Dominique Pelicot, mirando a Gisèle: “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”

La habitación del horror

El acusado llora en su última declaración , pero esas lágrimas no reparan el  daño a su exmujer y a su familia

Dominique Pelicot, mirando a Gisèle: “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”
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Ni las lágrimas ni la petición de perdón de su exmarido, por muy sincera que ahora sea, devolverán a Gisèle Pelicot la década de vida robada por ese hombre. Diez años, como ella repite, “mancillada” por más de medio centenar de hombres. Se metieron en su cama para violarla después de que su esposo la durmiera con ansiolíticos e invitara a esos agresores a ir a su casa. Así que las lágrimas vertidas esta mañana por Dominique Pelicot, en la última fase de su interrogatorio, de poco o nada le van a servir a Gisèle, si lo que buscan es el perdón de algo imperdonable. “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”, ha dicho el principal acusado de este proceso, que ha abierto en Francia el debate sobre el consentimiento en las relaciones sexuales.

Ni las lágrimas ni la petición de perdón de su exmarido, por muy sincera que ahora sea, devolverán a Gisèle Pelicot la década de vida robada por ese hombre. Diez años, como ella repite, “mancillada” por más de medio centenar de hombres. Se metieron en su cama para violarla después de que su esposo la durmiera con ansiolíticos e invitara a esos agresores a ir a su casa.

Así que las lágrimas vertidas esta mañana por Dominique Pelicot, en la última fase de su interrogatorio, de poco o nada le van a servir a Gisèle,  si lo que buscan es el perdón de algo imperdonable. “Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”, ha dicho el principal acusado de este proceso, que ha abierto en Francia el debate sobre el consentimiento en las relaciones sexuales. 

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Dominique ha llorado, sí, pero esas lágrimas tampoco le van a servir como atenuante para reducirle la condena. El arrepentimiento llega demasiado tarde. Él ya ha confesado que es un violador -“como el resto de hombres se se sientan aquí”, dijo en su primer interrogatorio- por lo que la condena más probable será la máxima: 20 años de cárcel.

El perdón que ahora clama este hombre, mirando a su familia, difícilmente puede ser aceptado por su exmujer e hijos. Gisèle si anhelaba el perdón del resto de “los cincuenta”, esos hombres que no reconocen, en su mayoría, haberla violado. Pero arrepentirse implica reconocer abiertamente los hechos. Solo uno le ha pedido perdón.

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BENOIT PEYRUCQ / AFP

Dominique se ha dirigido esta mañana a su exmujer, Gisèle, y a su hija, Caroline, para expresar este tardío arrepentimiento. Lo ha hecho muy consciente, ha confesado, de que todo lo que haga ahora ya “no será suficiente” para justificar su enfermiza perversión sexual y reparar el dolor causado.

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Ha asegurado, también demasiado tarde, que “ella (Gisèle) forma parte "de aquello más querido que guardo dentro de mí”. Declaración que llega solo unas horas después de que dijera, este martes, que ofreció a su mujer dormida a otros hombres para satisfacer “la egoísta fantasía de someter a una mujer rebelde”. 

Y lo más duro para Gisèle fue escuchar que Dominique orquestó este perverso plan, convencido de era el que menos iba a hacer sufrir a su esposa. ¡Claro¡, si estaba dormida no iba a enterarse de nada. Gisèle calcula que fue violada en esa habitación del horror por cerca de 200 hombres.

Dominique reniega ahora, también demasiado tarde, de la sumisión química. A preguntas de su abogada ha afirmado que esa conducta "lo mata todo, lo destruye todo” y ha reconocido que esto es algo “que no debe de hacerse nunca”. Lo practicó durante diez años.

“Ha sido mi compañera de vida”, dice el principal acusado

Ahora Dominique sí valora que esa mujer fuera “su compañera de vida” durante medio siglo, mientras Gisèle ha confesado que hasta descubrir lo que le había hecho estuvo convencida de que Dominique “era el marido perfecto”. 

Dominique ha querido esta mañana, convencer otra vez a su hija de que él jamás la tocó ni abuso de ella. En el ordenador del hombre (en una carpeta titulada 'mi chica')  encontraron fotos de Caroline semidesnuda en una cama. Ella está convencida de que siguió, en alguna ocasión, los pasos de su madre. 

Dispuesto a ofrecer “la vida” a su hija para que se crea que nunca abusó de ella

Dominique se ha mostrado dispuesto a ofrecer “su vida” a su hija  para que le crea. “Me gustaría mirarla directamente a los ojos para demostrarle que lo que digo es la verdad”. ha afirmado.

Ha repetido que  jamás la ha agredido sexualmente. Caroline, sentada entre el público, no ha podido contenerse ya ha vuelto a cortar el discurso de su padre: “Di en esta sala la verdad”, le ha gritado. 

“Vas a acabar solo, como un perro”, ha continuado Caroline. Y ha sido en ese momento cuando Dominique ha dicho: “Voy a morir, sí, como un perro, pero  ahora eso es lo que menos me preocupa”. A lo que ha añadido: “De todas formas siempre terminamos solos”; su hija ha apuntillado: “Especialmente, tú”.

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Tras esta última declaración de Dominique Pelicot ha llegado el turno de los primeros informes finales. Han abierto ese camino los abogados de la acusación particular, los letrados de Gisèle. Y han arrancado expresando la confianza de que este juicio despierte, de verdad,  la conciencia social para acabar con estas violencias sexuales.

Los primeros alegatos de la acusación marcan el camino: “Todos son igual de culpables”, sin importar si hicieron más o menos 

En esta primera intervención los abogados han apuntado ya por dónde irá su estrategia. Y sigue el camino marcado ya el martes por Gisèle en su última declaración en sede judicial. “Una violación es una violación”, han dicho esos letrados. Y todos los hombres sentados en ese abarrotado banquillo de los acusados “son igual de culpables”, con independencia de lo que hicieran en esa habitación del horror. 

Los letrados han recalcado que la decisión de Gisèle, para que este juicio sea público, es una invitación a toda la sociedad a plantearse muchas preguntas.

“¿Cómo es posible encontrar en Francia a 50 hombres para que vayan a una casa a agredir sexualmente a un cuerpo inerte?”

 Estas son algunas: “¿Cómo es posible que una mujer en Francia y en 2024 pueda sufrir lo que Gisèle ha padecido diez años”?  “¿Qué falla para que 50 hombres (se estima que fueron 70) vayan a una casa a cometer esta agresión sexual?” Esas personas viven en Francia, han recalcado los abogados, dispuestas a agredir sexualmente a un cuerpo inerte.  

La Fiscalía afronta, por su parte,  ahora un arduo trabajo. Tendrá que individualizar caso por caso (hay 51 acusados, de entre 26 y 74 años) y pedir penas personalizadas para cada uno de esos hombres tras valorar sus conductas.

Ya veremos si las peticiones de pena varían en función de las veces que se visitó la casa de los Pelicot. Muchos fueron solo una vez, mientras que una decena realizaron varias visitas y cuatro de esos acusados se metieron en la cama de Gisèle hasta media docena de veces.

El proceso se reanudará el próximo lunes, con el informe de la Fiscalía. Después llegará el turno de las defensas de los acusados, que tendrán derecho a una última palabra. La previsión es que la sentencia se dicte la semana del 16 de diciembre.

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