Ideas erróneas sobre “amar mucho” que debes abandonar si quieres amar bien
Consultorio de sexo
Una relación debe potenciar a la persona y su vida, no interponerse en el camino
Sí, si puedo vivir sin ti
Claves para dejar atrás las relaciones de pareja tóxicas
Estoy muy agobiado. Últimamente siento que no hago nada más que estar con mi pareja. Ella es un poco celosa y siempre me pregunta qué hago y dónde estoy. Si paso tiempo libre sin ella siente que ya no la quiero y no la cuido, y eso me está asfixiando. Estoy llegando a dudar si el problema lo tengo yo; quizá no estoy hecho para tener pareja y debo estar solo. O debo cambiar y aprender a quererla como necesita. Estoy hecho un lio…. Si me puede ayudar se lo agradeceré. Muchas gracias.
Todos sabemos que al inicio de una relación empieza el enamoramiento, esa adictiva etapa en la que todo el tiempo se tiene al otro en mente, se vive una extrema felicidad y plenitud. Todo se vuelve de color de rosa y lo único que deseas es pasar tiempo con la otra persona. Esta situación tiende a empezar como una tontería, como una fase inicial, aunque en ocasiones se alarga en el tiempo. Lo único que se hace es estar en casa, de la cama a la cocina, de la cocina al sofá, del sofá al baño y vuelta a empezar. Te encierras en casa y, con las semanas, quizás sales un poco pero lo sigues haciendo todo con la pareja. Se llega a abandonar al entorno social, encerrándote en la relación.
Si haces todo en pareja llegas a abandonar tu entorno social, encerrándote en la relación
La base de la situación expuesta son las ideas erróneas de lo que significa tener una relación y de lo que es el amor y amar a alguien. Creemos que querer estar siempre con la otra persona, priorizarla ante todo, hacerlo todo con ella y esperar que te cubra todas tus necesidades es el verdadero amor, ese idealizado mito de la media naranja, de pensar que somos seres incompletos y que nuestra pareja llena aquella parte que nos falta. El problema es que se empieza por perder el entorno social, y se sigue por perderse a uno mismo y a la propia individualidad. Y se termina por generar una dependencia hacia el otro, porque se llega al punto de “sin ti no soy ni tengo nada”.
Los dependientes emocionales a menudo generan relaciones de pareja desestructuradas, que no son sanas ni enriquecedoras. Son relaciones basadas en conductas obsesivas hacia la persona amada, que se manifiestan a través de diferentes formas, todas ellas nocivas: llamadas persistentes, peticiones continuas de atención, interrogatorios, expresiones de amor frecuentes y en ocasiones inoportunas, establecimiento de mecanismos de control o búsqueda asfixiante de intimidad.
Cuando una relación se basa en una necesidad en vez de en un deseo toca hacer una importante reflexión y replanteamiento. El amor no puede ser obsesivo ni dependiente. Debemos aprender a amar bien. En nuestra vida deben tener cabida muchos más factores que la relación de pareja, como el trabajo, la familia, las amistades, el espacio personal...
El amor no puede ser obsesivo ni dependiente; en nuestra vida deben tener cabida muchas más cosas que la pareja
Una relación debe potenciar a la persona y a su vida, no se debe interponer en el camino.Es importante respetar y entender la libertad e independencia de cada uno de los miembros de la pareja por separado. Aceptar que no tenemos la capacidad ni el derecho de controlar las emociones, intenciones y deseos del otro.Si es así como lo estamos viviendo, es que estamos ante un tipo de amor “excesivo”.
Si tendemos a este tipo de relaciones o nos las exigen las posibles parejas que conocemos significa que hay una mala interpretación del amor. O quizá una carencia personal que se espera que el otro cubra, ya sea inseguridad, falta de aficiones, poco entorno social, etcétera.
Por tanto, toca cambiar el término con que acompañamos la palabra amor: debemos pasar de “más amor” a “mejor amor”.
Además, también debemos trabajar nuestro yo, saber estar solos, cuidar de nuestro bienestar, etcétera para prevenir la posibilidad de establecer relaciones de dependencia emocional. Y si aun así una situación amorosa se vuelve conflictiva porque nos genera ansiedad y no sabemos cómo salir de ella, lo mejor es acudir a un psicólogo especialista que ayudará a ver nuevas perspectivas y ofrecerá nuevas herramientas para resolver el malestar.