Emotivo adiós de Pablo Hermoso de Mendoza a Las Ventas en San Isidro

Toros

Su hijo Guillermo, arrollador, sale por la Puerta Grande

Pablo Hermoso de Mendoza se despide de la afición de Las Ventas envuelto en una gran ovación

Pablo Hermoso de Mendoza se despide de la afición de Las Ventas envuelto en una gran ovación

Alberto Simón

Ésta no es una crónica taurina al uso, aunque también. Esta tarde, en el octavo festejo de la Feria de San Isidro, se ha despedido de Las Ventas Pablo Hermoso de Mendoza, el mejor y más trascendental torero a caballo de la historia del toreo. Otros hubo, hay y habrá ( entre ellos su hijo Guillermo) que ocupen un lugar preminente en la historia del rejoneo, pero...

Pablo Hermoso de Mendoza ha cortado una oreja a su segundo toro en la que ha sido su última corrida en Las Ventas, donde debutó en el año 2000 y por cuya Puerta Grande ha salido en ocho ocasiones. Lo hizo en una faena de menos a más, en la que en el tramo final, ya sin mas banderillas que poner, hizo una exhibición de torería y magisterio a caballo, recreándose en cada paso de su montura.

Se irá Pablo definitivamente a final de temporada, tras torear en Bilbao, Pamplona y  la Feria de San Miguel de Sevilla

Pablo, que tomó la alternativa en Tafalla en 1989, ha abierto todas las puertas grandes de las capitales del toreo, como la de la Plaza México en su presentación en 1999 y desde entonces fue un ídolo; la Puerta del Príncipe, en cuatro ocasiones; la de los Cónsules de Nimes; la de Campo Pequenho en Lisboa; cómo no la de su Pamplona y las de la mayoría de plazas del planeta de los toros, también la de la Monumental de Barcelona cuando había toros.

Pero mucho más allá de los triunfos es como han llegado estos, a partir de una tauromaquia que rompió moldes y en la que clavar rejones, banderillas y adornos sobre el lomo del toro se acompaña de un concepto de la lidia donde, lejos de las cabriolas y galopadas circenses, prima la sobriedad, la templanza y aportando suertes de cosecha propia, entre ellas la hermosina.

Para que todo ello se produzca las monturas, los caballos, son elemento esencial y de entre ellos uno fundamental: Cagancho. Entre 1994 y el 2002, su última tarde, en La México, Cagancho, que no fue el caballo más bonito, iba hacia el toro gustándose, recreándose en la suerte y salía de ella toreando con el pecho. Cagancho murió en el 2015, con 30 años, para gloria del toreo a caballo.

Pablo Hemoso de Mendoza planta un rejón a uno de sus toros

Guillermo Hermoso de Mendoza planta un rejón a uno de sus toros

Cagancho murió en el 2015, con 30 años, para gloria del toreo a caballo.

Se irá Pablo definitivamente a final de temporada, tras torear en la Feria de San Miguel de Sevilla, pero antes lo hará de otras plazas, entre ellas Bilbao, donde también es ídolo y, cómo no, Pamplona el 6 de julio. En los últimos años se le ha reprochado no entrar en competencia con la otra gran figura de la última década, Diego Ventura. Sin duda, la competencia de ambos en un mismo cartel hubiera sido de gran trascendencia pero al menos queda una nueva carta: su hijo Guillermo, arrollador y en continua evolución.

La prueba lo de hoy, cortando dos orejas al último de la tarde tras una completa, entregada y emocionante lidia en un festejo en el que Lea Vicens no ha tenido suerte en el manejo del rejón final. Se llevaban a Guillermo a hombros y Pablo, su padre, era la viva imagen de la felicidad.

Lee también
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...