Gisèle Pelicot se encara con sus 50 violadores: “¿Cuándo les di yo mi consentimiento?”

La habitación del horror

La mujer afirma en su última declaración en esa sala de Aviñón que este “es el juicio de la cobardía”

Esta tarde ha llegado el turno de Dominique Pelicot, que ha vuelto a negar violar a su hija y nietos

Gisèle Pelictot, esta mañana a su llegada a la sala de vistas de Aviñón, para enfrentarse a una de sus declaraciones más dura

Gisèle Pelictot, esta mañana a su llegada a la sala de vistas de Aviñón, para enfrentarse a una de sus declaraciones más dura

AFP

Gisèle Pelicot ha vuelto a subir esta mañana al estrado de la sala de Aviñón donde se juzga a su exmarido, Dominique, y a los 50 hombres que se metieron en su cama para violarla, después de que el primero la durmiera con ansiolíticos. Es la tercera vez que Gisèle declara y estas son sus últimas palabras en sede judicial, antes de que el juicio entre en su fase de conclusiones.

La exmujer de Dominique ha vuelto a hacer gala de una gran entereza. Lo primero que ha hecho, mirando al abarrotado banquillo de los acusados, ha sido formular dos preguntas a esos hombres: “En qué momento, cuando entraron en esa habitación, la señora Pelicot les dio su consentimiento"?  “¿En qué momento fueron conscientes de que estaban ante un cuerpo inerte?”. Interrogantes claves en este proceso, que ha conseguido abrir en Francia, precisamente, el debate sobre el consentimiento en las relaciones sexuales, siguiendo la estela de la Ley del Sólo Sí es Si de España. 

Para la mujer no hay duda de que la violaron, pues ella jamás dio su permiso a esas relaciones sexuales

La pregunta tiene todo el sentido, pues Gisèle ha tenido que escuchar estas últimas semanas como la mayoría de esos hombres que se metieron durante una década  en su cama, invitados por su exmarido, argumentan estar convencidos de que todo formaba parte de una fantasía sexual de la pareja.

Pero, como apunta esta mujer, ninguno de ellos puso reparos a su silencio, al estar inconsciente por los ansiolíticos que Dominique le mezclaba en bebidas y comida sin que ella se enterara. Así que para Gisèle no hay duda: todos esos hombres la violaron, pues ella, en ese estado,  jamás pudo consentir las relaciones sexuales. Y también, recalcó, “esos acusados que han dicho que introducir un dedo en una vagina no es violación”. 

Lo que más duele a Gisèle es que ninguno de esos hombres detuviera sus acciones, ni denunciara; “Vinieron a satisfacer sus desvíos sexuales”

Gisèle ha afirmado que este “es el juicio de la cobardía” -solo uno de los inculpados ha pedido perdón, sin excusas- y ha sostenido que todos los hombres sentados en el banquillo de los acusados “son igual de culpables”, con independencia de lo que hicieran en esa cama. 

A Gisèle le duele especialmente que “en ningún momento ni uno de esos hombres detuvieran sus acciones o denunciaran" tras constatar que ella estaba inconsciente, como se ve en los vídeos grabados por Dominique. “Podrían haber parado en cualquier momento, pero no lo hicieron, vinieron a mi casa a satisfacer sus desviaciones sexuales”, ha añadido.

Y ha reiterado: “Para mí todos todos cometieron el mismo delito, es decir, violar a una mujer inconsciente y no denunciaron nada“. Esos hombres “me han mancillado y tendré que vivir con esto toda mi vida”, ha afirmado. 

“Es una cicatriz que no se cerrará nunca; esos diez años de mi vida no los voy a recuperar jamás”

Gisèle Pelicot es consciente de que la cicatriz de esta larga década de violaciones -ella calcula ahora que sufrió unas 200 agresiones sexuales- “no se cerrará nunca”. Y ha afirmado que hoy sabe que “esos diez años de mi vida perdida no los voy ya a recuperar”.

La expectación en esa sala de vistas ha sido hoy máxima por lo que puede decir Gisèle Pelictot

La expectación en esa sala de vistas ha sido hoy máxima por lo que puede decir Gisèle Pelictot

AFP

No ha dejado pasar la oportunidad para recordar que las excusas de esos hombres para justificar las violaciones “son inaceptables” y ha justificado por qué ha querido que esta truculenta historia -con emisión de los vídeos incluida- sea pública, a pesar ”de saber  a lo que me exponía”.

Ha vuelto a repetir que su principal objetivo, tras lo sufrido, “es que la vergüenza cambie de bando” y que esta “sociedad, machista, abra los ojos y cambie su mirada sobre la violación”.

Gisèle ha afirmado que jamás podrá perdonar a su marido por lo que le ha hecho. Para ella era el esposo perfecto. Y solo entiende su conducta por “la gran frustración sexual que padece” después de que ella se negara a participar en sesiones de intercambios de pareja. Como no lo consiguió, “optó por drograrme para hacer conmigo lo que quisiera”. 

Tras la declaración de Gisèle está previsto que tome de nuevo la palabra en esa sala su marido, Dominique. 

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