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¿Almohada alta o baja? ¿Dura o blanda? ¿Pluma o látex? Aprende cómo elegir la mejor para ti

Dormir bien

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La elección de la almohada adecuada es fundamental si queremos disfrutar de un buen descanso

golubovy / Getty Images/iStockphoto

¿Duermes bien o te cuesta conciliar el sueño? ¿ Has pensado que igual el problema está en tu almohada? La calidad de un buen descanso depende de varios factores y uno de sus secretos se esconde bajo el almohadón. Quizá cuando aciertes con el que mejor se adapta a tus necesidades ya podrás dormir del tirón.

Hay quienes a la hora de acostarse optan por almohadas altas, finas, duras o suaves; otros aman dormir solo con una y abrazados a ella, y otros, con varias o en plano, sin ellas. Pero más allá de estos aspectos, hay otros factores a tener en cuenta a la hora de elegir la que mejor te conviene, y algunos no son tan evidentes, como, por ejemplo, la postura de descanso, la constitución de cada persona o la dureza del colchón.

Dormir bocabajo, bocarriba o de lado condiciona la altura y la dureza de la almohada que hemos de utilizar

Asia Images / Getty Images/AsiaPix RF

Además, la buena elección de la almohada no solo es importante para lograr un mejor descanso, sino también para evitar lesiones a nivel cervical y hombros, en su mayoría generadas por la mala postura de la cabeza, la columna y los hombros sobre la almohada, advierten desde el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España (CGCFE)

Según la postura al dormir

La pose en la que dormimos debería ser una de las primeras pautas a considerar a la hora de elegir la almohada más apropiada. Desde el CGCFE nos dan algunos consejos:

Bocarriba

Se recomienda una almohada de una altura de 10 a 13 centímetros. La función del cojín será evitar que la cabeza se caiga hacia atrás, sin que suponga generar mucha presión sobre la musculatura de la parte posterior del cuello. Lo ideal es un reposa cabezas de dureza media, con una longitud que deberá superar la del ancho de los hombros.

De lado

Se aconseja una almohada más alta, de 15 centímetros. Cuanto más ancho se sea de hombros, mayor grosor debe tener el cojín. Agradecerás que la almohada tenga cierta dureza para que la cabeza permanezca alineada con el hombro. En caso de no ser lo suficientemente consistente, se produciría una caída de la cabeza hacia el hombro y este soportaría todo el peso.

Bocabajo

En este caso es mejor optar por una altura de entre 8 y 10 centímetros. La almohada debe ser de escaso grosor y poca consistencia. Un cojín demasiado alto obligaría a una excesiva rotación de la cabeza. Estas almohadas son las que también se recomiendan en niños, aunque en algún caso incluso se considera mejor dormir sin ella.

Para los niños y para dormir bocabajo se aconsejan almohadas de escaso grosor y poca consistencia

LeManna / Getty Images/iStockphoto

Según el colchón

La elección de la almohada también tiene que ver con el tipo de colchón que tenemos, según explican los especialistas de la tienda de colchones y productos de descanso Grupo TodoPlano. Hay que probar la almohada en un colchón de firmeza semejante al nuestro y en la postura en la que solemos dormir, comprobando que la cabeza, el cuello y la columna estén bien alineados.

La almohada es la eterna compañera de los sueños y se podría decir que para muchos es el mejor consultorio a la hora de tomar decisiones importantes. Por lo que no está demás prestar atención a la hora de elegir la que más se adapta a tus necesidades, y para ello estas son las pautas que nos dan los especialistas.

La altura de la almohada debe facilitar que cabeza, cuello y columna queden bien alineados

fotostorm / Getty Images

¡Haz una prueba!

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aconsejan probar en la tienda la almohada adoptando la postura en la que duermes habitualmente. Recuerda que tienes que comprobar que cabeza, cuello y columna se encuentran bien alineados. No vale apretarla con las manos para comprobar su dureza, advierten desde Grupo TodoPlano. Ten en cuenta que la fuerza con la que realizamos esa acción es muy superior al peso de nuestra cabeza en reposo.

El truco para elegir la altura

Para elegir los centímetros apropiados que necesitas en tu almohada también podrías situarte de pie ante una pared como si esta fuera tu colchón, explican desde el Consejo de Fisioterapeutas. La distancia entre tu cara y la pared representa la altura que debes escoger. Una vez realizado este cálculo, añade unos centímetros más si hace falta en función de la consistencia de la almohada.

Siempre individual

Nuestra morfología, estructura ósea y postura para dormir tejen una fórmula única. Por lo tanto, el cojín que es ideal para tu pareja no tiene por qué serlo para ti. La almohada es personal e intransferible. Debe de ser de uso exclusivo, no solo por la postura en que dormimos, sino también, por una cuestión de higiene, enfatizan desde Grupo TodoPlano. Además aconsejan usar almohadas de medida individual, nunca enteras en cama de matrimonio.

Los especialistas aconsejan también tener en cuenta nuestra temperatura de confort, si sudamos mucho o si tenemos alergia a los ácaros. En el mercado se pueden encontrar diferentes alternativas y materiales como la fibra, el látex y las espumas (técnicas o viscoelásticas).

Según la forma

A la hora de elegir la almohada que mejor se adapta a uno los especialistas explican que hay que considerar dos grandes tipos: la tradicional y la ergonómica. Las primeras, en diferentes alturas y durezas, sirven para cualquier postura.

La ergonómica es una almohada de dos alturas, con forma plana en la parte inferior y ondulada en la superior. Es indicada para dolencias cervicales, pero hay que tener en cuenta que las ondulaciones son para recoger el cuello y mantener su curvatura, y por lo tanto son efectivas durmiendo bocarriba y apoyando la cabeza en esa posición. Dejan de tener efecto durmiendo de lado, y no son aptas para dormir boca abajo.

Según el material

La almohada sin duda es una de las grandes aliadas a la hora de lograr un buen descanso y hay una infinidad de materiales que también se pueden adaptar a los requerimientos de cada persona. La OCU enumera alguno de ellos.

Pluma y plumón

Las almohadas con ese relleno son blandas y se deforman, pero vuelven rápidamente al punto de partida. No sujetan bien el cuello. Este tipo de cojín está más pensado para los que duermen bocabajo, pero no es indicado para personas muy robustas, ni tampoco para quienes se mueven mucho mientras duermen. Tampoco es apto para persona alérgicas, ni para niños pequeños.

Látex

El relleno de las almohadas de látex puede ser sintético, de origen natural, o una mezcla de ambos. Este tipo de almohada ofrece una buena sujeción de la cabeza, lo que la hace muy adecuada para quien duerme de lado o para personas corpulentas. El látex admite bien los movimientos, y es también idóneo para quienes tienen alergia a los ácaros.

Las almohadas de látex son idóneas para quienes tienen alergia a los ácaros

onairda / Getty Images/iStockphoto

Fibra sintética

Normalmente este tipo de rellenos son de fibra de poliéster y son transpirables. Son almohadas blandas, muy adecuadas para personas muy delgadas, para niños y quienes no presentan problemas de alergia.

Espuma

Suelen ser cojines de poliuretano. Muchas de estas almohadas tienen “efecto memoria (memory foam)”, es decir, durante unos segundos mantiene la forma de cabeza y cuello aunque cambie de postura, lo que hace que no sea muy adecuado para quien se mueve mucho. Y va perfectamente para los que duermen de lado.

La durabilidad

Las señales que avisan que debes cambiar de almohada

El material del que está fabricada la almohada va a ser determinante en su durabilidad, señalan desde Grupo TodoPlano. Por cuestiones de higiene, por ejemplo, las de fibra o pluma pueden durar cinco años ,ya que por lo general suelen perder dureza y altura. Mientras que con las de materiales espumosos podemos superar los diez años de uso.

Por otro lado deberás tener en cuenta que, si cambias de colchón, deberías también cambiar de almohada. Y si hay un cambio de rutinas, de posición al dormir, tienes que actuar en consecuencia. Y muy importante: si notas alguna molestia en el tercio superior de la espalda, esa es la mejor señal de que debes cambiar de almohada.

Las de fibra o pluma pueden durar cinco años; las de espuma, incluso diez

Una vez has elegido el cabezal adecuado para ti tampoco significa que vayas a olvidarte de él, porque si quieres que dure o se mantenga como nuevo, deberás cuidarlo. Para ello es muy aconsejable la protección de tu almohada con fundas impermeables y transpirables; estas son la únicas que van a mantener el producto impecable durante toda su vida útil. Evitarás las manchas amarillentas de sudor, los malos olores y la anidación de los ácaros.

Otro cuidado importante es airear la almohada regularmente: abre las ventanas antes de hacer la cama y ventílala bien, al aire, una vez a la semana. Además, conviene que le des la vuelta a menudo; así evitarás que se deforme. También es recomendable que compres una que sea lavable, aunque bastará con limpiarla una o dos veces al año.

Usar una funda impermeable y transpirable evitará manchas y malos olores en la almohada