Los impuestos a las bebidas azucaradas reducen el consumo en los hogares de menores ingresos en casi un 50%. Es la conclusión de un nuevo estudio de la Universidad de Washington (UW) para el que se ha analizado el comportamiento de compra de 400 familias que habitan en Seattle, San Francisco, Oakland y Filadelfia.
Los investigadores han observado que, tras la introducción de la tasa en algunas ciudades del país, los hogares con ingresos más bajos han reducido casi a la mitad la compra de bebidas azucaradas, mientras que las familias más adineradas lo han hecho en un 18%.
Los resultados sugieren que los impuestos podrían ayudar a reducir las disparidades en materia de salud, insisten los autores de este trabajo publicado en Health Economics, ya que otros estudios han evidenciado que es en las unidades familiares con menor renta donde más se consumen estos productos insanos.
Las bebidas azucaradas son una de las mayores fuentes de azúcar en la dieta estadounidense
“Las bebidas azucaradas son una de las mayores fuentes de azúcar en la dieta estadounidense. Tienen todo tipo de consecuencias para la salud y realmente no aportan ningún valor nutritivo. La idea del impuesto es que las personas de bajos ingresos, al reducir más su consumo, reciban mayores beneficios para la salud que los hogares de mayores ingresos”, señala Melissa Knox, coautora de la investigación y profesora adjunta de economía de la UW. “Si los hogares reducen su consumo de azúcar, experimentarán beneficios para la salud”.
Para llegar a estas conclusiones, los expertos hicieron un seguimiento de centeneras de hogares durante un año antes y después de la implementación del impuesto en su ciudad. Al principio, observaron que el coste de la cesta de la compra de estas familias se había incrementado debido al encarecimiento de los productos afectados por el gravamen. En el caso de los hogares con menos recursos, la inversión en la compra de bebidas azucaradas se disparó un 22%, mientras que para las familias de ingresos altos solo aumentó un 11%.
No obstante, pasado un año de la aplicación de estas tasas, las familias con menos recursos habían reducido en un 47% las compras de bebidas azucaradas. “También observamos que parte de ese dinero lo destinaban a comprar otros productos no gravados”, asegura la experta.
Investigaciones anteriores impulsadas por este centro también han concluido que los impuestos se asocian a una bajada del índice de masa corporal infantil. “Estos trabajos sugieren que las tasas están teniendo los beneficios de salud esperados y esta nueva evidencia da motivos para creer que las ventajas podrían ser mayores para los hogares con ingresos más bajos”, termina Jessica Jones-Smith, coautora y profesora de sistemas de salud y salud poblacional de la UW.
Pese a estos resultados, solamente ocho ciudades estadounidenses han implementado algún tipo de gravamen sobre estos productos que contribuyen a problemas de salud como la obesidad y la diabetes tipo 2. Filadelfia se convirtió en la primera urbe en tomar esta medida en 2016.
Actualmente, un 40% de los adultos y un 18,5% de los menores estadounidenses padecen obesidad. Se trata del país del mundo con un mayor número de personas obsesas.
En España
Estudios que han analizado los efectos de este impuesto en el consumo de bebidas azucaradas de la población española —aquí el gravamen se aplicó en todo el país en 2021— también han obtenido resultados similares. Un trabajo publicado por EsadeEcPol en 2022 concluyó que aumentar el IVA de estos productos del 10% al 21% había conseguido reducir su consumo en los hogares con rentas más bajas.