Todo lo que debes saber sobre la fecha de caducidad y la de consumir preferentemente
Solo el 44% de los consumidores leen siempre la etiqueta y un 56% piensa que las etiquetas no le son útiles
¿Todavía te confundes con la fecha de caducidad y la de consumir preferentemente antes de? Esto es todo lo que debes saber.
Los españoles tiramos un tercio de los alimentos que se producen, un total de 7,7 millones de toneladas cada año, según la Organización de Consumidores y Usuarios. Gran parte de este desperdicio se debe a que las grandes cadenas alimenticias se ven obligadas a quitar de la circulación alimentos que superen tanto la fecha caducidad como la fecha de consumo preferente.
Según la legislación española (Real Decreto 1334/1999), en todo producto alimenticio debe figurar la “fecha de duración mínima o la fecha de caducidad”. Además, la normativa establece que si el consumidor adquiere un alimento pasado de fecha, tiene derecho a sustituirlo por otro cuya fecha de caducidad no haya pasado.
Parece lógico pensar que gran parte de esa comida se encuentra todavía en condiciones de ser aprovechada, así que el dilema ante las fechas abre un debate en el hogar: ¿realmente se estropea la comida o no pasa nada por consumirla después de la fecha indicada?
Diferencias entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente
Solemos equivocamos al interpretar las etiquetas de los envases por los distintos significados de las etiquetas de “fecha de caducidad” -la fecha límite- y “fecha de consumo preferente” -la fecha recomendada-. Estas etiquetas se refieren a cosas diferentes y el consumidor suele desconocerlo, por lo que se genera una confusión entre lo que es comestible y lo que no.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) explica a La Vanguardia que por fecha de caducidad “se entiende que un producto no se debe ingerir a partir de la misma con el fin de evitar eventuales problemas sanitarios”.
En cambio, si los alimentos son de mayor duración, en el envase aparecerá la fecha de consumo preferente, que “indica que su contenido, después de ese día, ya no ofrece toda su calidad al consumidor”.
Respecto al desconocimiento de información que tenemos en el ámbito de la alimentación, CEACCU, la primera organización de consumidores de España, ofrece en su Encuesta de hábitos de consumo 2016 algunas conclusiones esclarecedoras, pues aunque el consumidor es cada día más exigente y posee mejores herramientas para informarse, ello no se traslada a un mejor conocimiento.
Solo el 44% lee siempre la etiqueta y un 56% piensa que las etiquetas no le son útiles por su confusión y escasa visibilidad. Y, aunque muchos conocemos bien la diferencia entre la fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, no prestamos la atención necesaria, con el consiguiente riesgo para la salud que esto puede suponer.
La duración de un producto no solo depende de su elaboración, sino de las condiciones a las que pueda enfrentarse en el transporte, almacenaje, en la tienda, y en hogares del consumidor”
La duración de un producto no puede ser matemática porque no solo depende de su elaboración, sino de las condiciones a las que pueda enfrentarse en el transporte, almacenaje, en la tienda, y en hogares del consumidor. Pero ningún alimento dura para siempre, y son las empresas las responsables de determinar la vida útil de un producto.
Las compañías fabricantes, tras realizar los estudios y análisis que están obligadas a realizar, se aseguran siempre de fijar la fecha al menos varios días antes de que el producto ya no sea seguro, estableciendo cada fabricante el margen de seguridad que desee y asegurándose así de que se consume mucho antes de que no sea comestible.
Qué alimentos podemos comer después de la fecha indicada en el envase
Si un producto tiene una fecha de caducidad o consumo preferente en el paquete, los consumidores debemos atenernos a ella para determinar cuándo usarlo o congelarlo. Pero una vez pasado ese tiempo, hay alimentos que se pueden seguir consumiendo: dependiendo del tipo de fecha al que se refiera el producto, podremos hacerlo o no.
La “fecha de caducidad” figura en los alimentos microbiológicamente muy perecederos (una pequeña minoría, como las carnes picadas o las verduras preparadas) y en ningún caso deben consumirse pasado el momento. De hecho, las propias empresas están obligadas a incluir una leyenda que indica que pueden suponer un peligro para la salud.
“Consumir preferentemente antes de” indica la fecha hasta la cual los alimentos conservan sus propiedades específicas (siempre que sean adecuadamente conservados) y hace referencia a aspectos organolépticos (presencia, textura, sabor) y nutritivos. Es decir, después de esa fecha, pueden consumirse sin riesgo para la salud, aunque con cierta pérdida de calidad de cuya responsabilidad queda exenta la empresa fabricante.
Aunque se haya superado en unos días la fecha de consumo preferente, hay algunos productos que podemos seguir consumiendo sin correr ningún peligro, siempre que conserven buen sabor.
Solo el 44% lee siempre la etiqueta y un 56% piensa que las etiquetas no le son útiles”
Lo mismo ocurre con los embutidos al vacío o en atmósferas modificadas, salvo en algunos casos, como en el del pavo o el jamón cocido. Al tener mucha agua, estos productos son más frágiles, mientras que los curados o los quesos son más resistentes.
Las bebidas refrescantes y las alcohólicas también pueden consumirse más tarde de lo indicado sin que ello suponga un peligro para la salud, aunque en ocasiones sepan peor o se evapore parte del contenido. Los refrescos suelen perder dulzor porque los edulcorantes se pueden descomponer, y las bebidas alcohólicas destiladas duran mucho tiempo, incluso una vez abiertas.
Diferencias entre los distintos tipos de envase
- Congelados: para conservar un producto con fecha de caducidad podemos recurrir al congelado, aunque perderá algunas cualidades, sobre todo la textura. Si al descongelar carnes o pescados sobra comida o no los consumimos en 24 horas (el tiempo recomendado por los expertos), podemos volver a congelarlo.
Los productos que habitualmente congelamos tienen un tiempo de conservación muy variable. Carnes, pescados y frutas pueden aguantar bastante, mientras que los lácteos o los huevos resisten peor al paso del tiempo en el congelador.
- Productos enlatados y conservas: son los que aguantan mejor el paso del tiempo y suelen tener una fecha de dos años de consumo preferente desde su conservación. Una excepción son los alimentos ácidos, como los productos de tomate en conserva y los frutos cítricos en conserva, que solo se mantienen año y medio.
- Envases al vacío: logran que los alimentos conserven su frescura hasta cinco veces más, ya que reducen la presión parcial de oxígeno y limitan el crecimiento de bacterias aeróbicas. Sin embargo, las bacterias anaeróbicas, que no necesitan del oxígeno, sí pueden proliferar en estos envases.
Los productos enlatados son los que mejor aguantan el paso del tiempo y suelen tener una fecha de dos años de consumo preferente desde su conservación”
Es imposible predecir cuánto tiempo pueden mantenerse frescos, ya que depende de las condiciones en que se encontrara el producto en el momento del envasado.
Lo que sí es importante tener en cuenta es que el envasado al vacío no sustituye a la refrigeración ni a la congelación, por lo que los alimentos que lo precisen deberán refrigerarse o congelarse igualmente una vez envasados y seguir los tiempos indicados para el congelado.
Al margen de la información de que dispongamos sobre cada tipo de producto y de lo que leamos en las etiquetas, se recomienda usar siempre el sentido común. Si un producto tiene moho visible, olores desagradables u otros signos de deterioro, la presencia de microorganismos peligrosos estará prácticamente asegurada. En estos casos, no debemos dudar en tirarlos a la basura.
Si tenemos alguna otra pregunta, podemos consultarla con AESAN, bien planteando nuestra pregunta a través del formulario disponible en su página web, o bien consultando la información disponible en el apartado dedicado al consumidor, muy completa y actualizada.