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Lo que nunca debes decirle a una persona que no puede tener hijos

Relaciones

El duelo por la maternidad o paternidad frustrada es poco conocido, incomprendido y difícil de procesar

Muchas mujeres se ven inmersas en un profundo duelo al tener que asumir que nunca serán madres, queriendo serlo

Highwaystarz-Photography / Getty Images/iStockphoto

Las estadísticas lo demuestran: cada vez hay más mujeres en España que no tienen hijos. Según datos de la ONU, nuestro país es el quinto del mundo con una menor tasa de fecundidad, con una media de 1,3 hijos por mujer. Las estadísticas de la encuesta de natalidad del INE, publicada el pasado mes de abril, muestran también que, de las mujeres nacidas en la década de 1970, una de cada cuatro no ha tenido hijos.

Por fortuna, la sociedad está cambiando hacia un modelo en el que tan lícito es decidir tener descendencia como no hacerlo. Reflejo de ello son libros como el recién publicado en el Reino Unido Mum’s Not the Word: Childless, Childfree (Earthworld), una obra reivindicativa que narra las historias de cincuenta mujeres sin hijos, ya sea voluntaria o involuntariamente. Actualmente, una de cada cinco mujeres británicas no son madres, y el libro, con impactantes fotografías, quiere ayudar a combatir los estereotipos negativos que califican a estas mujeres como egoístas, poco femeninas, solteronas o locas de los gatos.

Las estadísticas

Un 10% de las mujeres no tiene hijos por elección; otro 10%, por razones médicas; el resto, por otras razones

Cada vez resulta más común que las mujeres que no han tenido hijos por elección alcen la voz y reivindiquen su estilo de vida en una sociedad que demasiadas veces las contempla con rareza, desprecio o incluso como si fueran una amenaza. Un ejemplo de ello es la publicación este año del nuevo libro del profesor de la London School of Economics, Paul Dolan, Happy Ever After: Escaping the Myth of the Perfect Life (Allen Lane), cuya promoción no ha estado exenta de polémica por la afirmación de Dolan, sustentada en la estadística, de que las mujeres solteras y sin hijos son más felices que las casadas con descendencia.

Lo que no resulta tan fácil es escuchar las voces de las mujeres que quisieron ser madres y, por los motivos que fuera, no pudieron. La comadrona Gloria Labay trabaja con este colectivo desde su plataforma La Vida Sin Hijos, que creó, según explica, porque ella misma no encontró ningún grupo de soporte para transitar su propia pena por la falta de hijos. Labay explica que “la idea de no poder tener hijos después de haberlo deseado es un gran cataclismo en la vida de una persona. Afecta a muchos niveles, a muchas esferas de tu ser: a tu identidad como mujer, como hombre, al lugar que ocupas en el mundo, a tu linaje, a tu legado... Es la muerte de la vida que soñaste”.

Jody Day, creadora del grupo de apoyo Gateaway Women, denuncia en su popular charla TED que “la tribu” de las mujeres que no tuvieron hijos de forma involuntaria resulta invisible a la mayoría porque está infrarrepresentada en los medios de comunicación, en la publicidad, en las políticas sanitarias y en la sociedad en general. Day, autora de Living the Life Unexpected (Bluebird) afirma que hasta hace poco era difícil saber qué porcentaje de las mujeres sin hijos lo era por elección, por razones de infertilidad o por otras causas.

Un estudio reciente llevado a cabo en la Academia de Ciencias alemana por el profesor Rentschler Kaiser, explica Joy, sugiere que el porcentaje de mujeres sin hijos por elección es del 10%; el de mujeres sin hijos por motivos médicos, entre ellos la infertilidad, es de otro 10%, lo que dejaría un 80% de mujeres que a los 49 años no han tenido hijos por circunstancias diversas, como por ejemplo, razones económicas o no haber encontrado una pareja adecuada para ello en sus años fértiles.

Joy cuenta en su libro el profundo duelo en el que ella misma se vio inmersa cuando tuvo que asumir, después de una ruptura y de múltiples intentos de fecundación artificial, que ya nunca sería madre. También narra cómo dicho duelo hubiera sido mucho más fácil si los médicos o los terapeutas que visitó en su momento la hubieran ayudado a nombrar lo que le estaba sucediendo. Su pena, explica, no le estaba permitida porque en realidad ella no había llegado a perder nada. Pero como Joy aclara, la pérdida es real.

“Es un duelo incomprendido, poco conocido y difícil de procesar, en parte por el tabú que lo acompaña”

Gloria Labay
Comadrona

“Este es un duelo incomprendido, poco conocido y difícil de procesar, en parte por el tabú que lo acompaña”, explica Gloria Labay. “La aceptación es la primera etapa, en que se asume que tu camino vital no pasará por procrear, y que esa energía creativa la tienes que canalizar en un plan B. El proceso de duelo es lo que hace que una herida que duele se convierta en una cicatriz”.

Doblemente invisible resulta el duelo de los hombres que desearon ser padres y ya no lo serán, explica Óscar Caro, de 44 años: “Puede parecer que los hombres lo sufrimos menos, pero, teniendo en cuenta que nuestra experiencia no se puede comparar ni de lejos con el hecho de gestar una vida en tu interior, puedo asegurar que también se sufre muchísimo. Y si quieres mucho a tu pareja, además, la frustración es doble: primero por no poder ser padre, y segundo, por no poder ayudarla”.

Gloria Labay explica que muchas personas que participan en sus reuniones y talleres de apoyo se quejan a menudo de la insensibilidad de la gente que les rodea. “En las reuniones de trabajo, de amigos, familiares, siempre está la típica persona que te suelta aquello de: “¡Que se te va a pasar el arroz!”. O a pesar de que saben que acabas de tener un aborto siguen con sus historias sobre embarazos, partos o las hazañas de sus hijos. También cuesta rediseñar el futuro. Por eso, recuperarse de este duelo es esencial para volver a tomar las riendas de tu vida. Hay muchos arquetipos negativos asociados a la falta de hijos, sobre todo de mujeres: la solterona, la loca de los gatos, la amargada… Una mujer sin hijos es vista como menos mujer en la sociedad pronatalista en la nos hemos criado. Cada persona debe hacer el duelo a su ritmo. Con apoyo y fortaleza puede volver a disfrutar de la vida”.

Algunas pautas y consejos

“No hay que minimizar su dolor o intentar convencerle de que sin hijos se vive mejor”

Gloria Labay
Comadrona

Para Labay, un soporte fundamental lo encontramos en los grupos de apoyo: “El tabú con las que se viven estos procesos es muy estresante. Sobre todo si vienes de intentar la reproducción asistida, de tratamientos fallidos, de abortos de repetición... Hay una tendencia al aislamiento, a vivir estos temas en la estricta intimidad. Si quieres hablar abiertamente de lo que te ha pasado es difícil encontrar el interlocutor adecuado que no te hable de bebés milagro y tratamientos exitosos in extremis. Solo alguien que ha estado allí te puede entender y ponerse en tu piel. Dejarte hablar sin juzgar, sin intentar darte soluciones mágicas”.

Labay explica que a causa de su trabajo como comadrona tuvo que poner en práctica toda su capacidad de resiliencia para poder seguir desempeñando su labor entre embarazadas, bebés y familias. No le fue fácil una vez se vio obligada a asumir que ella nunca tendría hijos, pero no quiso que su experiencia se convirtiera en un tabú, sino más bien al contrario: “Actualmente trabajo para que mi colectivo profesional conozca la infertilidad, la cara oculta de la maternidad, y demos una atención de calidad a todas las mujeres, no solo a las fértiles”.

Esta comadrona nos da también algunas pautas para acompañar mejor a las personas que pasan por procesos parecidos, sean amigos o familiares: “No hay que minimizar su dolor, o intentar convencerle de que sin hijos se vive mejor. Es como si a alguien se le muere un familiar y tú le dices que así tendrá más libertad para viajar… Es más útil decir: “Siento por lo que estás pasando, y aquí me tienes para lo que haga falta”. Es todo lo que se necesita escuchar. No dar soluciones simples: “¡Puedes adoptar!”, como si no se hubiera planteado eso ya. Solo se necesita estar disponible para esa persona por si quiere hablar. El duelo es un diálogo, no un monólogo”.

Para los padres que quisieron tener hijos y no pudieron resulta difícil hablar de su sufrimiento con amigos y familiares. sframephoto / Getty Images/iStockphoto