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La contaminación lumínica no nos deja descansar

Parc Astronòmic Montsec

El mal uso de las luces durante la noche no solo afecta negativamente al medioambiente, también perjudica gravemente nuestra salud

El medioambiente es uno de los principales damnificados, pero también afecta a nuestra salud.

imv / Getty

El uso que hacemos de las luces no es baladí. Más aún durante la noche, cuando nos deja la claridad y nos servimos de luz artificial para poder ver en la oscuridad y realizar nuestras tareas. Se activan entonces el alumbrado público y las luces de casa, a la vez que seguimos conectados a nuestros móviles u otros dispositivos electrónicos.

La cantidad de luz que emitimos es tal que los científicos han acuñado el término de contaminación lumínica para describir este fenómeno. Se trata de la alteración de la oscuridad natural del medio nocturno producida por la luz artificial. El medioambiente es uno de los principales damnificados, pero también afecta a nuestra salud.

“La exposición de la luz durante la noche puede generar procesos de tipo cancerígeno o puede estar relacionado con patologías como la diabetes o la obesidad. También afecta a nuestro circuito circadiano. Es decir, puede alterar nuestras horas de sueño y descanso”, apunta el director científico del Parc Astronòmic Montsec (PAM), Salvador J. Ribas.

Estos son algunas de las conclusiones que se han extraído del congreso internacional Artificial Light at Night 2020 y que se han publicado en la web del congreso. Se considera como el más importante del mundo en materia de contaminación lumínica y en el que han participado 200 científicos de numerosos países.

Una edición que se ha tenido que celebrar de manera online por la crisis sanitaria originada por el coronavirus y que se retomará de manera presencial en año que viene en Lleida.

Lejos del teléfono móvil

El problema de la contaminación lumínica transciende ya el ámbito astronómico y la atención se centra ahora en los efectos que puede tener sobre nuestra salud. Para combatirla, necesitamos aliados y el móvil no es el mejor de ellos.

“No es recomendable que durmamos con las luces encendidas o con puntos de luz, porque transmitimos una falsa sensación a nuestro organismo. No es recomendable que utilicemos el móvil poco antes de descansar, porque, además, su tipo de luz, luz azul, es especialmente perjudicial. El motivo es que la luz nos impide producir melatonina, una hormona clave en nuestros procesos de descanso”, explica Ribas.

Los efectos de este tipo de contaminación llegan hasta nuestras playas. “Diferentes estudios nos indican la afectación en las barreras de corales. Pueden extinguirse si colocas una luz delante de ellas, como es el caso de zonas turísticas especialmente iluminadas por las noches. Esto ha pasado en alguna zona de la costa de Filipinas”, sigue el responsable del PAM.

Ojo adaptativo

Revertir la contaminación lumínica está en nuestras manos, empezando por plantear soluciones coordinadas en el alumbrado público, que ilumina calles, avenidas y monumentos destacados de nuestras ciudades.

“Tenemos que repensar el alumbrado. No tenemos en cuenta que nuestro ojo se adapta a las condiciones y a la cantidad de luz que tiene. Esto es muy importante tenerlo en cuenta. Por eso, un grupo de científicos austriacos propuso atenuar la cantidad de luz del alumbrado conforme avance el día de tal manera que se reduzca progresivamente, del mismo modo que lo hace la luz solar a lo largo del día. La calidad de la visión sería la misma y, además, el resultado sería más respetuoso con el medio ambiente”, concluye este científico.

Información elaborada en colaboración con el Parc Astrònomic Montsec

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