Víctor Manuel, cantante, 77 años: “El secreto de una relación de más de 50 años es quererse y saber que tú no eres el centro de nada”

Vips Séniors

Mientras acaba su gira Víctor Manuel Sinfónico, el cantante última la grabación de un disco que saldrá a finales de primavera

Considerado uno de los grandes compositores del siglo XX, tiene claro que quiere continuar siendo cronista de nuestra historia, y por eso sigue atento a la actualidad para saber “qué tendencias hay”

Víctor Manuel, durante su reciente visita a Barcelona

Víctor Manuel, durante una visita a Barcelona. 

Àlex Garcia

Premiado, querido y reconocido, Víctor Manuel (Mieres, Asturias, 1947) es uno de los grandes compositores y cantantes del siglo XX, con himnos como El abuelo Víctor o La puerta de Alcalá. Aunque, como él mismo se suele recordar, “no le puedes gustar a todo el mundo”. Por eso, le parece “una hazaña que roza el milagro” ver el Palau de la Música una vez más lleno a rebosar en su reciente gira Víctor Manuel Sinfónico, como hace 40 años cuando actuó por primera vez en él. Y confiesa que “cuando sales y se cae de cariño, te derrites”.

Autor de más de 30 álbumes, a finales de esta primavera planea sacar nuevo disco, que ya está grabando, como cronista de nuestra historia: “lo que más me enorgullece de mi trabajo es reflejar el tiempo que estoy viviendo”. Atento a las noticias, a sus 77 años, admite seguir con “la misma curiosidad por saber”. Y matiza, con su habitual honestidad, “me interesa mucho lo que le pasa a la gente, y no solo a la que piensa como yo”.

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¿Cómo recuerdas tu infancia?

Ya ha dicho gente más sabia que yo que la patria de uno es la infancia. Para mí es un pozo del que llevo sacando agua toda la vida. Vivía en una casa y con un prado y un bosque, jugando al balón. Sería la infancia que le desearía a cualquier niño del mundo.

¿Qué tienes de asturiano que te dices, “mira cómo me sale”?

Me sale todo el tiempo, no me doy ni cuenta. Yo llevo más de 60 años fuera de Asturias, pero me encuentro cualquier asturiano en cualquier rincón del mundo y parece que salí ayer de Mieres, se me pone un acento tremendo. Son automatismos que uno tiene y seguramente moriré con ellos.

Mi abuelo, con 42 años, ya estaba jubilado de la mina porque no podía respirar

Víctor Manuel

Hiciste famoso a tu abuelo. ¿Por qué fue tan importante para ti?

Esa canción era tan personal que pensé que la guardaría y se la cantaría a mi abuelo de vez en cuando, si se dejaba. Era un recuerdo cariñoso a un hombre al que yo quería muchísimo. Pero un día vino un amigo a casa y le canté varias canciones. Cuando llegó esta, se puso a llorar. Me dijo que le recordaba a su abuelo, aunque no fuera minero. Me di cuenta de lo que podían llegar a significar las canciones cuando la gente las recibe.

¿Por qué crees que tuvo tanto impacto?

Porque los trabajadores no suelen salir en las canciones, además es un oficio tan peligroso, de gente muy esforzada que moría muy joven. Mi abuelo, con 42 años, ya estaba jubilado de la mina porque no podía respirar. Son cosas que la gente suma a la canción, y la agrandan hasta extremos que yo ni imaginaba.

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Lo que me gustaría es tener 20 años, para qué nos vamos a engañar, volver a ser un chico o chica que cree que está inventándolo todo 

Víctor Manuel

Tú fuiste vetado en Eurovisión y en televisión, y te ponían multas por cantar. Hoy en las redes sociales una parte de la juventud idealiza aquellos años, ¿qué les dirías, de cómo eran?

Era una España en blanco y negro, horrorosa. No podía ser peor. Notabas la falta de libertad en todo. Tenías que cuidar qué escribías porque te podía afectar, era como vivir con una espada de Damocles encima. Otra gente arriesgó mucho más que yo y pagaron con su vida. Estos días estaba escribiendo una canción sobre qué coño le pasa a la gente, qué tienen que idealizar. Me gustaría llevarles unos días a aquella época para que, por ejemplo, al darse un beso en el parque con su novia llegase un policía y les pegase una hostia, o les pusiera una multa. Aquella moral estúpida no te permitía hacer cosas ahora muy comunes. Hoy se dice la palabra libertad con una frivolidad absoluta. En fin, estamos entrando en un mundo surrealista donde los malos son los buenos. Como Abascal, que es un cenizo, un imbécil.

¿Qué le dirías al Víctor de 20 años?

Lo que me gustaría es tener 20 años, para qué nos vamos a engañar, volver a ser un chico o chica que cree que está inventándolo todo. También he hecho una canción para este disco nuevo sobre eso. Me pone escribir sobre lo que pasa en el mundo.

No me he hecho de derechas, ni lo voy a ser nunca. Cualquiera que tenga memoria y no sea imbécil, no se puede hacer de derechas 

Víctor Manuel

¿Escuchas reguetón?

Escucho música de todo tipo por trabajo, me siento obligado a saber lo que pasa, aunque haya cosas que me gusten y otras que no. A esta gente que critica tanto el reguetón y la música urbana, trataría de que lo escuchasen, para que sepan cómo es. No me gusta condenar música en abstracto. Hay que escuchar con la mente abierta, canción a canción, compositor a compositor.

Tus canciones son himnos de libertad. ¿Se transforma el idealismo según maduras?

No tengo la sensación de haberme transformado en nada. Sigo con la misma curiosidad por lo que me rodea. Las circunstancias te obligan a vivir de formas que en ocasiones piensa uno que que no son las ideales, pero es un problema de adaptación al mundo en el que vives. Y no me he hecho de derechas, ni lo voy a ser nunca. Cualquiera que tenga memoria y no sea imbécil, no se puede hacer de derechas.

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Que una noche de miércoles haya gente que salga de casa a verte –y seguro que alguno estuvo hace 40 años–, es lo máximo. Una hazaña que roza el milagro

Víctor Manuel

¿Qué le dirías a la gente que te echa en cara tener dinero y ser de izquierdas?

Nunca me justifico por eso, ni nunca he cogido dinero que no sea mío. Me considero la persona más libre del mundo porque solo dependo de mi trabajo, de poner una entrada en un teatro a la venta y que la gente vaya, o de sacar un disco y que la gente lo escuche. Mis ingresos han sido esos siempre. Y el día que cambie, me iré a casa.

No tiene pinta de ir a ocurrir. Hace unas semanas estuviste en el Palau de la Música, en Barcelona, y, una vez más, hubo lleno total. ¿Te sientes querido?

Mucho. Pero cuando me vengo arriba, recuerdo que hace un par de años estaba caminando por una ciudad asturiana, y venían dos señoras de mi edad, y poco antes de llegar a mi altura, dice una, ‘mira, es Víctor Manuel’. Y dice la otra, ‘no lo trago’. El otro día le escuché a un chaval joven, decir ‘sé que no se puede gustar a todo el mundo’. Yo también lo aprendí rápido. Si tienes opiniones, habrá gente que las comparta, y otros que no. Pero cuando sales al Palau y se cae de cariño, pues te derrites. La primera vez que canté en él fue unos 40 años. Que una noche de miércoles haya gente que salga de casa a verte –y seguro que alguno estuvo hace 40 años–, es lo máximo. Una hazaña que roza el milagro.

Un aprendizaje máximo de la edad es estar con las antenas abiertas, tratando de ver qué se mueve alrededor de ti en la sociedad 

Víctor Manuel

¿Cuáles han sido tus mayores aprendizajes de vida?

Ahora soy más comprensivo y entiendo mejor las flaquezas, las mías y las de los demás, que cuando era más joven. Otro aprendizaje máximo es estar con las antenas abiertas, tratando de ver qué se mueve alrededor de ti en la sociedad, qué tendencias hay. No para ir como un papagayo detrás copiándolas, sino para enterarte. A mí me interesa mucho lo que le pasa a la gente, y no solo a la que piensa como yo.

¿Cuál es el mejor consejo que te han dado?

En mi caso vienen de los padres. Al entierro de mi padre fue mucha más gente de la que irá al mío, con total seguridad, porque era un hombre al que le gustaba hacer favores y podía hacerlo. Despachaba billetes en la estación de Mieres y encuentro continuamente gente de mi edad, y mayor, que me dice, ‘ay, tu padre, yo tenía un examen en Valladolid y no había billetes, pero él me metió en el tren y pude llegar’. Es ese tipo de generosidad desprendida, con gente que ni siquiera conoces, pero que necesita ayuda. Yo he intentado seguir su ejemplo y he pasado muchísimo tiempo escuchando a gente que, por ejemplo, pedía mi opinión. Y sigo haciéndolo.

La actriz y cantante Ana Belén y Víctor Manuel durante la presentación de la obra 'Al final de la carretera en Madrid'

La actriz y cantante Ana Belén y Víctor Manuel durante la presentación de la obra 'Al final de la carretera en Madrid', en una imagen de archivo. 

Propias

¿Qué has aconsejado tú a tus hijos?

La verdad es que muy pocas cosas. A mi hija sí le he dicho que no dependa nunca de un tío, que dependa de su trabajo. Y hace años también le dije, estudia catalán.

¿Te consideras feminista?

Sí, pero es que he estado rodeado de mujeres, no he tenido más remedio que llegar al feminismo. Lo que me asombra es que haya gente que lo discuta. Estaba leyendo las declaraciones del alcalde de Oviedo, un señor de mi edad, y me preguntaba, ¿cómo sugiere que haya minutos de silencio cuando maten a un hombre? ¿De dónde sale, no sabe que hay casi 1.300 mujeres muertas desde 2003? Hace falta más feminismo. Tal y como están las cosas, todo es poco.

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En todas mis canciones de amor hay dos personas iguales que deciden quererse, o quizá no, pero siempre de igual a igual

Víctor Manuel

En el programa de Jordi Évole, Ana Belén habló de un caso de abuso que tuvo con un director de cine. Si le pasó a una mujer tan reconocida, ¿qué se puede esperar?

Por desgracia, esto ha pasado y sigue pasando, y no solo en el cine. Ese avasallamiento de gente prepotente que piense que puede meterse en la vida de los demás. Pero se ha perdido el miedo, a pesar de jueces como el del caso Errejón, de una torpeza y bastedad infinitas. La gente ya no se calla y eso es un avance importante. Se nota porque antes cuando un tío mataba a una mujer, no le daba por matarse a él a continuación. Ahora sí, porque saben que socialmente ya no pueden salir a la calle nunca más, que lo que han hecho es inadmisible.

En canciones de amor compuestas por ti, tan bellas como ‘Quiero abrazarte tanto’, hablas de un amor muy libre, no tóxico. Parece que eres muy cuidadoso con eso.

No encontrarás una canción mía, por mucho que busques, donde el hombre hable de necesitar, y esas cosas que decían los boleros antiguamente, que parecían siempre encabalgados en la mujer. Yo eso nunca lo he hecho, por puro pudor. Y además porque siento que no debe de ser así. En todas mis canciones de amor hay dos personas iguales que deciden quererse, o quizá no, pero siempre de igual a igual.

Todavía tengo la capacidad de sorprender a Ana Belén, eso me lo trabajo mucho, muchísimo

Víctor Manuel

¿Cuál es el secreto de una relación de amor de más de 50 años, como la tuya, con Ana Belén?

La verdad es que no lo sé. Supongo que hay que quererse lo primero y después saber que tú no eres el centro de nada, que en cualquier relación hay varios centros. A convivir también se aprende con los años, que no es fácil. Se puede aprender siempre que no te creas en el más sabio de la tribu, que tienes siempre la razón, ni que eres más listo que nadie. Son ejercicios que hay que hacer continuamente.

Después de tanto tiempo, ¿qué le regalas en su cumpleaños o aniversario?

Pues todavía tengo la capacidad de sorprenderla, eso me lo trabajo mucho, muchísimo. Detrás de cada regalo a Ana hay mucho pensar en ella y mucho trabajo.

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En el 50 aniversario de Ana, la llevé por todo Madrid. Ella no sabía dónde iba y llegó a una fiesta para 250 personas, con cena y una gran orquesta

Víctor Manuel

¿Puedes desvelar algún regalo que le hayas hecho en los últimos años?

Pues mira, llevarla al aeropuerto, sin saber a dónde iba, meterla en un avión para irnos a Petra, por ejemplo. Y en el 50 aniversario de Ana, la llevé por todo Madrid. Ella no sabía dónde iba, por supuesto, y llegó a una fiesta para 250 personas muy queridas, con cena y una gran orquesta y gente maravillosa, muchos le cantaron durante toda la noche.

¿Hay alguna canción que hayas escrito especialmente para ella?

Le escrito muchísimas, pero muchísimas.

Entonces, todas estas canciones que pensamos que son para ella, de verdad lo son.

Sí, claro. Quiero abrazarte tanto es anterior, y ella lo sabe, pero hay muchas. La última que le he escrito se llama Cuál sería mi vida sin haberte conocido.

A convivir se aprende con los años, siempre que no creas que tienes siempre la razón, ni que eres más listo que nadie

Víctor Manuel

Has cantado con gente como Chavela Vargas, Joan Manuel Serrat o Miguel Ríos. ¿Con quién tuviste una colaboración más especial?

La más larga y especial fue con Pablo Milanés, incluso hicimos una gira juntos de 35 conciertos. No digo que siempre me haya llevado bien con él, en algún momento discutimos, pero le he tenido un cariño inmenso, no sólo como artista y compositor extraordinario, sino también porque era una buena persona, muy legal. En general, uno no se mete en corrales donde no esté a gusto. Con la gente que he trabajado era porque me apetecía mucho. También hay con quien me apetece, pero no he llegado a hacerlo todavía.

¿Te ves haciendo colaboraciones con jóvenes como Rosalía o C. Tangana?

Hay gente para mí más asequible, pero bueno, una canción de C. Tangana sí podría cantarla, en fin, con relativa facilidad. Lo digo porque las he escuchado. Lo de Rosalía me resultaría más complejo, porque es otro tipo de de manera de cantar, de coreografiar una canción, que igual yo no sé hacer. Yo sé lo que sé, dentro de mis posibilidades, que tampoco son tantas.

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He jugado mucho al fútbol hasta hace 15 años, cuando vi que se me rompían cosas que no soldaban después

Víctor Manuel

¿Cómo es cuando empiezas a perder grandes amigos?

Ese es el principal vacío que uno tiene con los años, que se muere gente cercana. Ves que hay mucho aire alrededor tuyo, mucho agujero de gente con la que has convivido muchos años, y de repente te provoca unos vacíos tremendos. Eso sí me agobia, muchísimo.

¿Cuáles son tus hobbies?

Me gusta el fútbol. He jugado mucho al fútbol hasta hace 15 años, cuando vi que se me rompían cosas que no soldaban después. También me gusta verlo, y leer, caminar, estar con los amigos, cocinar… También ir al mercado. En fin, sé cómo llenar el tiempo y cómo perderlo también, que es importante.

No hay que mitificar la sabiduría de la edad

Víctor Manuel

¿Y cómo te cuidas?

Uso cremitas de cara y tal, para mantener un poco el espejismo. Y voy al gimnasio de vez en cuando, tengo un entrenador que me pone las pilas. Se trata de, dentro de la decrepitud de la edad, por lo menos mantener un estándar de vida saludable.

¿Notas la sabiduría de la edad?

No hay que mitificar la sabiduría de la edad. Los años y el trabajo te dan conocer gente interesante, aprender, y es estupendo. Pero, como te decía antes, la cambiaba por tener 20 años, sin dudarlo.

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La vida de artista es una vida maravillosa, privilegiada, inmejorable 

Víctor Manuel

Fuiste pionero en hablar de la discapacidad de una manera respetuosa. ¿Qué deberíamos mejorar en eso?

Desde que escribí esa canción, en 1978, hace 46 años, hemos mejorado mucho. El mundo alrededor de la discapacidad es completamente diferente. Hace poco estuve en la Fundación PROMI, donde los protagonistas de Sólo pienso en ti siguen viviendo, y habían hecho una exposición muy chiquitita sobre el trato que había tenido en la prensa la discapacidad. Lo que se leía era una brutalidad, estremecedor. En los titulares ponían mongólicos, subnormales, retrasados… Ahora hay centros de día, colegios y un montón de cosas que no existían, pero falta muchísimo camino por recorrer.

A los 77 años sigues sin jubilarte, ¿no te cansa la vida de artista?

No, es que la vida de artista es una vida maravillosa, privilegiada, inmejorable. No hay nada como subirse a un escenario, compartir dos horas con la gente y que te aplaudan. Otra cosa es que físicamente te canses y no puedas, o que pienses que ya no te merece la pena, pero no hay ninguna profesión mejor que esta.

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