Diez mitos sobre el Alzheimer que deberías desterrar ya
Errores sobre la enfermedad
La Fundación Pasqual Maragall aclara algunas creencias muy extendidas que no tienen rigor científico
De Alzheimer hablamos mucho. Con amigos, con familiares, con colegas del trabajo. Se calcula que una de cada dos personas tiene relación directa o indirecta con el Alzheimer. Quien más y quien menos tiene un padre, una madre, una abuela, un vecino o conocido que padece esta enfermedad. Pero conocer a los afectados no quiere decir conocer la enfermedad ni mucho menos hablar de ella con propiedad. Más bien al contrario, a menudo contribuye a extender algunas falsas creencias y afirmaciones que carecen de rigor científico.
De ahí que los expertos de la Fundación Pasqual Maragall hayan decidido recoger y analizar en profundidad estos mitos en su blog Hablemos del Alzheimer, donde reúnen información y consejos tanto para conocer mejor la enfermedad como para facilitar el día a día a los afectados y a sus cuidadores, avalada por los científicos y profesionales de su centro de investigación. Destacan estos diez:
1. Es un problema de memoria
El Alzheimer no es solo un problema de memoria. La pérdida gradual de memoria es uno de los síntomas característicos, pero no el único. También se ven alteradas otras funciones cognitivas, como el lenguaje y se producen cambios de conducta.
2. Es normal perder memoria con la edad
El Alzheimer es una enfermedad, no una consecuencia inevitable de envejecer. Se han de diferenciar las consecuencias normales de hacerse mayor, como algunos olvidos o dificultades para evocar un nombre en un determinado momento, con lo que son los primeros síntomas del Alzheimer. Los lapsus de memoria asociados a la edad no impiden desarrollar una vida normal; el deterioro que provoca el Alzheimer, sí.
3. No puede tener Alzheimer; se acuerda con detalle de cosas que pasaron hace mucho
La persona afectada por esta enfermedad neurodegenerativa puede rememorar recuerdos lejanos y olvidar cosas que le han pasado ese mismo día. La razón está en que el hipocampo, que es una de las primeras áreas del cerebro que se ven afectadas por el Alzheimer, juega un papel clave en la formación de recuerdos nuevos. En cambio, los recuerdos más antiguos se ubican en otras áreas que, al principio, se mantienen a salvo de la enfermedad.
4. Demencia y Alzheimer es lo mismo
Demencia y Alzheimer son dos términos que a menudo se confunden. La enfermedad de Alzheimer es la principal, pero no la única, causa de demencia. Y la demencia es la manifestación de unas alteraciones de las capacidades cognitivas que interfieren en la vida diaria de quien las padece.
5. Al abuelo se le va la cabeza, tiene demencia senil
Ser anciano no impide tener una mente lúcida. La demencia no es consecuencia directa de envejecer. Si una persona tiene síntomas de demencia, tenga la edad que tenga, es que tiene algún trastorno que los causa.
6. Hay una prueba que diagnostica el Alzheimer
No existe ninguna prueba que determine al cien por cien si una persona tiene Alzheimer. El diagnóstico, hoy por hoy, continúa siendo clínico: requiere la presencia de síntomas y descartar mediante pruebas otras posibles causas.
7. Es hereditario; si uno de mis padres ha tenido Alzheimer, yo lo tendré
En la mayoría de los casos el Alzheimer no es una enfermedad hereditaria. La genética puede influir y es un factor de riesgo, pero no es determinante para desarrollar la patología.
8. Las placas seniles son las responsables del Alzheimer
Todas las personas con Alzheimer presentan una acumulación de placas de proteína beta-amiloide en la sustancia gris del cerebro. Pero esas placas también se encuentran en el cerebro de personas de edad avanzada que no tienen síntomas.
9. Existen medicamentos que frenan su evolución
Hoy por hoy no hay ningún medicamento capaz de curar, parar o frenar el avance neurobiológico de la enfermedad. Existen tratamientos que palian algunos síntomas de forma temporal y mejoran la calidad de las personas afectadas.
10. El Alzheimer es una lotería y no podemos hacer nada para evitarlo
Cada vez hay más evidencias de que no existe una única causa del Alzheimer, sino que hay diversos factores que pueden incidir en su aparición. Además de la edad y los aspectos genéticos, hay factores de riesgo, como los relacionados con nuestra salud cardiovascular, que sí son modificables y que se pueden cambiar adoptando unos hábitos de vida más saludables.