'Operación Leonor', feminista y plurinacional
Si la Familia Real hubiera inventado a Leonor (o la IA), no les habría salido mejor. Se puede disentir de la Monarquía o trabajar por la República, y a la vez reconocer la evidencia.
Una buena descripción de la Heredera la escuché de una analista política durante la retransmisión de la Jura: “Algo tiene Leonor. Brilla”. La semana ha sido prolífica en comentarios hacia ella y se ha hablado de todo. Desde el 'pinkwashing' de la Casa Real (aunque de 'pink', Leonor tiene poco) hasta de si una mujer puede encarnar mejor la sutileza de la representación que ahora asume la Princesa, habida cuenta de que en España la mitad de la población son mujeres.
En marcha está la 'Operación Leonor'. Esta pasa por poner el foco en uno de los puntos fuertes de la Heredera: que es mujer. Ya veremos si el hecho biológico hará que el poder femenino se naturalice más o no. Que sea mujer, de entrada, suena bien para avanzar en la igualdad, sobre todo en unos ejércitos masculinizados de los que Leonor será algún día su jefa suprema. Una joven princesa vestida con el uniforme de cadete y en posición de firmes nos recuerda a la ministra Carme Chacón, embarazada, pasando revista a las tropas. Las dos imágenes poseen más fuerza que cualquier discurso.
Un punto fuerte de la Heredera es ser mujer pero debe conectar con los de su generación
La Princesa no lo va a tener fácil. Ni le arriendo la ganancia. A Leonor le toca ser Leonor a todas horas y en todas partes. Y cargar sobre sus hombros una Constitución por la que crujen las costuras y en un país sumido en grandes cambios sociológicos.
Ante la sociedad actual, lo que hoy es suficiente para Felipe y Leticia no lo será para Leonor. Deberá llenar de sentido y significado sus títulos de Princesa de Asturias, de Girona y de Viana. Ejercer de heredera plurinacional. Pisar la calle, en el sentido literal. Mucho se ha escrito sobre la importancia de que la ciudadanía perciba la utilidad de la Monarquía, que no se identifique con un anacronismo o bajo la sombra del abuelo. A ello se encomienda Leonor.
Les invito a leer el artículo que publicó Fernando Ónega ayer en 'La Vanguardia'. Venía a advertir Ónega que, si la Familia Real se desvía de su función, cundirá la desafección. Entre líneas y a propósito de la amnistía por el 1-O, el veterano periodista analizaba la derivada catalana y pedía que “Catalunya 'amnistíe' a Su Majestad como gesto de buena voluntad”.
A Leonor no le espera un camino de rosas, y no solo por el conflicto político o el modelo territorial. También por los jóvenes de su propia generación, a los que tendrá que convencer. Ahí está su Tourmalet.
Algunos analistas apuntan que, conforme pase el tiempo, las críticas podrían arreciar si más generaciones pierden la referencia de legitimidad que le da a la Monarquía española su conexión con la Transición. Le corresponde a Leonor reconectar con las sensibilidades sociales de estos nuevos tiempos en los que el mayor peligro para la realeza está en los móviles.