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¿Por qué lo incierto nos provoca ansiedad?

La visión de la psicóloga

Las situaciones de crisis nos afectan porque rompen nuestra sensación de seguridad y control sobre la vida, además de por el daño que nos generan. La mayoría de personas del primer mundo teníamos, antes de la pandemia por Covid-19, cierta fantasía de control casi absoluto sobre nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Porque en una sociedad en la que las catástrofes naturales no son lo habitual y la esperanza de vida alcanza los 80 años, nos habíamos convencido de que la vida iba siempre a transitar por cauces ordenados y amables.

Pero eso ya pertenece al pasado. Casi de un día a otro, la pandemia nos ha demostrado que tenía otros planes y aquí estamos, con cifras aterradoras de personas contagiadas y fallecidas. Encerrados en casa, los que la tenemos, y sin saber cómo vamos a salir de esto. El problema es que los humanos de todas las edades toleramos muy mal la incertidumbre y preferimos fabricarnos falsas certezas, aunque sean muy malas noticias, que soportar el no saber qué nos depara el futuro. La sensación de no controlar nuestra vida nos genera un nivel muy alto de ansiedad y las “pseudocertezas” o los pronósticos catastróficos, que nuestro cerebro procesa como realidades comprobadas reducen la ansiedad. ¿Y eso es malo?, se estará preguntando usted. La respuesta en este caso es categórica: sí lo es, porque jamás puede ser bueno tomar decisiones y emprender acciones sobre la base de un autoengaño cuya función es principalmente ansiolítica.

¡Pues vaya!, se lamentará usted. Estamos en un momento difícil, sin certezas ni la expectativa de obtenerlas pronto y no debemos calmar la ansiedad inventando pronósticos de futuros que alimenten la sensación de falso control. Entonces ¿qué queda? Hay algo que usted sí puede hacer. Trate de impulsar un cambio centrándose en aspectos que sólo dependan de usted mismo. Elija compensar la incertidumbre exterior con la consecución de objetivos personales en las tres esferas esenciales para cualquier ser humano: los aspectos personales, los familiares y los laborales. Elija objetivos concretos y realistas, quizá uno en cada ámbito, y trabaje duro en ello.

Trate de entrenar un poco su paciencia frente a los demás en el trabajo y en casa, apúntese a uno de los muchos cursos online de calidad (no muy largos, para no frustrarse) y decida perder esos tres quilos de más que perdería si ya estuviera pensando en la playa. Fuera, en el mundo, seguirá la incertidumbre. Pero usted habrá creado tres certezas reales y podrá estar orgulloso de ellas.