Ratas en el fango

En una de las manifestaciones para protestar contra la incompetencia del Gobierno de la Generalitat Valenciana y exigir la dimisión del presidente Carlos Mazón, dos de las manifestantes –hermanas, según la crónica de Manuel Viejo en El País – decidieron cantar para expresar su estado de ánimo. La canción no era ni de Raimon ni de Zoo ni de Borja Penalba ni de Obrint Pas, sino de Paquita la del Barrio, que hasta ahora solo había aparecido en concentraciones contra la llamada violencia machista. Paquita es conocida por la contundencia de sus letras y por convertir el desamor en una forma vehemente de bolero/ranchera protesta. Ambas manifestantes explicaron que la literalidad de la canción Rata de dos patas (“ Rata inmunda / Animal rastrero / Escoria de la vida / Adefesio mal hecho) describía perfectamente la indignación personalizada en la figura de Mazón, como debió serlo para Paquita la del Barrio cada vez que la interpretaba pensando, dicen, en uno de sus maridos. Digo “dicen” porque, tras el éxito despampanante de la canción y de convertirla en himno analgésico contra la violencia machista, el compositor de la letra, Manuel Eduardo Toscano, contó las circunstancias de su composición.

En València, la canción protesta ha ampliado su repertorio de expresión espontánea

Resulta que la canción se editó en el 2004, último año del mandato del presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari. No fue un mandato fácil: a Salinas lo acusaron de ganar las elecciones gracias a un fraude electoral y de traicionar todas las promesas de reparación de la corrupción endémica de la administración. En aquel momento, el compositor Toscano había observado que las canciones de Paquita la del Barrio no tenían una intensidad proporcional al rencor con que las interpretaba y se planteó el reto de componer una letra en la que la mayoría de elementos fueran insultos. Para inspirarse, Toscano contó que, quizá para compensar su decepción política, se inspiró en el presidente Salinas y los insultos le salieron con una fluida inspiración. En València, la canción volvió a su estado primigenio: había nacido como respuesta semi-subconsciente a una desafección política mexicana y, siguiendo una justicia poética circular, acabó animando una protesta delante del palacio de la Generalitat Valenciana. La conexión entre la indignación colectiva y la rabia individual, sin embargo, no siempre es tan coherente. El mismo autor de Rata de dos patas le escribió una canción a Alejandro Fernández, titulada Mátalas , y la tuvo que cambiar después de pedir perdón y explicar que no tenía la intención de menospreciar a las mujeres sino, al contrario, de amarlas. Resultado: ante la acusación de apología del feminicidio, tuvo que transformar una letra que, desde el título, hablaba de matarlas (según él, de amor y con abrazos y besos) en Ámalas , sustituyendo las referencias asesinas por metáforas cursis. En el caso de las manifestantes valencianas, sospecho que la idoneidad de la letra es una cuestión política y sentimentalmente innegociable.

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