Querido adversario

"El iPhone es el producto más único, innovador y singular del mercado”. Lo normal sería que el autor de esa frase sea un directivo de Apple, y no alguien que sufrió en sus carnes el éxito del móvil de la manzana. Pero quien lo escribió, que también afirma que “lo que ofrece el iPhone es insustituible”, es Steven Sinofsky, que trabajó en Microsoft entre 1989 y el 2012, un largo periodo en el que fue, entre otras cosas, el responsable de desarrollo Windows y de las aplicaciones de Microsoft Office.

La compañía de Cupertino destaca las mejores aplicaciones del año en los App Store Awards.

Escritorio con apps en el iPhone.

Unsplash

Sinosfsky ha publicado en su blog de Substack un larguísimo e interesante artículo en el que explica por qué, desde su punto de vista, la regulación de la Ley de Mercados digitales (DMA) de la Unión Europea, que obliga a Apple a permitir tiendas de aplicaciones alternativas para el iPhone, es un error.

Sinofsky, directivo histórico de Microsoft, defiende a Apple frente a la UE

El ex directivo de Microsoft repasa la historia de las creaciones del PC y del Mac, como dos productos diferenciados con sus ventajas e inconvenientes. Apunta que Jobs sacrificó una mayor cuota de mercado en aras de una mejor experiencia para el usuario, como logró con el Macintosh, el ordenador que marcó el camino de cómo debían ser todos las computadoras del futuro, que acaba de cumplir 40 años.

De la misma forma que hizo con el Macintosh, opina Sinofsky que con el iPhone Jobs “no se propuso hacer el teléfono más popular, ni siquiera el más rentable. Se propuso hacer el mejor teléfono. Apple reinventó los teléfonos por el camino”. La tesis del ex responsable de Windows es que la obligación de que Apple abra el iPhone a tiendas de aplicaciones externas atenta contra la esencia de este producto. De hecho, su cuota mundial es de alrededor del 30% del mercado frente a un 70% de Android. No hay monopolio.

Para Sinofski, la App Store “añadió una nueva promesa de marca”, mediante la introducción de “un rico conjunto de marcos para implementar las capacidades de las aplicaciones, de modo que los desarrolladores pudieran centrarse en sus propios dominios y, al mismo tiempo, facilitar la creación de aplicaciones que encajaran bien en la experiencia iPhone”.

En resumen, un entorno seguro en el que todo funciona sin sobresaltos, sin malware como el que se distribuye en Android, y en el que los usuarios pueden comprar, tomar o cancelar una suscripción con preservación de la privacidad, unos valores con los que los reguladores de la UE deberían estar de acuerdo. Pero la apertura de tiendas alternativas amenaza esa experiencia. En su última reflexión, Sinofsky lanza una última declaración pro Apple, de la que dice: “están manejando esto con increíble aplomo frente a lo que considero un asalto a una promesa de marca que sin ayuda de nadie trajo la informática al siglo XXI”. Ojalá todos los rivales de nuestra vida fueran así.

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