Muchos expertos del campo de la alimentación defienden que las dietas bajas en hidratos de carbono no tienen por qué ser las más indicadas y que pueden comportar un déficit de nutrientes. Ahora, una investigación desarrollada por la Universidad de Vermont, en Estados Unidos, defiende lo contrario.
Los autores del trabajo han señalado que este régimen puede tratarse de una forma eficaz de gozar de una buena salud, e incluso ayudar a controlar y prevenir la diabetes tipo 2. Añaden que el escepticismo que existe alrededor de las dietas bajas en hidratos de carbono, procede de la creencia de que dan un gran protagonismo a grasas y proteínas, pero lo desmienten.
Los hallazgos sugieren que estos patrones pueden ayudar a promover una mejor calidad de la dieta
La investigación publicada en la revista Frontiers in Nutrition señala que si los patrones de alimentación bajos en hidratos están bien diseñados pueden satisfacer de forma segura las necesidades nutricionales del paciente.
Para llegar a esta conclusión, los expertos observaron la adecuación nutricional de tres planes bajos en hidratos de carbono durante siete días. Eligieron dos dietas cetogénicas (una contenía 20 gramos de carbohidratos por día y la otra 40 gramos) y un régimen menos estricto que presentaba 100 gramos de carbohidratos por jornada. Según el equipo de investigadores, los tres cumplieron los requisitos nutricionales de vitaminas A, C, D, E, K, tiamina, riboflavina, niacina, folato y vitaminas B6 y B12 tanto en hombres como en mujeres con edades que iban de los 31 y a los 70 años.
“Estos hallazgos sugieren que, además de su capacidad bien para ayudar a controlar el peso, los patrones de alimentación bajos en carbohidratos pueden ayudar a promover una mejor calidad de la dieta y cerrar brechas críticas de nutrientes”, apunta la coautora del estudio, Beth Bradley, del Departamento de Nutrición y Ciencias de la Alimentación del centro.
Solo en ciertas subpoblaciones, las dietas no cumplieron los requisitos nutricionales. Por ejemplo, las mujeres jóvenes necesitaban más hierro y a los hombres de la tercera edad les faltaba un extra de calcio.
Eso sí, los investigadores recuerdan que la idea de que una dieta baja en carbohidratos también debe ser baja en fibra no está respaldada por la evidencia. “Los alimentos ricos en fibra son en realidad una parte importante de un estilo de vida bajo en carbohidratos, en parte porque las opciones de alimentos ricos en este nutriente pueden ayudar a reducir la ingesta neta de carbohidratos. Las verduras sin almidón, los frutos secos y las semillas, y, con moderación, incluso las frutas con más carbohidratos, las verduras con almidón y los cereales integrales pueden aportar fibra a la dieta y, al mismo tiempo, mantener bajo control la ingesta neta total de carbohidratos”, señalan.
Los tres planes superaban la ingesta recomendada de proteínas y grasas, pero los autores insisten en que las cantidades no eran inseguras. ”De qué alimentos provienen los nutrientes y cómo encajan en el contexto más amplio de la dieta general puede desempeñar un papel más importante a la hora de determinar los resultados de salud", concluyen.