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Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol, un paso al campo

Rodaje

Los protagonistas de ‘Un paso adelante’ vuelven a reunirse en la comedia ‘Dos vacas y una burra’, de Jesús del Cerro

Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol posan para ‘La Vangiardia’ en un descanso del rodaje de 'Dos vacas y una burra', de Jesús del Cerro

Esteban Cobo

Veinte años después de convertirse en los ídolos juveniles de media España con la serie Un paso adelante , Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol vuelven a reunirse profesionalmente en la comedia Dos vacas y una burra, del también director de aquel éxito televisivo, Jesús del Cerro. La película se rueda estos días en la Vega de Pas , Cantabria. Y, aunque el guionista y productor José Luis Feito la escribió hace cinco años, el planteamiento encaja a la perfección con el actual redescubrimiento del campo y la vida rural a raíz de la pandemia.

Los chavales que entre 2002 y 2005 encarnaron a los aspirantes a estrellas que eran Rober Arenales (Muñoz) y Pedro Salvador (Puyol), ambos alumnos de la Academia de Artes Escénicas concebida al estilo de Fama, serán ahora un arquitecto desempleado, Pedro, y su tío médico, Luis, igualmente en paro. Los dos vuelven al pueblo de los antepasados a causa de una peculiar herencia que el abuelo Paco ha dejado al primero: las dos vacas y la burra del título. Ni que decir tiene que el viaje, que no el peculiar legado, cambiará la vida de Pedro.

Imágenes del rodaje de 'Dos vacas y una burra', de Jesús del Cerro, con Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol

Esteban Cobo / E.C.

“La vida en el pueblo hace que Pedro se sienta como él mismo. Le quita la presión que sentía en la gran ciudad. Ya no tiene que ser lo que los demás esperaban de él sino lo que él quiere”, explica el realizador. El propio Del Cerro se considera “de pueblo”, en concreto de la localidad toledana de su padre, Alcabón. Y tiene claro lo mucho que el retorno a la tierra de los padres y abuelos –mejor si es en el ámbito rural o en una población pequeña– mejoran la perspectiva y dan “sentido de pertenencia” al habitante de la gran urbe.

Nuestro reencuentro es un lujo. Hacer una película en el 2020, un doble lujo. Y ya encima poder hacerlo aquí, pues un lujo triple”

Miguel Ángel MuñozActor

“El reencuentro de nosotros tres en un rodaje es un lujo. Hacer una película en el 2020, un doble lujo. Y ya encima poder hacerlo aquí..., pues un lujo triple”, dice Muñoz abriendo un semicírculo con el brazo en dirección al extenso valle pasiego. Puyol suscribe y, como el amigo común que es el director de la película, presume de pueblo;en su caso por la estancia de un par de años que pasó en Almayate, en la provincia de su Málaga natal. “Compensa mucho vivir en un lugar así cuando llevas una vida de cierto estrés”, señala.

Los actores y el director durante el singular’Photocall’ del rodaje de 'Dos vacas y una burra’

Rubén Aranda

Los dos actores se apresuran a precisar que lo de su reencuentro es “sólo en lo profesional”, pues ambos mantienen íntegra la amistad que forjaron en los años de Un paso adelante y del grupo musical que replicaron en la ficción, Upa Dance. “Solemos vernos mucho. Vamos a correr, salimos por ahí, nos reímos... Hace un par de años hicimos juntos la Maratón de Nueva York y subimos al cerro Tarija (cordillera Real de Bolivia)”, sigue Muñoz, ahora cocinero en el programa Como sapiens de Televisión Española.

Con un presupuesto de dos millones de euros –el doble del coste medio de una película en España–, Dos vacas y una burra tiene su toque romántico, y el director le señala también un aire de “realismo mágico” al estilo de Amanece, que no es poco, la cinta de culto de José Luis Cuerda. También señala su tono de buen rollo a lo Frank Capra, otro referente del cineasta, también corresponsable de series como Médico de familia o Compañeros .

Esmeralda Pimentel, en un posado para ‘La Vanguardia’ durante el rodaje de 'Dos vacas y una burra'

Esteban Cobo .

En el reparto de la comedia en marcha también participa la mexicana Esmeralda Pimentel. Ella interpreta a una estudiante de arquitectura, Paula, de estancia en la tierra de su abuelo indiano, amigo del antepasado de Pedro. Paula está terminando aquí su carrera después de una mala racha. Es una mujer “que sabe escuchar y cuidar a los suyos”, y la actriz quiso darle una carga de “fuerte carácter”, indica.

Todos somos de pueblo, es la conclusión: de la película y de los que la están haciendo

Pimentel también se identifica con las ventajas del contacto con la naturaleza que el filme exalta. Y más ahora, como tanta gente de aquí y allá. “Soy de los que huyeron de la ciudad durante la pandemia; me fui a Querétaro”, nos cuenta.

Todos somos de pueblo, es la conclusión. Lo es de lo poco que sabemos de la película, y también de los que la están haciendo.

Puyol y Muñoz, en un receso del rodaje

Esteban Cobo