¿Se puede observar la Vía Láctea?
Parc Astronòmic Montsec
A pesar de formar parte de esta galaxia, en el cielo podemos ver su franja central, compuesta por miles de millones de estrellas
Con frecuencia echamos la vista al cielo, más ahora durante el verano, y nos sorprendemos de la cantidad de elementos brillantes que encontramos. Nos fijamos en su tamaño, composición y hasta en su esplendor. Pero, ¿sabemos realmente qué es aquello que observamos desde la Tierra? Casi sin ser conscientes, estamos ante la conocida como Vía Láctea, una galaxia de la que nosotros mismos formamos parte.
Se trata de una galaxia con una característica forma espiral y en la que se encuentra a la vez el sistema solar y la Tierra, entre otros muchos planetas y estrellas. Por eso, solo podemos ver parte de este sistema.
“Por su estructura espiral, podríamos decir que es como una gran ensaimada. Lo que ocurre es que, como estamos dentro de ella, no podemos verla como un conjunto”, explica el director científico del Parc Astronòmic Montsec (PAM), Salvador J. Ribas. Y añade: “Lo que vemos es una franja alargada que corresponde al plano principal, con mayor densidad y que contiene millones de estrellas. Esa parte es la que podemos observar”.
Leche derramada por Hera
La tradición popular nos ha dejado muchos nombres para nuestra galaxia: espinazo de la noche, camino de Santiago o Vía Láctea, procedente de la tradición griega. Para los griegos no era nada más que leche, pero no una leche cualquiera, sino la leche derramada por Hera mientras amamantaba al mítico héroe Hércules.
En cambio, para las culturas asiáticas, su origen mitológico está vinculado con un río de plata que separaba dos enamorados. Según esta creencia, sólo un día al año, un puente formado por aves les permitía cruzar y reencontrarse. De hecho, en los países asiáticos, esa fecha coincide con el día de los enamorados. Lo que en Occidente sería San Valentín.
Gracias al famoso astrónomo Galileo Galilei y a su rudimentario telescopio, hoy sabemos que la Vía Láctea está formada por cientos de miles de millones de estrellas. Tantas que, en la actualidad, solo tenemos información de algo menos del 1% de todas ellas.
El verano es el momento ideal para poder observar con detalle la Vía Láctea. Lo que a simple vista puede parecer una neblina, en realidad son cientos de estrellas. “En esta época es el momento en el que miramos a la zona más brillante, que corresponde a las constelaciones de Escorpio y Sagitario”, comenta Ribas.
“Esa es la zona central y más densa. Por tanto, donde hay más estrellas. Eso sí, es recomendable buscar sitios donde el cielo sea muy oscuro, para que favorezca el contraste. Lejos de la luz artificial de las ciudades. Por eso es recomendable acudir a espacios protegidos, como es el caso del Parc Astronòmic Montsec”, añade Ribas.
El triángulo de verano
Otras indicaciones imprescindibles para no dejar pasar esta oportunidad: hacerlo durante los meses de julio, agosto y principios de septiembre y observarla al anochecer. Además, es recomendable ayudarnos de un planisferio o de alguna aplicación móvil. En nuestra mano está contemplar algunas de las constelaciones más llamativas, como son Cisne, la Lira y Águila. En cada una de ellas, encontraremos las estrellas más brillantes que conforman el conocido como triángulo de verano: Deneb, Vega y Altair.
Información elaborada en colaboración con el Parc Astronòmic Montsec