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Por qué dormir en camas separadas puede beneficiar a la pareja

Relaciones y convivencia

El 'sleep divorce' es un fenómeno al alza y la forma de plantearlo es clave para que resulte positivo

Varios estudios indican que pernoctar en camas o dormitorios diferentes tiene efectos positivos para las parejas

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Hace unas semanas se conocía que Donald y Melania Trump dormían en camas separadas. Algo poco sorprendente a juzgar por la larga lista pública de desencuentros entre la pareja. Sin embargo, lo que los anglosajones llaman sleep divorce (divorcio de dormitorio) se está convirtiendo en tendencia. No se trata de algo nuevo. Durante siglos, la aristocracia ha dormido, no solo en camas, sino en habitaciones separadas. La pequeña pantalla, también atestiguó durante los cincuenta la feliz idea de dormir cada uno por su lado. En el siglo XXI es la ciencia la que se encarga de compilar los beneficios que supone que cada miembro de la pareja tenga una cama propia.

Según el estudio desarrollado por el Sleep Council británico, el porcentaje de quienes lo hacen ha subido del 8% al 12% en cinco años. En Estados Unidos este fenómeno parece desarrollarse de forma más radical. Una investigación del Better Sleep Council señaló que uno de cada diez estadounidenses pernocta en dormitorios diferentes. Los beneficios de esta práctica abarcan desde una mejor calidad del sueño a un potencial incremento en las relaciones sexuales.

Dormir en pareja no siempre permite un buen descanso, sobre todo si alguno ronca

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¿Será entonces una impostada idea del amor romántico la que invita a compartir el lecho o es la limitación de los metros cuadrados del hogar la que imponen esta modalidad? Los expertos nos ayudan a esclarecer las dudas.

Mejora la calidad del sueño

En un estudio desarrollado por la Universidad de Nuremberg se indica cómo los problemas de sueño de uno de los miembros de la pareja también pueden convertirse en los de la otra parte. Aspectos como la apnea o los ronquidos son especialmente perturbadores en la calidad del descanso para quien cohabita con el afectado. Asimismo, esta investigación reveló que los inconvenientes para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea, van de la mano.

“Sin duda, el descanso es mayor durmiendo solo que acompañado, porque no afecta cuando la otra persona da vueltas o se mueve, ya que cada uno tiene su propio colchón”, indica la psicóloga Silvia Congost, que alude también al beneficio que puede significar, por ejemplo, cuando una persona es calurosa y la otra no. Por otra parte, la experta señala que se pueden mantener los efectos positivos derivados de compartir lecho, como la seguridad e intimidad en la pareja, manteniendo ambas camas en la misma habitación.

Los problemas para dormir y los conflictos en la pareja tienden a ir de la mano

Tolerar ronquidos, ser despertado por los diferentes turnos de trabajo, o por los distintos hábitos de la otra persona, son algunos de los aspectos más incómodos de dormir con la pareja. “Separar las camas podría mejorar el descanso. Los ronquidos del partenaire o la incomodidad de un mismo espacio para dos personas, quedaría de esta manera reducido”, explica el psicólogo Sergio García Soriano.

Puede ser un incentivo sexual

No dormir juntos no impide buscarse y tener relaciones sexuales

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No existe mejor bálsamo para despertar el deseo que encontrar impedimentos ante un cierto asunto. Esto es aplicable, por supuesto, al sexo. Perder a la pareja del lado de la cama podría ser un incentivo para mantener relaciones. “La sexualidad queda mermada por la rutina; dos camas y dos habitaciones pueden surgir efecto para mejorar las relaciones sexuales, ya que desciende lo rutinario y “se echa de menos a la pareja”, comenta García Soriano.

A quien este hecho no le suponga un revulsivo sexual, tampoco debería afectarle de forma negativa. “Muchas parejas que duermen en camas separadas tienen relaciones sexuales con normalidad y, cuando han acabado, cada uno se va a su cama y descansan mejor”, dice Congost. Aunque la psicóloga advierte que para que este “divorcio de cama” funcione, “lo importante es que se viva con total normalidad y aceptación, que ninguno de los dos lo sienta como un desprecio por parte de la otra persona”.

Convencionalismos e inseguridades cuentan

Más allá de la tendencia y de sus beneficios para el descanso, existen casos en los que separar el lecho podría traer más inconvenientes que ventajas. “Las parejas tradicionales no pueden pensar en esta situación porque para ellos dormir juntos forma parte de un ideal. Por lo tanto, podría ser una solución cuando ambos miembros puedan trascender de esos parámetros”, analiza García Soriano.

Pero, además de los convencionalismos, existen ciertos rasgos en el carácter que podrían verse afectados por esta separación de camas, como las personas emocionalmente inestables. “Es mejor que no lo practiquen aquellos individuos que, debido a sus creencias o inseguridades, lo sientan como una muestra de que la otra persona no las ama suficiente, no desea abrazarlas o estar con ellas”, recomienda Congost.

Sin embargo, esta práctica puede resultar conveniente ante ciertos acontecimientos de la vida, como un embarazo o la llegada de un bebé al hogar. “Las embarazadas a veces se mueven mucho, están incómodas, suelen levantarse muchas veces,… por lo que cuanto menos afecte esto a la otra persona, más podrá esta descansar sin interrupciones. Lo mismo ocurre con la llegada de un bebé, aunque en este caso, la responsabilidad del pequeño debería turnarse entre los dos”, apunta la psicóloga.

Las embarazadas a m enudo están incómodas en la cama, se despiertan, y eso dificulta también el descanso de la pareja

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¿Cómo proponerlo?

Plantear este tipo de cambio en la vida de pareja ha de abordarse con habilidad. Sobre todo es importante no herir los sentimientos de la otra persona en la propuesta. “Ambos tienen que estar de acuerdo, pensar que ganan más durmiendo separados, y no sentirlo como un abandono. Se trata de pasar del amor romántico al práctico como proceso natural de evolución”, indica el experto.

Es necesario elegir un buen momento para lanzar la sugerencia. Las mejores circunstancias serían en un entorno tranquilo en el que ambos miembros se sientan cómodos. “Hay que hablarlo con tacto y sinceridad, exponiendo los motivos de uno mismo, sin atacar nunca al otro. Además, estar abiertos a escuchar qué tiene que decir la otra persona, teniendo en cuenta su opinión y sus sentimientos”, expresa Congost.

"Se trata de pasar del amor romántico al práctico"

Sergio García Soriano
Psicólogo

En este punto coincide Soriano, que invita a comentarlo con naturalidad. “Siempre (debemos plantearlo) como una sugerencia. ‘Oye, ¿no crees que podríamos probar a dormir separados para descansar mejor...?’ Si se expresa como necesidad corporal y para mantener cierta parcela de intimidad personal, será más fácil llevarlo a la práctica. Pero hay que estudiar qué códigos tiene la otra persona para poder plantearlo así”, concluye.