¿Cómo actuar cuando nuestros hijos mienten mucho?

Los niños mienten. Aunque pueda resultarles sorprendente a muchos padres acostumbrados a la honestidad, a veces incluso excesiva, de sus hijos. Sin embargo, llega un momento de su proceso de crecimiento en el que su comportamiento incluye la aparición de mentiras. Sin embargo, en la mayoría de los casos no hay por qué alarmarse, se trata de algo natural dentro del desarrollo de los menores. Aunque habrá que estar pendiente si se convierte en algo demasiado frecuente.

Los hijos pueden mentir por muchas razones, por lo que lo primero que se aconseja es tratar de averiguarlas. Ya que de ello dependerá si puede tratarse o no de un problema que requiera de la intervención de personal especializado. 

¿Por qué mienten los niños?

Uno de los motivos más simples y comunes por el que los niños empiezan a mentir es únicamente porque se trata de una nueva experiencia. Es decir, un comportamiento que han ido descubriendo y que sencillamente están probando, con el que van indagando poco a poco. No obstante, otra razón puede ser a causa de la intención de aumentar su autoestima logrando la aprobación de los demás. Anécdotas divertidas que nunca pasaron, talentos especiales que pueden exagerarse con las palabras, solo buscan sorprender y obtener la admiración de alguien más.

Otros motivos tienen que ver con razones mucho menos premeditadas. Por ejemplo, a causa de una forma de hablar impulsiva. O incluso por despiste, en ocasiones son incapaces de recordar ciertas cosas, si las han hecho o no, y esto puede dar lugar a que mientan sin que sean conscientes de ello. Simplemente no se acuerdan. Y, por supuesto, también están las llamadas mentiras piadosas.

¿Qué pueden hacer los padres si sus hijos mienten mucho?

Los niños observan, aprenden y replican los comportamientos que ven en su entorno familiar. De modo que los padres de un niño que mienten deben dar ejemplo y educarlo en base a un modelo de honestidad con el que comulguen los propios padres. Las pequeñas mentiras y las excusas no pasarán desapercibidas a los ojos de los menores, aunque los adultos se confíen pensando lo contrario.

Si los niños mienten y esto preocupa a sus progenitores, es importante averiguar por qué lo hacen, que están tratando de conseguir, evitar o incluso ocultar a sus padres. Para esto siempre conviene mantenerse paciente, tranquilo y comprensivo. No obstante, será esencial hacerle entender que las mentiras tienen consecuencias, puesto que no es el comportamiento que se espera del menor. En la otra cara de la moneda, los adultos han de apreciar las muestras de honestidad de sus hijos, así se logrará fortalecer esta conducta.