La noticia taurina de la tarde estaba en Huesca y la segunda corrida de su Feria de la Albahaca, con la festividad de San Lorenzo, patrón de la ciudad como eje.
Y es que, después de un mes justo de su última tarde (Pamplona, Feria de San Fermín, 11 de julio) volvía a los ruedos Morante de la Puebla. Una ausencia provocada por una lesión en la mano en la plaza portuguesa de Vilafranca de Xira de la que reapareció- precipitadamente- en la referida tarde sanferminera y de la que se resintió ya durante el festejo.
Un mes en el que por el camino se han quedado sin ver al genio de La Puebla en plazas y ferias del nivel de, entre otras, Valencia, Santander o El Puerto de Santa María. Unas ausencias que han coincidido en el tiempo con la otra máxima figura, el peruano Roca Rey, con la correspondiente repercusión en la taquilla de las plazas afectadas. Y en la mismísima salud, no solo financiera, de la temporada taurina.
No hubo triunfo, pero todos celebran el regreso de Morante
Huesca en fiestas, pañuelos verdes al cuello de sus gente, y, a plaza llena no, lo siguiente, a las 18.30 horas arrancó el paseillo, con Joselito Adame y Ginés Marín y el propio Morante, con sus respectivas cuadrillas. En los chiqueros, seis toros de Antonio Bañuelos, "los toros del frío" pues pastan en tierras burgalesas con temperaturas bajo cero llegado el invierno.
Citar que hasta Huesca llegó Morante junto a Pedro J. Marqués (más que un apoderado al uso) en avioneta, medio de transporte que utilizará para afrontar los inmediatos y seguidos compromisos que le llevarán de punta a punta de la geografía taurina española. No es, por supuesto, la primera vez que un torero se vale de la avioneta para afrontar viajar, casos de Manuel Benítez El Cordobés, en los años 60 o, dos décadas después, Jesulín de Ubrique.
Con delicadeza saludó a la verónica Morante al primero, que ya de salida embistió -un decir- andando. Y en ello siguió llegados al último tercio. Morante dibujó un trincherazo etéreo y un cambio de mano primoroso, apenas dos fulgores , pues el de Bañuelos no daba para más.
Tras la merienda de rigor salió el cuarto al que Morante recibió con largas a una mano y un manojo de acompasadas verónicas. El tercio de varas fue un visto y no visto. Brindó Morante a Javier Tebas -cá uno es cá uno- y el inicio de faena tuvo torería a raudales. La misma que los redondos y los naturales que el toro tomaba porque no tenía otra. Morante se inventó una faena que fue a más , siempre bien colocado en el cite, ceñido, salpicada de detalles y con una tanda final a pies juntos que fue pura delicia. Iba para oreja pero la estocada defectuosa lo dejó en ovación.
No hubo triunfo, los toros no lo propiciaron, pero la afición - y las empresas- celebran que Morante ha vuelto.
Entrega total de Joselito Adame, que el sábado repite
Joselito Adame es torero con vitola de figura en su México natal y en los ruedos españoles ha dejado constancia de sus méritos, aunque le cuesta entrar en los carteles. En Huesca lo hizo por méritos propios como triunfador de la Feria de 2022 y de su variado y amplio repertorio capotero dejó constancia en el primero de su lote en el quite por chicuelinas rematado con serpentina. Con autoridad se dobló por bajo en el inicio de faena y, al calor ambiental y emocional de los tendidos de sol, ligó series por los dos pitones -mejor cuando lo fueron en redondo - que tuvieron mérito dadas las condiciones del toro, sin entrega alguna. Una formidable estocada entrando por derecho y dos orejas, excesivas tal vez, pero viva la alegría.
El quinto mostró, de salida, mejor comportamiento que los anteriores y lucido resultó el quite de Adame por zapopinas. Inicio de faena por estatuarios... y toro al suelo. El mexicano se fue a los medios y desde allí, muleta en la derecha, llamó al toro que, aunque no sobrado de fuerzas, acudió con prontitud ligando un par de series de buen trazo. Subió el nivel en los naturales, humillada la embestida, temple y largura en los muletazos.
Se puso de rodillas, resultó arrollado y los pitones pasaron sobre su cabeza dejando huella de rasguños y sangre. Entrega total de Adame, también al irse tras la espada y otras dos orejas de mucho mérito. Mañana, vía sustitución de Cayetano, repite.
Ginés Marín, junto a Adame, salieron a hombros
Ginés Marín es torero de corte clásico pero, donde fueres haz lo que vieres, inició la faena al tercero hincado de rodillas. Ya de pie toreó con templanza y a media altura a un toro que, como los anteriores, tampoco era un dechado de bravura que digamos.
La espada cayó baja pero como fue de rápido efecto allá penas y oreja al canto.
Salió el sexto a los sones del Himno de San Lorenzo acompañado por las palmas del público y tras el paso por el caballo el quite de.Ginés Marín dejó tres verónicas y una media con sabor.
Como también lo tuvieron los redondos y un cambio de mano. Facilidad, temple, reposo, también con la mano izquierda. Una faena que se podría resumir en dos palabras : toreo bueno. Estoconazo y dos orejas.
A hombros se llevaron a Adame y Marín y Morante salió andando pero ahí quedó la huella de su toreo.
La avioneta espera.