La Felicidad Nacional Bruta es un indicador que define cómo de feliz es la gente que habita un país. Para determinar cuál es la nación más feliz del mundo se analizan nueve rangos que, al cruzarse entre ellos, dan lugar a 33 indicadores de la felicidad.
Indicadores de la felicidad
1Bienestar psicológico: se refiere a la satisfacción de vida, equilibrio emocional y espiritualidad
2Salud: percepción del estado de salud, salud mental, discapacidad de largo plazo y días saludables
3Uso del tiempo: horas de trabajo y horas de sueño
4Educación: alfabetismo, calificación educativa, conocimiento y valores
5Diversidad y resistencia cultural: idioma, habilidades artesanales, comportamiento esperado de consumo, vestimenta y movimiento
6Buen gobierno: la participación política, libertad política, prestación de servicios y desempeño del gobierno
7Vitalidad de la comunidad: el apoyo social, las relaciones con la comunidad, familia y víctimas de crímenes
8Diversidad y resistencia ecológica: contaminación, responsabilidad ambiental, vida silvestre y cuestiones urbanas
9Niveles de vida: bienes, vivienda y nivel de renta per cápita
Esta es una medida oficial que regula la paulatina modernización de Bután, considerado el país más feliz del mundo, para asegurar que no interfiera en la espiritualidad budista de su gente. Bután significa “La Tierra del Dragón de Truenos”, está situado en el Himalaya y tiene alrededor de ochocientos mil habitantes.
La alegría de este pueblo se asocia a la dinastía Wangchuck. Dicha familia ha conseguido que el país sea un modelo a seguir por su alto índice de felicidad entre sus ciudadanos, hasta el punto de fue invitado por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a exponer su experiencia ante la asamblea general de la misma.
En el código legal de 1792 que data la unificación de Bután se instauró el concepto de Felicidad Nacional Bruta por encima del Producto Nacional Bruto, en el que se declara que “si el gobierno no puede crear felicidad para su pueblo, no hay ningún propósito para que el gobierno exista”. Desde este momento el cuarto Rey de Bután dejó clara su postura al orientar todas las políticas nacionales al desarrollo de la felicidad.
El gobierno de Bután apuesta por una felicidad integradora que está relacionada con la armonía y el bienestar colectivo preocupándose por sus habitantes, medios y recursos. Para ellos la felicidad verdadera (y duradera) no puede darse si otros sufren, si no que proviene de servir a los demás, viviendo en armonía con la naturaleza.
Hasta 1960 Bután no tenía moneda propia, teléfono o televisión, y son medidas como la economía igualitaria, la prohibición de venta y consumo de tabaco y la obligación de que el 60% de su territorio esté destinado a bosques las que hacen que este sea el único país que no produce contaminación en el mundo. Es por esto que dicha nación se ha convertido en un modelo a seguir por el resto de países, así como un atractivo turístico para las personas más espirituales.