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Cómo disfrutar de un perro cuando no puedes tenerlo en casa

Vivir con animales

Existen diferentes opciones para relacionarse con animales sin tener que hacerse cargo de ellos a diario

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Existen múltiples opciones para disfrutar de la compañía de un perro sin tenerlo en casa. Colaborar con una protectora es una

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Por mucho que a uno le encanten los animales, no siempre es posible introducirlos en nuestra vida cotidiana y aún menos en nuestra casa. Tener una mascota implica una serie de compromisos que a veces no se pueden asumir, ya sea por condicionantes laborales, familiares, económicos o de salud. Pero, por suerte, al menos en el caso de los perros, existen varias opciones que permiten disfrutar de la compañía de estos animales sin tener que adoptarlos y convivir con ellos a diario.

Porque tener un perro no puede ser un capricho pasajero. Antes de comprometernos con una mascota, de llevarla a casa, debemos tener muy claro que no son juguetes, sino seres vivos que necesitan recibir una serie de cuidados. Y a veces parece que olvidamos esto con facilidad y no nos planteamos cuál será nuestra situación a largo plazo, que es una de las muchas preguntas que deberíamos respondernos antes de incorporar un animal a nuestra vida. Esto se refleja en unas cifras de recogida de animales abandonados bastante elevadas. En España, según el estudio de 2018 “Él nunca lo haría”, de la Fundación Affinity, las protectoras recogieron durante un año más de 138.000 animales.

Tener un perro en casa exige una dedicación en tiempo y dinero que no todo el mundo puede o desea asumir

Dani Duch

Por eso, es importante pararnos a pensar en qué necesitará nuestro futuro perro y en si se lo podremos dar. Los animales también tienen necesidades que cubrir, y eso requiere de tiempo (para pasearlos, jugar con ellos, educarlos, llevarlos al veterinario…) y –no menos importante–, de dinero. Además, son muy activos, por lo que vivir con ellos en un espacio reducido puede ser incómodo para ambos. Tampoco es raro el caso de los que, aun queriendo tener mascotas, deben evitar algunos tipos de animales por motivos de salud; y en esta línea, tener alergia a los perros (o al polvo y ácaros que acumulan en su pelaje) es relativamente común.

Si después de saber estas cosas y de haber valorado nuestra situación personal concluimos que es mejor no adoptar un perro, no convivir con él, eso no significa que nuestra relación con ellos tenga por qué acabar ahí para siempre.

Por suerte, existen varias opciones para mantener el contacto con estos animales sin que sean “nuestros”, sin tener una mascota en casa. Y esas alternativas son muy variadas, aptas para encajar con estilos de vida igualmente variados.

Conviértete en casa de acogida

Una primera opción es convertirte en casa de acogida. Las protectoras trabajan para cuidar a todos los animales que les llegan, pero no siempre les es posible dar refugio a todos. Acoger un perro ayuda precisamente a darle un hogar temporal.

Las casas de acogida funcionan como un hogar temporal, por un tiempo limitado y acordado, para perros abandonados

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Si por tu situación personal crees que no podrás comprometerte con una mascota a largo plazo, con estos programas puedes hacerte cargo de un perro durante un tiempo limitado, acordado previamente con la protectora. Además, si aun te estás planteando si serías un buen dueño en caso de tener un perro a tu cargo, esta es una gran forma de tomar contacto y aprender a cuidarlos.

No hay que olvidar, sin embargo, que las casas de acogida sirven en gran parte para facilitar la recuperación de animales que han sido abandonados. Por eso las protectoras no aceptan a cualquiera y hay que esforzarse por cumplir la lista de requisitos para participar en estos programas que fija cada protectora.

Hazte voluntario

Para aquellos que no puedan implicarse diariamente en el cuidado de sus mascotas, existe la posibilidad de colaborar en voluntariados. Aunque requiere trabajo y dedicación hacia el animal, no exige que estés pendiente en todo momento.

Muchas protectoras cuentan con grandes plantillas de trabajadores y voluntarios. Pero en otras nunca viene mal una ayuda para pasear a los perros, ducharlos, alimentarlos, llevarlos al veterinario o cualquier otra actividad que mejore su bienestar.

Como voluntario de una protectora puedes pasear, alimentar y jugar con los perros sin el compromiso diario que supone tener una mascota en casa

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Participar de alguna manera en el cuidado de estos animales, y saber que existe la posibilidad de que alguien los acoja finalmente en su casa, es algo realmente bonito y satisfactorio.

Ayuda con donaciones

También hay varias formas de participar para aquellos que, por razones de salud, no pueden entrar en contacto directo con los animales. Por un lado, donar comida, medicamentos u otros materiales necesarios a los refugios es una forma de colaborar bastante directa.

La donación de dinero o alimentos es una forma de cuidar a los perros cuando no se puede estar en contacto con ellos

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Apadrina un animal

Y, si las alergias no son especialmente fuertes (y no le das importancia a pasar una mañana estornudando y con los ojos llorosos), existe la posibilidad de apadrinar. Algunas protectoras establecen cuotas de apadrinamiento. Es decir, con una contribución mensual colaboras en el mantenimiento de un perro y, normalmente, puedes pasar con él un día a la semana para participar en sus cuidados cotidianos.

Ve a un café con perros

Una opción que empieza a abrirse camino ahora en España es la de los cafés con perros. Este tipo de locales lleva ya algún tiempo funcionando con gatos, solo que ahora es ligeramente diferente. En Husky House (Barcelona), abonando cinco euros de entrada puedes pasar la tarde o tomar un café en compañía de cuatro cachorros de husky siberiano.

En The Doger Cafe (Madrid) –una cafetería con cachorros– tienes que reservar con antelación y puedes pasar como mucho una hora con los animales. Pero si te ha gustado la experiencia o te has encariñado muchísimo con alguno de ellos, te dan la opción de adoptarlos. De esta forma, también ayudan a las protectoras a encontrar un nuevo hogar para los muchos animales que lo necesitan.

Ofrécete de canguro

Y si las alternativas anteriores no te han convencido o no terminan de encajarte, siempre queda la posibilidad de echar una mano a familiares y amigos, o incluso a vecinos. No es raro que en alguna ocasión te hayan pedido quedarte al cuidado de la mascota de alguien. Si se ha disfrutado de la compañía del animal durante este tiempo, aunque haya sido tan breve como un fin de semana, uno siempre se puede ofrecer a hacerlo más veces y así implicarse un poquito más y, ya de paso, hacerle un favor a alguien que lo agradecerá mucho.