África Subsahariana, son los lugares donde se han registrado más casos
Publicado en Nature Medicine, el análisis pone en evidencia que la ingesta de estos productos fue responsable de 2,2 millones de nuevos casos de diabetes tipo 2 y de 1,2 millones de nuevos casos de enfermedad cardiovascular a nivel global en 2020.
Un 24,4 % de todos los nuevos casos de diabetes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas se dieron en Latinoamérica y el Caribe, mientras que solo un 3 % tuvieron lugar en el Sureste y Este de Asia, ha explicado a EFE Laura Lara-Casto, la investigadora que ha liderado el estudio.
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Un 24,4 % de todos los nuevos casos de diabetes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas se dieron en Latinoamérica y el Caribe
Respecto a los nuevos registros de enfermedad cardiovascular, un 10 % de los casos relacionados con el consumo de refrescos azucarados se produjeron en Latinoamérica, frente a menos de un 1 % en el Sur de Asia.
El estudio muestra, además, que a nivel global la carga de diabetes tipo 2 y de enfermedad cardiovascular atribuible al consumo de estas bebidas fue mayor en hombres que en mujeres, y más común cuanto menos formación tenía el sujeto.
“El porcentaje de enfermedad atribuible a bebidas azucaradas continúa siendo muy alto, particularmente en países de Latinoamérica y el Caribe, por lo que se requiere mayor atención en intervenciones de salud pública para mitigar este factor de riesgo”, ha señalado Lara-Castor.
Para la investigadora, son necesarios más esfuerzos internacionales para plantar cara a esta situación. Sobre todo en aquellos países con una menor estructura administrativa, para que así puedan implementar y hacer un seguimiento de políticas públicas que ayuden a disminuir la carga de enfermedades a causa del consumo de bebidas azucaradas.
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Los impuestos a las bebidas azucaradas han demostrado ser útiles para que la población reduzca su consumo
Algunas de estas políticas pueden ser los impuestos a refrescos, limitar su publicidad u obligar a poner etiquetados que informen del riesgo de su consumo para la salud.
En concreto, los impuestos a refrescos han demostrado en repetidas ocasiones ser efectivos para que la población limite el consumo de estos productos. Así lo mostró hace unos meses otro estudio de la Universidad de Washington que analizó el comportamiento de compra de 400 familias estadounidenses.
Sus autores concluyeron que tras la introducción de la tasa en algunas ciudades del país, los hogares con ingresos más bajos reducieron casi a la mitad la compra de bebidas azucaradas, mientras que las familias más adineradas lo hicieron en un 18%.