Loading...

El síndrome del hijo mediano: ¿mito o realidad?

Convivencia familiar

El entorno familiar afecta más a los niños que el orden de nacimiento, pero éste lo condiciona

Mis hijos no dejan de pelearse: ¿cuándo y cómo intervenir?

¿Educar sin gritos ni castigos? Estas son las claves para lograrlo

Los hijos medianos suelen tener un rol más difuminado y deben encontrar su lugar en el seno de la familia

SanyaSM / Getty Images/iStockphoto

Los hijos medianos no tienen por qué ser más rebeldes, ni más inseguros. Al menos, no de forma sistemática. Pero el orden de nacimiento de los hijos sí influye en cómo desarrollan su personalidad, y los medianos a veces se llevan la parte más complicada. Mientras que sus hermanos tienen un rol mucho más definido, el del medio tiene que adaptarse a la situación. Pero eso no es indicio para hablar de la existencia del síndrome del hijo mediano, al menos no como un diagnóstico.

Los niños que han nacido en una posición determinada pueden tener aspectos de su personalidad en común. Al fin y al cabo, es muy probable que hayan pasado por experiencias similares. Pero esto no tiene por qué ocurrir siempre. Como seres sociales, crecemos y nos desarrollamos dentro de un entorno que nos influye; y quien más peso tiene en esto es la familia.

Los padres deben encontrar tiempo y espacio de dedicación a cada uno de los hijos. SanyaSM / Getty

Síndrome del mediano

El mayor y el pequeño, con roles definidos

Los padres son los que nos dan nuestras primeras interacciones, nuestros valores y nuestras expectativas sobre la vida. Y todo esto que los padres dan y los hijos reciben depende en gran medida de la situación socioeconómica de la familia, de cómo se organiza y de los sucesos que la envuelven. La terapeuta familiar Teresa Moratalla, secretaria del Col·legi de la Psicologia de Catalunya, recuerda al respecto que cada persona se construye en base a sus circunstancias particulares, pero eso no quita que muchas familias tengan características comunes, ya que la llegada de los hijos puede vivirse de formas muy similares.

“Cuando nace el primer hijo, los padres no saben hacer de padres, se estrenan en un rol, y puede que tengan más miedo. A veces toda la familia se vuelca más, porque esta criatura está sola y le pueden dedicar más atención”. Y todo el aprendizaje que hacen con este primer hijo, dice Moratalla, sirve “para que la llegada de otros hijos no sea tan agobiante, porque ya tendrán alguna idea sobre qué deben hacer y qué quiere decir ser padres”.

Muy probablemente, aunque nunca podemos generalizar sobre estos temas, “el primogénito también será responsable del que vaya detrás, y se lo seguirá responsabilizando del que nazca tercero. Al ser el mayor, se entiende que puede y debe hacer las cosas mejor, y ayudar con sus hermanos.”

El orden de nacimiento de los hijos influye en cómo desarrollan su personalidad. skynesher / Getty

También es un lugar común que el pequeño de la familia se lleve gran parte de la atención familiar. Esto suele pasar, sobre todo, cuando hay cierta diferencia de edad con sus hermanos. Tras la crianza de los anteriores, los padres ya son más mayores, están más cansados, y un bebé nuevo puede ser algo más gracioso y tranquilo, ya que aún necesita toda la atención de sus progenitores. Además del casi descanso que puede suponer una rutina ya conocida, dentro de algo tan complicado como ayudar al desarrollo de otra persona.

Gestión de la atención

¿Dónde encaja el hijo mediano?

Y con todos estos papeles definidos, ¿dónde encaja el hijo mediano? “Los hijos medianos suelen tener un rol más difuminado, hacen de bisagra porque deben adaptar su posición familiar dos veces”. Es decir, cuando nacen, deben buscar su lugar psicológico. “Como ya hay otra persona que recibe atención y cuidados, el segundo busca sus propias características que lo diferencien del mayor. Normalmente, si el mayor es más extrovertido, este será más tranquilo, o viceversa.” Y cuando nace el pequeño, deben acostumbrarse a compartir la atención de sus padres con otro más.

Aunque ambos nacimientos también afecten a la posición del hermano mayor, “porque aparece alguien que ocupa una posición que antes era exclusivamente suya, el mediano hace un esfuerzo mayor, ya que debe adaptarse a la situación dos veces”, explica Moratalla.

Todo esto puede provocar situaciones de celos en cualquiera de las direcciones, pero tampoco es algo generalizable. Lo que sí suele ocurrir es que se generen entre los hermanos dinámicas que les ayudan a encontrar su propia personalidad y a desarrollar habilidades que les serán útiles en el futuro.

En muchas ocasiones, tras un conflicto entre hermanos se ocultan los celos. Silvia Otte

Por ejemplo, muchas veces se dice que los medianos son personas más independientes. Y tiene sentido, ya que nunca han acaparado la atención familiar. Pero gracias a esto, desde pequeños han aprendido a negociar.

“Desde que nacen se ven condicionados por un sistema de hermanos, y tienen que compartir y competir, las dos cosas. El que llega segundo se encuentra con que ya hay otro que hace cosas, y debe encontrar su propio lugar para destacar.”

Y si al principio negábamos que su situación los llevara a ser más rebeldes, tampoco podemos negar que existan casos en que sí, precisamente por la búsqueda de este contraste. “Cuando nos encontramos con familias donde se dan situaciones de conflicto, es posible que sea porque se considera al hijo mayor perfecto en muchos aspectos”, señala la terapeuta. “Así que, para ser visto, el mediano se rebela, tratando de destacar de una forma negativa.” Esto también puede ocurrir al contrario, aunque las probabilidades son menores; nunca se puede predecir en dinámicas tan complejas como las que se dan dentro de una familia.

¿Cómo actuar?

La clave: evitar las comparaciones

El pequeño de la familia suele llevarse gran parte de la atención de los padres, y eso puede generar celos en los hermanos. EvgeniiAnd / Getty

Esto no quiere decir que no se puedan evitar estas situaciones. Con la crianza, los padres pueden ayudar a sus hijos de muchas maneras a crecer y encontrar un espacio propio. Y el primer consejo de Teresa Moratalla al respecto es evitar las comparaciones. “Aunque un padre diga que no compara a sus hijos, la situación se compara por sí sola. Por ejemplo, siempre habrá un hermano con mejores notas.” En estos casos, lo importante es no echárselo en cara al que vaya peor académicamente. Es evidente que él ya lo sabe, y esto solo serviría para separarlo más de sus hermanos.

Por el contrario, mejorará mucho su relación con toda la familia si los adultos le dedican parte de su tiempo. Jugar con el mediano, interesarse por sus aficiones y amigos, o simplemente preguntarle cómo le va en su día a día son formas sencillas de dedicarle atención exclusiva y hacer que se sienta integrado.

Y, por supuesto, la fórmula que destaca Moratalla por encima de todo es “dándoles cariño, reconocimiento y valoración”. Porque las cosas que hagan, les salgan mejor o peor, también son importantes, y se les ha de apoyar en todo momento.

Jugar con el mediano, interesarse por sus aficiones o amigos, son formas de dedicarle atención exclusiva