Todas las percepciones y sensaciones que una persona percibe a través de sus sentidos pueden provocar un efecto emocional en ella. Son estímulos que nos pueden ayudar a sentirnos de una determinada forma. Los colores no son una excepción y la psicología del color es un campo de estudio que está dirigido a analizar el efecto del color en las sensaciones y la conducta humana ¿Cómo percibimos y nos comportamos ante la presencia de distintos colores? ¿Qué emociones y sensaciones nos suscitan?
Aunque queda mucho por investigar en este campo, lo cierto es que los colores que vemos o vestimos pueden influir en las emociones y el estado mental. Los colores pueden ser importantes a la hora de vestirnos, decorar la casa o el lugar de trabajo, donde las personas pasan muchas horas. No es casualidad que en los hospitales predominen los colores fríos, ya que el objetivo es tratar de calmar los ánimos de los pacientes.
Colores
Pueden irritar o calmar, encender o enfriar
Los colores pueden irritar o calmar, encender o enfriar. Aunque no se puede hablar en términos absolutos, ya que el factor cultural es importante, es frecuente hablar de colores cálidos (rojo, naranja) en términos de reacciones positivas, como calidez o ternura y también negativas, como enfado, ira, hostilidad. Por el contrario, los tonos más fríos (verdes, azules), pueden provocar una sensación de tranquilidad, pero también de tristeza.
El marketing y la publicidad también tienen muy en cuenta estos factores, a la hora de diseñar los logos, las campañas y los múltiples mensajes que lanzan al consumidor. Se sabe que el rojo, por ejemplo, puede contribuir a aumentar el ritmo cardiaco, lo que provoca un aumento de adrenalina, lo que puede hacer crecer el entusiasmo.
El color de la perfección
El blanco es el color con más luminosidad, es acromático y, de hecho, contiene todos los colores del espectro electromagnético y puede ofrecer numerosos matices. Al igual que ocurre con el negro, es un color absoluto, que evoca todo o nada. Está considerado el más completo y puro, el color de la perfección. En psicología, inspira pureza, limpieza, inocencia, reflexión. Es también símbolo de apertura, crecimiento, imparcialidad, creatividad y paz.
La pureza es la razón por la que las novias suelen vestir de blanco en los países occidentales. La calma, el motivo por el que los médicos suelen utilizar batas blancas. El inicio de algo es por lo que los judokas comienzan su andadura con un cinturón blanco sobre el judogui. El folio en blanco es el que espera una creación. Cuando la mente se queda en blanco, significa limpieza, ausencia de ideas. La paz se simboliza con una paloma o una bandera blanca. También es el color de la protección y tranquilidad.
El blanco es el color más puro y completo y tiene, en general, muy pocas connotaciones negativas, pero sí se relaciona con el hielo, por lo que en exceso puede llegar a ser un color frío, quizá demasiado aséptico y, en ocasiones, puede inspirar vacío o cierto despego, ya que a algunas personas puede resultarles poco estimulante. De hecho, en relación al vacío, en algunas culturas se relaciona con la muerte y el duelo, simbolizando el final de una vida y el comienzo de otra.
Cuando una persona tiende a vestir de blanco, puede querer decir que busca o ha encontrado un nuevo sentido en su vida o que está cambiando de ciclo, que comienza una nueva relación o que está dando un giro en su trayectoria profesional. También significa que está tranquila y que esa calma que siente es la que desea transmitir a su entorno.
Las niñas que hacen la comunión suelen vestir de blanco como un símbolo de inocencia, al igual que lo hacen la mayoría de las novias occidentales, tradición que comenzó con la intención de transmitir pureza virginal. El blanco habla también de sencillez, de cosas poco complicadas, de transparencia. Pero demasiado blanco puede llegar a causar cierto sentimiento de aislamiento o de vacío. Incluso puede tender a ser paralizante y hacer sentir miedo a manchar o estropear algo.
De cualquier forma, la percepción de un color tiene mucho de subjetivo, por lo que cada persona percibe matices muy personales, al margen de los significados que la psicología otorga de forma general a cada tono.