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¿Se acaban las vacaciones? Diez consejos para prevenir el síndrome de estrés posvacacional

Vuelta a la rutina

Se calcula que sus síntomas afectan aproximadamente a un 30% de la población

Volver al trabajo tras el descanso estival a menudo provoca desajustes en el ánimo y en los ritmos de apetito y de sueño

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Si todavía estás tendido sobre la arena de alguna playa o descansando en una hamaca debajo de un árbol quizá lo último en lo que quieres pensar es en la vuelta al trabajo. Pero como las vacaciones no suelen durar para siempre, probablemente no es mala idea planificar, aunque sea un poco, el retorno a las rutinas del día a día. Hacerlo, según los expertos, puede ayudarnos a combatir el llamado “síndrome de estrés posvacacional”, un conjunto de síntomas desagradables que pueden acompañar la vuelta a la rutina y que se calcula que afecta a un 30% de la población.

Así lo explica la psicóloga y psicoterapeuta Monia Presta, autora del libro Apláudete a ti mismo. Superar los obstáculos a través de la Arteterapia (Planeta), quien accede a esta entrevista desde su retiro de verano en Italia: “Volver a la rutina después del dolce far niente cuesta mucho a veces. Los síntomas del estrés posvacacional pueden durar de dos o tres días hasta unos veintiuno, que es el tiempo que tarda el cerebro en acostumbrarse a un hábito nuevo”.

El cambio de hábitos durante las vacaciones provoca que a algunas personas les cueste recuperar las rutinas laborales

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Esos síntomas pueden ser desde alteraciones del sueño y del apetito hasta cansancio generalizado, dolor muscular, irritabilidad, o tristeza y desmotivación. En opinión de esta terapeuta, es normal que pasemos por una etapa de readaptación a los ritmos más bien frenéticos del día a día.

Pero Presta advierte que tampoco debemos caer en el error de patologizar lo que es normal: “Si no le damos demasiada importancia, el síndrome desaparecerá. Pero si hablamos de ello en exceso se puede alargar en el tiempo y puede desembocar en ansiedad y/o depresión. Tampoco es bueno hablar del tema como si fuese una enfermedad. Es mejor no darle mucha importancia a esta sintomatología, sabiendo que es pasajera”.

“Es mejor no darle mucha importancia a esta sintomatología, sabiendo que es pasajera”

Monia Presta
Psicóloga

Los expertos recomiendan realizar una readaptación lenta, en la medida de lo posible, a la rutina, para así reducir el impacto psico-físico y emocional que provoca volver a los ritmos más rápidos de nuestra vida cotidiana. Monia Presta propone diez estrategias a seguir para que el regreso al trabajo sea llevadero:

1. Regresar a casa unos días antes

Llegar de las vacaciones la víspera de regresar al trabajo puede ser contraproducente y agravar los síntomas. El cerebro, como vimos antes, tarda 21 días en reacostumbrarse a las rutinas anteriores a las vacaciones.

2. Normalizar horarios de forma paulatina

Cuando estamos de vacaciones nos acostamos tarde porque hay más horas de luz y podemos dormir hasta más tarde por la mañana. Poco a poco intentaremos adaptar los horarios a los que vamos tener el resto del año para así minimizar el impacto.

3. Regular el sueño

Dormir de siete a ocho horas, y acostarse y levantarse siempre a la misma hora facilitará la readaptación.

Ajustar paulatinamente la hora de acostarse y de levantarse puede hacer más fácil la adaptación al horario laboral

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4. Retomar la agenda y priorizar

Si hacemos una lista con los temas de la agenda podemos puntuar y dar prioridad a las tareas más urgentes que nos esperan. Esa técnica nos ayudará a eliminar el posible nerviosismo que pueden generar los trabajos pendientes.

5. Preservar tiempo de ocio

Seguir planificando esos momentos de desconexión agradables que hemos tenido en verano: un café, una charla con amigos y familiares... y seguir manteniendo el contacto con la naturaleza.

6. Mantener un espacio personal

Buscar durante todo el año un espacio personal para disfrutar con actividades agradables y que nos hagan felices.

7. Practicar meditación y relajación

Una meditación corta o unas cuantas respiraciones profundas nos pueden ayudar a manejar el estrés y a hacer más tranquila y llevadera la vuelta a la rutina.

8. Ser realista con los propósitos

Cuando estamos de vacaciones se nos ocurren muchos buenos propósitos para nuestra vida. Pero los propósitos a menudo son deseos, y muy a menudo estos son poco realistas. Lo mejor es que pensemos en objetivos reales y alcanzables de verdad. Podemos puntuar desde el objetivo más importante hasta el menos relevante. Así podremos comenzar por llevar a cabo los que consideramos prioritarios y nos aseguramos de no estrellarnos.

9. Recuperar hábitos saludables

Volver a recuperar los hábitos alimentarios y de ejercicio físico de manera progresiva ayudará a “normalizarnos”. No se trata de forzar el cuerpo ni de ser demasiado autoexigentes, pues así nos ahorraremos el efecto boomerang o de rebote.

10. Tener una actitud positiva

Es importante adoptar una actitud positiva, sin dar mucha importancia a los pensamientos negativos sobre el regreso a la cotidianidad. Esta estrategia nos ayudará a reducir la desmotivación y los posibles síntomas del estrés posvacacional.

Nuestra actitud también contribuye a que el malestar de la vuelta al trabajo se acuse más o menos

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También es importante, una vez en nuestro puesto de trabajo, empezar con calma. No podemos pretender hacer el trabajo de varios días o de varias semanas de una vez. Lo mejor es tratarse con cariño, y hacer pequeñas pausas cada tres horas de trabajo, por ejemplo. De esta forma descomprimimos, nos relajamos y nos damos tiempo para ir adaptándonos poco a poco a la nueva situación.

Conviene empezar con calma, sin aspirar a resolver el trabajo de varios días o semanas en unas horas